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El pueblo de los malditos

Terror Inexplicablemente, los habitantes de un apacible pueblo pierden el conocimiento durante unas horas. Poco después se produce otro extraño e inquietante fenómeno que parece estar relacionado con aquel desmayo: muchas mujeres del pueblo descubren que están encintas. Agentes del gobierno supervisan estos embarazos para investigar si existe o no tal relación. Cuando las madres dan a luz, resulta que curiosamente todos los recién nacidos son ... [+]
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Críticas 34
Críticas ordenadas por utilidad
22 de mayo de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El pueblo de los malditos es todo un “clásico” del cine de terror o de suspense. Añado lo de clásico, no por el hecho de que la peli tenga ya sus añitos, con esto me refiero a que en su momento creo tendencias a seguir dentro del género. Una película no la hace ni buena ni mala los años que hayan transcurrido desde su estreno, ni mucho menos. Pero si que se nota que ciertas películas dejan una herencia o secuela durante años y saben envejecer mejor que otras.

Puede que los pocos efectos especiales con los que cuenta la película, como la mirada de los niños "malditos" queden un poco desfasados, eso ya lo sé. Incluso algunos podrían denominarlos como ridículos. Tampoco exageremos. Pero lo cierto es que hoy en día nos tienen acostumbrados a que para dar miedo tiene que haber litros y litros de sangre y toneladas de efectos especiales. En este film no encontrareis ni lo uno ni lo otro. Aquí el suspense se consigue con métodos más artesanales y eficaces como un buen argumento y actores capaces para sacar el proyecto adelante. Y a día de hoy la cosa sigue funcionando, pues a pesar de los más de cincuenta años transcurridos desde su estreno, la película sigue manteniendo de forma intacta cierto suspense en muchas partes de ella.

En mi opinión, la frialdad que transmiten los niños es el secreto de la misma. A mi si me mira de esa manera un niño tan rubito y tan extraño, con esa voz tan pausada y directa me acongojaría, por decirlo de modo fino. Me daría más pavor que se me pusiera enfrente un chavalín de estos, más que si lo hiciera el mismísimo diablo disfrazado de hombre del saco.

Como nota curiosa para cinéfilos, a los que siempre les interesan estos detalles, contaré que el pelo de los niños como es de suponer, es en realidad una peluca. Vamos, que los chicos del casting no se trasladaron a Suecia buscando niñitos con cara angelical extremadamente rubios casi albinos. Además a la peluca se le añadió un relleno o postizo para dar la impresión de que tales querubines tenían la cabeza anormalmente grande. Una monada de críos.
Posddata
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31 de agosto de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El pueblo de los malditos de Wolf Rilla es una cinta de terror de serie B sobre unos habitantes de un pueblo que se desmayan a la vez y cuando vuelven en sí, todas las mujeres en edad de gestación están embarazadas. Dirigida con un ritmo dinámico y con un estilo basado en el miedo a lo desconocido y la intriga, es una obra admirable para ser de bajo presupuesto y de gran calidad cinematográfica, captando la total atención del espectador con una trama de lo más inquietante. Realizada de modo competente tiene un resultado sobrecogedor que merece la pena ser descubierto por los seguidores del género.
La fotografía en blanco y negro es impoluta y evocadora en un buen trabajo que está repleto de matices. La música es bella y melódica además de muy acertada al emplear sonidos misteriosos por un lado y turbadores por el otro. Los planos y movimientos de cámara son empleados de manera pertinente para incrementar la atención del público o desviarla mediante el uso de primeros planos, avanti y el retroceso que mantienen al espectador totalmente absorto. Destaca también unos efectos visuales inesperados y sensacionales para su presupuesto y momento del rodaje.
Las actuaciones son eficientes. Como protagonista George Sanders está intachable en su labor siendo la imagen más conocida del film para tener algo de tirón comercial, siendo competentes los acompañamientos de Barbara Shelley, Martin Stephens y Michael Gwynne entre otros. La dirección artística emplea para estos unos vestuarios y caracterizaciones elegantes y alusivos según la profesión de los habitantes e impecable en el caso de los "niños", para desconcertar más si cabe al público.
El guion, escrito por el director junto con Stirling Silliphant y George Barclay, está basado en la novela de John Wyndham y es absorbente al narrar una historia penetrante y escalofriante desde el principio hasta el final, además es misteriosa e inaudita al no saberse exactamente la causa que provoca el extraño suceso. Esto se lleva a cabo con una narrativa enigmática y educada que insinúa con tono sombrío los posibles origines de unos niños superdotados pero maléficos.
En conclusión, la considero una obra esencial en el cine de serie B, por atrapar al público con una trama inesperadamente turbadora y que está llevada a cabo con mucho acierto y profesionalidad. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, efectos visuales, vestuarios, caracterizaciones y narrativa que hacen de El pueblo de los malditos, un film notable y digno de visión por los cinéfilos amantes del terror, los extraterrestres y los sucesos inexplicables.
Elcinederamon
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7 de noviembre de 2010
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque la imagen sea más famosa la del remake de 1995, esta es la original, y es más fiel a la novela.

No está nada mal. Te deja con la intriga de ver qué pasa, qué ha pasado y cómo se desarrolla la trama, a una velocidad vertiginosa, que gracias a eso no se hace ni pesada ni monótona.

Según he visto está catalogada como Serie B, supongo que por el presupuesto, pero vaya, no lo parece.

Es recomendable para remomerar esta clase de películas, donde el terror del tener el enemigo en casa está palpante.
edugrn
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26 de noviembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estupendo clásico de serie B y del cine fantástico basado en la inquietante novela de John Wyndham “Los cucos de Midwich”, y llevado magistralmente a la gran pantalla por Wolf Rilla.

Lo mejor para disfrutar plenamente de la cinta es no saber nada de ella previamente. La experiencia en la que nos sumerge Rilla es, desde el primer minuto, de una virtuosa puesta en escena y un envidiable sentido de la intriga, manteniendo enganchado al espectador en todo momento con el misterio del pequeño pueblo en el que los extraños sucesos tienen lugar. La fotografía en blanco y negro ayuda también en buena manera a fomentar esa sensación de inquietud que destila la cinta en todo su metraje, aunque llegue a flojear en algún momento hacia el final.

Rilla elabora la historia de forma meticulosa, con una investigación sólida por parte de los protagonistas para intentar dar explicación a los hechos sobrenaturales que sufre el pueblo desde el primer momento y el fruto de ello: el nacimiento y el crecimiento exponencial mental y físico de unos extraños niños albinos que esconden el objetivo que les motiva y mantienen a la población subyugada.

La indudable calidad de la película y su conversión en clásico instantáneo llevaría al inevitable remake, realizado en 1995 por John Carpenter con Christopher Reeve como protagonista, cuyos resultado no puedo opinar por no haberla visto todavía, pero dudo que iguale la fuerza de la intriga y la cohesión narrativa del filme de Rilla.

Muy recomendable.
Richy
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3 de junio de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
154/03(02/06/20) Sugerente film de terror serie B que hay que ver en su contexto temporal para entenderlo (sobre todo arcaicos efectos visuales en el brillo demoniaco de los ojos de los chavalines y en la explosión e incendio de una casa que canta es una maqueta), dirigida por el anglo-alemán Wolf Rilla, basándose en la novela “The Midwich Cuckoos” (1957) de John Wyndham, en una ágil historia de apenas 77 minutos. Una exitosa producción británica que con gran originalidad maneja el miedo psicológico, ello en un increscendo lleno de giros inesperados, ahondando en los miedos más primarios del ser humano, el temor a lo desconocido, el pánico a lo que creíamos cercano y enternecedor como es el embarazo y los niños. Película sin grandes impactos, sin golpes de efecto, todo sucede de modo claro, con el protagonismo de estos niños rubios platino que siempre van de cara. Produciéndose un debate sobre si es mejor estudiar lo que no conocemos y aprender de ello, o acabar con esto por prevención a ello. El temor se basa nuclearmente en la creación de un estado de ánimo de paranoia latente, gracias a unos púberes que no muestran sentimiento alguno, fríos, vengativos, muy inteligentes, precoces en todo, teniendo el Don de poder entrar en la mente de la gente, lo cual provoca recelo en todos. Es un film donde lo que prima es inducir al espectador a incomodarlo, pero donde los personajes resultan muy planos, meros arquetipos con los que no se puede empatizar, unidimensionales, con lo que anula la posibilidad de que me importe lo que les pase a unos o a otros. Con un presupuesto de menos de $ 300,000, la cinta recaudó más de $ 1.5 millones solo en los Estados Unidos y Canadá. Le siguió una secuela, Children of the Damned (1964), al igual que una nueva versión, también llamada Village of the Damned (1995). Su éxito provocó películas de niños poseídos como villanos, incluyendo THE OMEN y THE BOYS FROM BRASIL. Los españoles también tuvieron su particular “Pueblo de ñlos malditos” en una obra de Narciso Ibáñez Serrador, “”Quien puede matar a un niño?”, con muchas similitudes con la referida.

Ello en un relato con varias sublecturas inherentes, donde se puede entender se nos habla de la grieta generacional que provocan las décadas de diferencia, lo complicado de las relaciones padres-hijos. Pero sobre todo se puede entender en clave Guerra Fría, y estos niños representan una amenaza exterior, seres que funciona de modo comunal, grupos cerrados donde todos actúan igual, sin fisuras, reflejo de la amenaza comunista que quiere entrar en los cerebros occidentales para lavárselos, seres sin sentimientos que quieren conquistarnos.

Tiene un arranque desconcertante que hace te atrape en sus redes. En un pueblo inglés, Midwich, una mañana todos los lugareños y animales se desmayan, quedando inconscientes varias horas. Todo el que se acerca a Midwich también es preso de un vahído, y el ejército acordona la zona. De buenas a primeras todos se despiertan de su letargo como si nada hubiera pasado. Este misterio genera interés en el espectador, pero esta sensación será atomizada cuando nos enteramos que todas las mujeres en edad fértil están embarazadas, creando escenas del todo tipo, desde alegría en aquellas parejas que deseaban procrear, rabia e ira en las parejas que no habían tenido sexo, o pavor en chicas que dicen ser vírgenes. Los fetos se desarrollan a un ritmo anormalmente rápido y todas las mujeres dan a luz el mismo día. Todos los recién nacidos tienen una sorprendente similitud en apariencia. Todos tienen el pelo muy rubio y tez pálida con uñas de aspecto extraño y ojos vacíos. Pequeños con una personalidad asentimental, con una gran sensación comunal entre ellos.

La fundamental aquí es hacer de los malos a unos niños, algo nunca visto, seres inocentes, traviesos, tiernos, aquí son los villanos, los que provocan el terror con su comportamiento, arraigado de modo fascinante en una imagen icónica de estos, con su cabello blanco (es en realidad una peluca, a la que se añadió relleno para dar impresión tenían la cabeza anormalmente grande), ese corte de pelo, la vestimenta, y con esas secuencias perturbadoras de cómo se unen para mirar con sus ojos brillantes a alguien del que vengarse, derivando en el espectador inquietud.

El director muy bien sus parcos medios para proyectar un clima de desconfianza, ello con constantes elipsis, con un ritmo trepidante, yendo al grano en todo momento, sin querer desviarse a las personalidades de los protagonistas, seres de una nota, definidos en apenas una frase o un gesto. Con alguna reflexión sobre como afrontamos lo que no sabemos definir. Ello en un metraje donde los primeros planos a los niños resultan zozobrantes en su gelidez. Todo ello en un crescendo dramático que desemboca en un clímax épico de batalla mental, que realmente deja un substrato de pesimismo. Rilla no se adentra en dar respuesta alguna a lo que sucede, es así y punto. Se dan un par de teorías, una sobre que a lo mejor los embarazos son fruto de un influjo del espacio exterior (¿?), o la hipótesis del doctor Zellaby, que estos hechos sean los primeros pasos de una mutación de la especie, el surgimiento de un nuevo tipo de inteligencia colectiva, “como la de las abejas o las hormigas”

No se adentran en algo tan turbio como es el embarazo colectivo de mujeres que no han tenido sexo. No se ahonda en los problemas morales de esto, y mucho menos en la irreverencia de estar emparentado con el catolicismo y su Dogma de Fe de que eso mismo le ocurrió a la Virgen María, se pasa de lado por esto, yendo al grano, sin nada en los márgenes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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