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El artista y la modelo

Drama Verano de 1943. En un lugar de la Francia ocupada, no lejos de la frontera española, vive retirado un viejo y famoso escultor que se siente hastiado de la vida y de la locura de los hombres. Ya nada es capaz de animarle, de servirle de estímulo. Sin embargo, con la llegada de Mercé, una joven española que se ha fugado de un campo de refugiados y que le servirá de musa, renace en él el deseo de volver a trabajar y esculpir su última obra. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 41
Críticas ordenadas por utilidad
1 de octubre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El conocido director Fernando Trueba se presenta a competición oficial en el festival de San Sebastián con una nueva obra, El artista y la modelo. Para su nueva incursión cinematográfica Trueba nos sitúa en la frontera francesa en los años posteriores a la guerra civil.

Desde el principio de la escena transitamos por un bosque dónde una cámara ávida, en un puro blanco y negro, enfoca un objeto que destaca por su belleza. Desde ahí la película narra el deseo de un hombre, en el crepúsculo de su vida, por rescatar la belleza en toda su esencia. El pintor, espléndidamente interpretado por Jean Rochefort, aceptará el reto, que se le ofrenda de forma inesperada, de realizar esa obra perfecta, que todo artista desea. En un juego entre lo corpóreo y lo etéreo, entre el compromiso y el arte aprovechará la oportunidad que se le brinda, tener bajo su mando el momento de mayor plenitud de otro ser humano, que llega en todo su esplendor, para tratar de inmortalizarlo y devolverle el placer por saborear la vida y sentirla en plenitud.
marai
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12 de octubre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Trueba ha demostrado en numerosas ocasiones que sabe crear y rodar historias, y en El artista y la modelo vuelve a hacerlo, pero quedándose a medio camino. Si hablamos de entorno, de estética, de arte, todo perfecto, pero es a la hora de entrar a la historia cuando empieza a cojear. Jean Rochefort hace un trabajo espléndido, no así Aida Folch, que renquea ligeramente, y hace de sus posados imágenes falsas o poco auténticas. Precisamente su "falsedad" choca con la pasión que Rochefort pone al personaje del escultor, pasión que poco a poco se va apagando, a medida que recupera su inspiración antaño perdida. Contar con alguien como Claudia Cardinale y no aprovecharla al máximo, también tiene delito, pero se entiende en cierto modo cuando en la historia se deja de lado a la musa para dejar hueco a esa inspiración de la que hemos hablado. No mucho he de decir del papel de Chus Lampreave, que introduce el punto cómico en la escena, y da cierto impulso a la narración, que de otro modo podría hacerse algo más pesada o lenta.
Trueba además mete alguna que otra subtrama que hace perder fuerza al tema central de la película, que es la relación entre el artista y la modelo que, de otra forma, le hubiera hecho ganar puntos. Además, cae en ciertos tópicos* que parecen sacados de una novela barata.
Pero finalmente me quedo con que Trueba construye una historia bonita y bastante lírica que saca alguna sonrisa y bastante tristeza al espectador.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kosti
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22 de octubre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me quedo con la frase de las dos razones por la que explica el artista que existe un Dios. El cuerpo de la mujer y el aceite de oliva. En la peli, se ve y mucho lo primero. Exquisitamente, de cerca, de lejos, en sombras, y todo ello lo va plasmando en su obra el artista. Muy buena interpretación de Jean Rochefort totalmente metido en su papel y espléndida Aida Folch, que posa y deja que el artista y la cámara se recreen con su cuerpo de mujer. Deliciosa película de Trueba lejos de todos esos títulos vacíos y comerciales que inundan nuestros cines.
bertbrown
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23 de octubre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva cinta de Fernando Trueba es una interesante reflexión sobre el poder de la belleza y el arte como modo de buscar la verdad, como evasión de un mundo ingrato, como éxtasis de los sentidos, como manera de dar sentido a la vida. Con un blanco y negro que transporta a la época en la que está ambientada, la historia no cuenta nada nuevo con un anciano que vuelve a la vida con la llegada de una bella joven, pero eso no importa.

Trueba se deja de manierismos y firma una película sobria, en la que el sonido fluye sin naturalidad, sin subrayados musicales (la banda sonora no suena hasta el final), en la que somos testigos de la relación que se establece entre un apático artista de vuelta de todo y una chica poco culta e impulsiva. De cómo tras años retirado del trabajo, los bellos rasgos de la muchacha le harán recuperar el entusiasmo de modelo de cara a tratar de captar la verdad, de crear algo perdurable a través del desnudo femenino, como hicieron los griegos clásicos. Esa relación se verá puesta a prueba con la llegada del mundo exterior (un refugiado herido, un militar nazi), que sigue su discurrir fuera de las cuatro paredes del estudio.

Aparte de la buen mano de Trueba en la puesta en escena y la dirección hay que destacar la buena labor de su pareja protagonista, el siempre efectivo Jean Rochefort y la bella Aida Folch, a la que descubrí hace años en el corto "Amar" y que me ha conquistado en esta película, tanto por su precioso cuerpo de mujer real como por su actuación. Ambos no hablan mucho y tampoco se preguntan mucho de su vida pasada, pero en todo momento se intuyen muchas cosas de ellos solo con sus actos y sus miradas. Tampoco quiero olvidarme de la veteranas Claudia Cardinale y Chus Lampreave, como esposa y sirvienta del artista respectivamente, que defienden unos papeles algo más breves de lo que habría sido deseable.

Una buena película, de las que te dejan pensando una vez han acabado, de las que te dejan con ganas de volver a verlas.
travis braddock
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24 de noviembre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tres eran las elegidas para representar a España en los Oscar, ‘Blancanieves’ de Pablo Berger, ‘Grupo 7&#8242; de la que ya hablamos anteriormente, y ‘El artista y la modelo’ de Fernando Trueba que aunque fue finalmente descartada, había recibido buenas críticas en general. Después de verla tengo la sensación de que posiblemente hemos descartado una buena película pero muy lenta, sin acción, diametralmente opuesta al estilo hollywoodiense.

La película nos presenta a un escultor retirado y que apenas encuentra alicientes a su existencia tras una vida presumiblemente plena. Sin embargo, con la llegada de una joven renacerá en él el deseo de hacer su última obra. Esta joven será la musa y fuente de inspiración del artista. Cronológicamente nos sitúa en un lugar de la Francia ocupada en el verano de 1943. El papel del escultor está interpretado de manera notable por Jean Rochefort y la musa será la joven Aida Folch quien nos sorprenderá convirtiendo el desnudo en algo natural y sensual. El resto del reparto lo completan ni más ni menos que Claudia Cardinale y una Chus Lampreave que chapurrea francés de una manera que puede rozar la vergüenza ajena.

Técnicamente la película está muy bien rodada se nota la experiencia de Fernando Trueba, y aunque nos gustan muchos planos que parecen fotografías, nos demuestre su manejo de la luz pese a ser en blanco y negro, y nos quedemos escuchando el sonido ambiente afirmándonos que se puede rodar una película y no tener banda sonora, no consigue quitarnos esa sensación de lentitud, sopor y finalmente imperioso deseo de que pase algo.

Aunque la película como decíamos puede ser técnicamente una obra de arte y me aparece acertado el rodaje en blanco y negro para la misma, que tanto se lleva actualmente gracias a ‘The Artist’, podemos concluir que ‘El artista y la modelo’ es una película que no gustará al público en general porque se hace reiterativa y en varios momentos, aburrida, lenta o pesada, aunque desprenda arte por todos los costados. Quizás sea el momento de pisar el freno, detenerse y observar, sobre todo observar tranquilamente, sin prisas ni tiempo, las cosas pequeñas y las cosas grandes, el agua del río, la forma de una rama, cualquier cosa, observar.

Más información: http://www.zinefilos.com/estrenos/critica-el-artista-y-la-modelo
CeLSuM
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