Pasajero oculto

Y continuo sin entender como una actriz de la talla de Chlöe Grace Moretz sigue protagonizando truños verdaderamente lamentables como éste engendro.
Y ya no es que me remita a la propaganda feminista de "marras" tan burda y directa, sino el propio argumento y la falta de coherencia que raya lo cómico.
Hay escenas que son dignas de las surreales películas como "Agárralo como puedas" o "Aterriza como puedas", os lo juro. Ver spoiler.
Ignoro lo que le habrá pasado por la cabeza a ésta chica para elegir papeles últimamente en producciones tan bochornosas, igual está intentando dedicarse a realizar films raros y de medio pelo para que alguna sea una sorpresa y éxito de culto sin que sea una superproducción, por ahora no ha dado con la tecla necesaria.
Esa mítica imagen "pulp" que le intentan dar, no es suficiente para subir siquiera medio punto de lo mala que es.
Lo mejor: La actuación de Chlöe y los efectos solo del "bichejo", que no están mal.
Lo peor: Todo lo demás, empezando por el guión.

La peli es lo que es, una auténtica locura, absurda, irreal y fantástica en la que sueltas varias carcajadas de las flipaduras que se inventan. Y si te la tomas así, como algo que no pretende ser serio, es super entretenida. Recuerda muchísimo a la serie B de los 80. Yo me lo pasé bomba viéndola. Respecto a las críticas de Mary Sue, feminismo, adoctrinamiento... Sinceramente no veo diferencias entre esta y pelis como Comando y similares que nunca han recibido críticas similares. De la misma forma que no me creo las absurdeces de las pelis de acción de los 80, no me tomo en serio lo que se muestra en esta, pero eso no me impide disfrutar de ambas.

A veces hay actores y actrices a los que se les ofrece un papel en una película para su lucimiento. No importa el guión, el reparto, las localizaciones o incluso la coherencia. Todo esto se deja de lado para lucir a la protagonista, como ese el caso de Chloë Grace Moretz. Mucho primer plano, diálogo hecho a medida (eh que soy la prota) y escenas para lucirse.
El problema de esto, es que llega un momento que da risa (por no decir vergüenza ajena y bochorno). Porque el argumento de esta película mezcla de todo un poco, y a lo loco, y al final no sabes por donde cogerla. Y el final…ay!

No puedo hacer una crítica sin spoilear…

Varios días después de ver “Pasajero oculto” sigo sin tener claro si el trastorno que padece se puede calificar de personalidad múltiple o si directamente hay que pensar en ella como una película esquizofrénica, una película que mezcla toda clase de géneros y salta entre ellos sin pudor y, lo que es peor, sin criterio. Lo único que parece claro es que pide a gritos que no la tomes en serio, que te sumerjas en su caos y que disfrutes. Para ser honestos, yo sólo he sido capaz de lo primero, no tomarla en serio, para lo cual la película da toda clase de facilidades, antes de mandarla a paseo.

Adentrándonos en su caótica propuesta, “Pasajero oculto” se podría considerar como un episodio largo de series de misterio/terror como “La zona oculta” o “Historias para no dormir”. Y, a decir verdad, la propuesta no es mala: una misión nocturna en un bombardero B-17 que se adentra en la inmensidad del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial y en la que empiezan a suceder cosas misteriosas más aterradoras que los combates con los japoneses. No suena mal, pero la directora neozelandesa Roseanne Liang o su equipo técnico cometen dos errores garrafales (aunque vistas las reseñas tan favorables es posible que nadie se lo comente). El primero, de índole estructural, es una secuencia de créditos inicial de con referencias a leyendas urbanas que constituye un gigantesco spoiler que se carga gran parte de la sorpresa en torno a la cual gira la película. El segundo ya es menos perdonable: gran parte del desarrollo de la película es un calco de un miniepisodio de Halloween de “Los Simpson” cambiando el B-17 por el autobús escolar.

Así las cosas, la película arranca con la mejor y más original idea de toda la producción, llevando a la protagonista a encerrarse en la torreta ventral del avión (uno de los lugares más claustrofóbicos) y ofreciéndonos casi media hora de primer plano de Chloë Grace Moretz y interacciones con el resto de la misteriosa tripulación a través del intercomunicador. Algunos juegos mentales están mejor escenificados que otros y Moretz no está particularmente dotada para echarse tanto peso interpretativo sobre los hombros (sus caras y muecas no tardan en empezar a repetirse), pero el conjunto es impactante. Pero ya sea porque la idea no daba más de sí o porque existía desde el principio la intención de hacer una patochada, “Pasajero oculto” abandona el terror psicológico y se lanza a explorar el género bélico, el género de acción, el drama romántico, la comedia absurda y el de terror con monstruos.

La parte bélica, los combates con aviones japoneses no está mal, pero el resto deja de tener sentido. Me da la sensación de que la idea inicial era convertir “Pasajero oculto” en una película de «chica lucha contra monstruo» con algún toque de humor pero, conscientemente o por incompetencia, abandona toda seriedad y se transforma en un meme continuo, una fantochada propia de serie Z, con Chloë Grace Moretz haciendo de superheroína que lo mismo mata japoneses, que mata bichos; que lo mismo camina por el exterior del avión, que se conoce toda la mecánica del aparato o hace aterrizajes forzosos. Una posible prueba de que la reconversión de película en astracanada no es intencionada, es el barniz ultrafeminista con el que la producción trata de tapar sus miserias. Así, además de todos los enemigos físicos a los que tiene que derrotar SuperMoretz, está la masculinidad tóxica y el racismo que afecta al ochenta por ciento de la tripulación (a todos menos al copiloto de origen indígena), una tripulación abiertamente grosera que parece más una panda de Latin Kings presidiarios a los que cuesta aceptar como creíbles en unos años donde las personas tenían más estudios, más educación y, particularmente los soldados, respeto por el rango.

Y no, no tengo nada con que sea una protagonista la que saque las castañas del fuego a un grupo de machotes, siempre que se haga con sentido. Como en “Alien”. Como en “Capitana Marvel”. Pero esta combinación de chica con pasado de abusos, que pone en su sitio a todos los que se cruzan con ella de una manera estrafalariamente inverosímil me recuerda enormemente al cine de Robert Rodriguez y a su permanente intento de rodear todo de un ambiente jocoso para esconder la mediocridad de la propuesta subyacente. Como si “Pasajero oculto” se hubiese empezado a rodar sin un rumbo claro y, pasada la primera idea afortunada, se hubiese huído hacia la comedia de acción y el humor feminista. Es posible que, analizada más en detalle o por partes, se le puedan encontrar cosas positivas o detalles salvables, pero el conjunto es una aburrida pérdida de tiempo.

Hay ocasiones en las que es imposible comprender a la crítica. Tanto cuando destrozan a una película que no lo merece como cuando elevan a los altares a otras que son... en fin.
Este es el caso de Pasajero oculto, una estrafalaria y hasta podríamos decir esquizofrénica película que mezcla cine bélico e histórico (la protagonista es una piloto de combate en la Segunda Guerra Mundial, perfectamente maquillada y peinada, eso sí, incluso dentro del avión) con algo de las monster movies tipo Alien, con un mensaje feminista, con una vuelta de tuerca "sentimentaloide" en la trama más propia de un culebrón de las cuatro de la tarde, con... Dios sabe cuántas cosas más. Y cómo es posible que la crítica haya alabado esto es algo que escapa a la comprensión.
Es rara, es poco creíble (ya desde el aspecto de Chloë Grace Moretz, como decíamos, a quien no hay quien se crea como aguerrida combatiente, por muy buena actriz que sea), es una mezcla imposible de géneros, y no sabe hacia donde tirar entre tanta cosa rara.
Bastante infumable.