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La muerte de Stalin

Comedia La noche del 2 de marzo de 1953 murió un hombre. Ese hombre es Josef Stalin, dictador, tirano, carnicero y Secretario General de la URSS. Y si juegas tus cartas bien, el puesto ahora puede ser tuyo. Una sátira sobre los días previos al funeral del padre de la nación. Dos jornadas de duras peleas por el poder absoluto a través de manipulaciones, lujurias y traiciones.
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Críticas 55
Críticas ordenadas por utilidad
19 de marzo de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque el planteamiento de la película es muy bueno, el desarrollo humorístico no siempre es satisfactorio, hay escenas geniales y otras que parecen sacadas de guion de telenovela. Sea cómo fuese es una película con un ritmo trepidante y una burla, a veces demasiado soez, a la idea que hay instalada en el imaginario colectivo capitalista sobre los tópicos, la simbología y la disciplina de los regímenes comunistas.
Frank Booth
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19 de agosto de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
271/31(17/08/20) Entretenida aunque irregular farsa en formato comedia negra dirigida por Armando Iannucci y coescrita por él mismo, Fabien Nury, David Schneider, Ian Martin y Peter Fellows, basándose en la novela gráfica francesa de 2010 y 2012 La Mort de Staline, la película describe (de modo libre) la lucha por el poder y consecuentes purgas tras la muerte del líder soviético Joseph Stalin en 1953, contando para ello con un formidable elenco actoral coral donde se caricaturiza a los jerarcas del Kremlin, su ambición, sus miedos, sus dudas, su instinto de supervivencia, entre los que los encarnan están Steve Buscem, Simon Russell Beale, Jeffrey Tambor, Paddy Considine, Jason Isaacs o Michael Palin. Una sátira que ridiculiza la dictadura soviética, a los aduladores del sátrapa, a su hipocresía, a sus puñaladas traperas. Mezclando paranoia, terror, despotismo, luchas de poder, traiciones, venganzas, masacres, juicios sumarísimos, con un desarrollo irregular nos adentramos en las intrigas palaciegas por hacerse con el poder vacante tras el fallecimiento del tirano. Creando un escenario donde el temor al mínimo error o caerle mal (incluso por un chiste inocente) a un superior suponga ser eliminado. Tiene picos de ingenio macabro (el inicio: cuando hay que repetir un concierto de música; como los ministros soviéticos requieren de quorum para llamar a un médico para Stalin moribundo; como se encuentran sin médicos en Moscú por una purga; Stalin en su canto de cisne señalando un cuadro con un cordero al que cada cual da una interpretación más prosaica,...). Posee una ambientación correcta, sin alardes visuales, pero efectiva en su escenificación de los lugares y hechos.

Pero tiene sus taras en cierto desequilibrio de tono en muchos tramos, con personajes que parecen pertenecer a otra película distinta (ejemplo el rol de la hija de Stalin, Svetlana encarnada por Andrea Riseborough o el pasado de vuelta s deus hermano Vasily, al que da vida Rupert Friend), teniendo un rush final donde de pronto viramos a algo demasiado dramático por lo visto anteriormente, esto descoloca y no termina de nivelare el metraje, pareciendo estar hecho a machetazos.

Tiene un incisivo arranque mostrando el clima de terror en la URSS, cuando tras un concierto radiado en directo por la radio, Stalin telefonea a la emisora para felicitarlos por la emisión, y para pedir una grabación, el jefe del programa Andreyev (desaprovechado Paddy Considine). Pero no lo han grabado, el caos y el miedo asola a los responsables, que no tiene otra que volver a repetir el concierto en las mismas condiciones de público, que se marchaba, y teniendo que buscar deprisa y corriendo a otro director de orquesta (que secuestran) ante la indisposición del que la había dirigido, además deben convencer a la pianista para que repita, esto no desea hacerlo para el dictador, pues este mató a su familia, y todo ello bajo un clima de paranoia que te llega en los rostros y comentarios de todos. Para tras esto embarcarnos en un desarrollo trepidante viaje a las entrañas de un régimen poderoso y a la vez ridículo, donde no saben pedir un doctor (quizás porque se han cargado todos los buenos por ser demasiado intelectuales) sin que sea en una asamblea, hasta desembocar el vodevil en la muerte (curioso que con el título del film no se vea la propia muerte).

Los personajes son una piara de cerdos intentando hacerse con la parte del león, carroñeros capaces de parte para sobrevivir y hacerse con el pastel del poder. Nikita Khrushchev como secretario general interino es él más vivo de todos, el más avispado (lo de hacer escribir a su esposa lo que ha dicho mientras estaba ebrio con Stalin, es de traca), él más manipulador, un sutil ambicioso. Encarnado de modo excelso por un arrollador Steve Buscemi, temeroso de los caprichos de Stalin (su gusto por las listas negras); Su contraparte es Lavrentiy Beria, encargado de la jefe de la policía secreta, una víbora gorda que gusta de torturar, violar y matar, pero que sin su benefactor vivo intenta dar otra imagen (hipócrita). Simon Russell Beale le encarna con vis siniestra, teniendo dos grandes momentos cuando pregunta a Molotov que como recuerda a su esposa (condenada a muerte), Molotov habla perrerías de ella (por miedo a no ser tomado por traidor a la patria), tras lo que aparece su esposa que tenía retenida Beria y que ha liberado para tener un aliado. El otro es cuando saca el dosier de todos los ministros donde guarda los secretos inconfesables de cada uno; Vyacheslav Molotov como ministro de Asuntos Exteriores (en realidad esto es falso, pues tras estar en el cargo hasta 1949, lo dejó y volvió al ministerio tras la muerte d Stalin)es visto como un pusilánime patético, teniendo su gran momento en un discurso sobre que votar en una reunión de ministros, dándole la vuelta una y otra vez mezclando las ideas del comunismo y de Stalin, alegato propio de un Monty Python; Jeffrey Tambor está muy bien como Georgy Malenkov, vanidoso (lleva una coqueta faja que intenta ocultar) sucesor de Stalin que se muestra como un títere de Beria; Jason Isaacs da vida al pomposo Mariscal Gueorgui Zhúkov, un guiñol excesivo, con un muestrario infinito de medallas al que solo le falta un bedel junto a él llevando las que le faltan, un lenguaraz y mal hablado arrogante (“Me follé a Alemania. Creo que puedo joder a un bulto de carne con un maldito chaleco (refiriéndose a Beria)", un militarista pendenciero; Rupert Friend como Vasily, el hijo alcohólico de Stalin resulta otro fantoche desfasado, pero al menos tiene una jocosa frase procaz "Ni siquiera eres una persona! Eres un testículo! Estás hecho principalmente de pelo! ”.

Se le puede achacar las muchas libertades que se toman para que la verdad no estropee su argumento, por ejemplo todo lo referente a los muertos de civiles asesinado por el ejército mientras los infelices solo deseaban entrar en Moscú para loa r a su líder Stalin es inventado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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2 de diciembre de 2018
43 de 84 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entiendo que la película sea una sátira política. Entiendo que la película trate de hacer humor con un suceso transcendental como la muerte de Stalin y que trate de ir de comedia negra. Entiendo que la figura de Stalin sea muy autoritaria para nuestros estándares. Pero esta película es sumamente burda y absurda. ¿De verdad alguien se cree que en el funeral de Stalin murieron 1500 personas porque se liaron a tiros contra la población?

La mención al complot de los médicos se magnifica y de repente no había médicos en Moscú. Según los análisis históricos fueron arrestados (de forma muy arbitraria) 11 médicos por un supuesto complot. 11 médicos no hacen a todo el cuerpo médico de la URSS. Y esto es solo un ejemplo, lo demás es un suma y sigue.

Y ojo que la crítica a la URSS y a Stalin es legítima y la sátira también, pero ¿por qué contar mentiras? ¿por qué magnificar sucesos? La película resulta finalmente de un humor burdo y casposo y aunque con un buen reparto, la cinta no llega a funcionar y la manipulación es más que obvia.

Pongamos un ejemplo con la España de Franco. Imaginad que se hace una película sobre la muerte de Franco (ya hubo una, Buen viaje, Excelencia) y en esta película empiezan a contar que los grises mataron a 1500 personas en un día en las calles de Madrid que iban a honrar al dictador. No hace falta ser un completo franquista para darse cuenta de que ese dato sería una falsificación y un dato erróneo.

Lo que quiero decir y por lo que creo que falla esta película. La sátira política no legitima para la falsedad histórica y esta película alimenta el mito de la URSS como un Estado dónde mataban a gente al azar y por deporte y por las cuestiones más estúpidas posibles. ¿De verdad alguien se creen que ejecutasen al personal de servicio tras la muerte de Stalin por ninguna razón? Se podría haber hilado muy fino y haber hecho una sátira maravillosa sobre la sucesión en el poder, pero al final solamente queda un burdo panfleto demonizador.

Deplorable, muy deplorable.
JCR
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12 de marzo de 2018
39 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando a los pocos minutos de comenzar una película observas un rosario de espectadores abandonar la sala, ya sabes lo que te espera sino sigues su camino: un bodrio infumable.
Tras un comienzo prometedor la película es una continua sucesión de gags en torno a los crímenes de Stalin, tales como fusilamientos, asesinatos, torturas, y recreación de autopsias innecesarias, que no solo no hacen gracia, sino que además provocan que tengas que apartar la mirada de la pantalla para evitar el asco que producen.
La caricaturización de los personajes los lleva a una infantilización grotesca que llega al esperpento cuando trata a los hijos de Stalln y la burda referencia hacia la homosexualidad del mariscal Gueorgui Zhúkov además de gratuita es hiriente para todo aquel que conozca algo de historia.
Pero lo peor de todo es que es una comedia que además de aburrida es de un metraje excesivo, lo cual incrementa el tedio del espectador que está ansioso de ver los créditos del final de la película para salir huyendo de la sala y olvidar lo antes posible la mala elección que ha hecho para pasar una tarde de cine.
Sino me creen vayan a verla, Quedan avisados.
Enrique Cerseatu Costa
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8 de marzo de 2018
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producción británica basada en el cómic homónimo, que cuenta con varios actores americanos entre los que destaca un engordado y desatado Steve Buscemi, aunque todo el reparto se muestra hilarante durante esta comedia de enredos que alcanza cotas extremadamente altas de humor negro.

El hecho que da título a la película provoca continuamente, y sin descanso, situaciones muy divertidas y un tanto alocadas, dentro de un oscuro contexto histórico que nos hará sentir culpables cuando nos riamos con varios gags que mezclan las bromas satíricas con las absurdas. Una de las mejores comedias de los últimos años con unos actores en estado de gracia que no requiere haber estudiado los hechos reales en los que se inspira para poder ser disfrutada.

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Cine de Patio
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