The Way Back

No llega a ser la típica película deportiva de superación, si no se centra más en el problema del alcoholismo en una persona que se ha refugiado en la bebida para olvidar la muerte trágica de su hijo pequeño y la separación con su pareja.

Ben Affleck con semblante serio y muy abatido interpreta bastante bien el papel, (recordemos que también él tuvo muchos problemas con el alcohol en su vida real), aquí es Jack Cunningham un trabajador de la construcción que a las tardes acaba en un bar bebiendo sin control hasta terminar borracho, en su día fue conocido por jugar bien al baloncesto y el colegio en el que estudió le ofrece entrenar al equipo, una gran oportunidad para cambiar su vida...

El personaje lo retrata muy bien Gavin O´Connor que ya dirigió a Affleck en su anterior película "El contable", y que tiene en su haber dos películas también centradas en el mundo del deporte que son "El milagro" y "Warrior". El guion también está escrito por el, junto a Brad Ingelsby conocido por escribir dos interesantes films que son "Una noche para sobrevivir" y "La ley del más fuerte". Destacar también mucho la música de Rob Simonsen.

La producción es de Warner y el fin de semana de su estreno en Usa, el país entro en estado de alarma por la pandemia del coronavirus y los cines cerraron, algo que provoco su fracaso total en taquilla, vendiéndose rápidamente a las plataformas para paliar los daños causados.

La estructura del film ya es conocida, pero depara sorpresas, ya que se inclina más por el drama personal que sufre el protagonista que por el equipo al que entrena, quedando este en segundo plano, algo no ocurre en films de temática parecida. Esto hace que la redención de Jack y el triunfo en forma de un partido final glorioso para todos sea lo que todos esperamos y puede ser que nos provoque un sentimiento agridulce su final..
Destino Arrakis.com

Ya tenemos en cines la última película de Ben Affleck, al que todos tenemos un gran cariño. En esta ocasión da vida a un borracho, papel para el que está muy cualificado, sobrecualificado incluso, ya que lo tiene bien entrenado en la vida real. Se le ve a gusto, domina el medio y su actuación es plenamente convincente, lo mejor de la película.

El Ben Affleck de esta película es tan borracho que se lleva las birras a la ducha. Aparentemente no puede dejar de beber. El caso es que con el ritmo que lleva es un milagro que conserve su trabajo. También conserva la simpatía de su hermana y sobrinos y poco más. La mujer le dejó y lo lleva mal, ¿quizás ese es el motivo de su adicción? ¿o es al revés, su adicción provocó el abandono? Es uno de los misterios de la película.

Para dotar de metáforas y paralelismos a la película, un cura contrata a Ben Affleck como entrenador del equipo de baloncesto de su antiguo instituto (católico). Le contrata porque Ben Affleck fue a su vez una estrella del baloncesto estudiantil en sus años jóvenes, no porque sea un borracho, cosa que todo la ciudad sabe menos, milagrosamente, el cura, ni porque haya entrenado en su vida, ni siquiera ha hecho un cursillo en Coursera. El equipo por supuesto es una ruina, pero como buena película de deportes pasan de perder todos los partidos de 40 puntos mínimo a ser el coco de la liguilla, todo para que el bueno de Ben Affleck deje de frecuentar el bar. Que ojo al dato, el bar tiene un tipo, no sabemos si en plantilla o qué, que lleva a Ben Affleck a la puerta su casa (la de Ben, no la del tipo) todas las noches. Anda que no me vendría bien eso a mí. No sé por qué alguien querría dejar de ir a un bar así pero bueno, la película se plantea así: bar malo, basket bueno.

La parte de la adicción está mejor llevada que la del basket y he leído por ahí que con este argumento la película de referencia es “Hoosiers” que no he visto, pero casualidades del destino, veré mañana en el cine Phenomena que está dando un ciclo de Gene Hackman. Espero veros allí también.

Por último, me quedo con el momento en que Ben Affleck cuela como quien no quiere la cosa la expresión “me too” en un diálogo. Llámenme peliculero pero esta es la respuesta a que su hermano Casey colara “not all men” en su película del año pasado, “La luz de mi vida”. Seguro que tienen una apuesta o algo.

Gustará a: fabricantes de cerveza, jugadores tímidos, escuelas católicas
No gustará a: entrenadores de baloncesto, ex-esposas, propietarios de lanchas

Lo que empieza como un moderado drama sobre el alcoholismo se va endureciendo con el paso de los minutos a base de introducir nuevas revelaciones, a cada cual más trágica, que acaban provocando una desazón y un malestar anímico del que cuesta recuperarse.

Para transmitir esta aciaga sensación han hecho uso de un guión bastante genérico de pérdida y superación, con un deporte de por medio como catalizador, de un consagrado director que sabe hacer su trabajo y sobre todo de un inspirado Ben Affleck en uno de los papeles más trabajados y mejor ejecutados de su carrera.

Cabe decir que ni siquiera los escasos momentos luminosos que asoman la cabeza durante la película, compensan la tristeza y la decadencia que empapan este dramón que no os recomendamos si habéis tenido un mal día o queréis alegraros un poco la vida.

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La vida es lo que nos pasa mientras hacemos planes, dijo John Lenon y por mucho que queramos, ésta se empeña en tirar muchos de ellos por tierra con su habitual deje irónico, en el mejor de los casos.

El film muestra algunos de esos planes frustrados que han sido arrasados sarcásticamente por un destino cruel, que lamentablemente muchas personas han debido sufrir.

En este caso Ben Affleck interpreta con maestría un papel que muestra a un individuo destrozado que teme salir del pozo, que sólo piensa en olvidar quién es y en no recordarlo nunca más. Un papel que transmite, que emociona, que es positivo y que, esperemos, confirme el cambio que vislumbraban papeles anteriores, en una metamorfosis que deje atrás a cara plana y alumbre la evolución esperada.

Y es que la anestesia, en el celuloide o en la vida real, se atenúa al sentir utilidad en uno mismo, en un film, bien dirigido por O'connor, que muestra que en ocasiones las respuestas llegan cuando ya nadie las espera, en forma de Hispanocubanas de bandera.

Abreviando, un drama sobrecogedor, que demuestra que el esfuerzo, la perseverancia, las oportunidades aprovechadas y la valentía, pueden reorientar el rumbo de aquellos que sólo vieron salida esperando el final sentados en la barra de un bar.

"-¿Qué porcentaje de lanzamientos acertados tiene Markus?
- Un 26%.
- Markus, ¿sabes porqué los contrarios te dejan espacios para tirar? Porque no creen que llegues al océano desde la playa".

Intimista (quizás demasiado) historia de pérdida trágica familiar, caída en desgracia por autoabandono y lucha diaria por sobrevivirse a sí mismo sin saber qué camino tomar en su vida, si el de la redención o el de la autodestrucción total e irreversible.
Gavin O'Connor nos ofrece una cinta dura, inclemente, áspera, pero con la esperanza en lontananza, sabiendo que la vida no dejará de darnos golpes sin cesar.
Hay dos apartados complementarios en la película, una, la de la historia personal que arrastra el protagonista desde hace algo más de un año, y otra la deportiva, donde a través del entrenamiento de baloncesto, logra crear esperanza, espíritu de lucha y dignidad a un grupo se muchachos que antes de hacer cargo de ellos eran puros perdedores.
La película no se casa con nadie y muestra de forma creíble los demonios personales de una persona normal, trabajadora, que no logra canalizar ni expresar a los demás su interno dolor. Así se va distanciando de su familia, amigos y ex-mujer, teniendo su único consuelo en las cervezas que se bebe sin cesar y en los entrenamientos con los chavales.
Ben Affleck logra una sólida interpretación, contenida, mostrando claramente su dolor y desesperación interna.
Quizás le falte al film un poco de luz, pero como el argumento es muy dramático, le va bien. Así como la música de Rob Simonsen, tenue, atemperada.
En mi opinión, una buena película que hay que verla con tranquilidad, sin prisas.

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