Efectos personales

Ashton Kutcher tiene querencia por las maduritas. De eso no hay duda. Maduritas y retocadas por el bótox, sólo hay que ver a su esposa. Aquí se empareja a la que en otra época fue una de las bellezas más impactantes del cine y una de mis debilidades personales, pero hay que reconocer que no está sabiendo envejecer. Pfeiffer vale ya de vaqueritos ajustados, de ponerse el pelo tras la oreja, de mohínes y de bótox, por favor. No estropees el mito. Por lo demás la película parece un film de sobremesa en el que sólo hay desgracias que van cada vez a peor. Sigue la estela, además, de las películas de personajes cruzados y ahí radica una de sus peores bazas: todo ocurre sin motivos aparentes, es demasiado superficial y la casualidad juega un papel demasiado importante. En una ciudad tan grande que siempre se crucen los mismos ya parece coña. Yo no me cruzo con mi vecina nada más que una vez al mes como mucho y vivimos en el mismo bloque, así que siempre se crucen los mismos una vez tras otra pues hombre, no cuela.

Por lo demás Ashton Kutcher no transmite nada, ningún sentimiento, su papel de sufridor lo resuelve con un sólo registro que le hace parecer retrasado. Michelle Pfeiffer se lo come con patatas, literal y figuradamente. Lo mejor de la película es Kathy Bates y lo peor... pues casi todo lo demás.

Una verdadera pena, que un final mal resuelto, eche por tierra, toda la historia, por qué vamos a ver, ¿hay alguien que pensara que algo acabaría distinto de como acaba?. Por la ley física de dispersión, un obús lanzado con la misma arma y las mismas coordenadas, jamás cae dos veces en el mismo sitio, así que...
Hollander muestra el paralelismo de dos vidas rotas, que a través de reuniones terapéuticas enlazan en un nexo común. Con un ritmo lento y una fotografía oscura , nos enseña la resignación y evolución de los personajes con un Kutcher, a mi juicio, demasiado lacónico, y una Pffeifer, que se lo come crudo, con su oficio. Por cierto, Michelle, te querré siempre pero envejece con dignidad. No te hace falta el botox ni las extensiones para seguir estando estupenda. Si por algo se hace creíble la relación entre los dos protagonistas es por ella, aunque sea un poco a contrapelo por qué el tieso Ashton, pone la misma cara para mostrar abatimiento, lujuria (aunque poca) o visceralidad. Kathy Bates, con sus virtudes dramáticas, compone una excelente interpretación y Spencer Hudson (a quien no conocía) también está correcto, y habla perfectamente con sus silencios. La banda sonora estupenda y la cinta sin ser un peliculón es pulcra y correcta.
Que pena, que al final, no haya entrañas.

Bueno, uno dice sale Michelle Pfeiffer y Katy Bates y, el algunas veces interesante, Ashton Kutcher... hay que verla. La historia y el argumento son duros y desoladores sobre el duelo ante la pérdida. Pero todo eso no llega, el alma y la dureza es de telefilm de domingo a mediodía.

Seamos serios, es una película deleznable y se desperdicia un posible buen drama. Yo me quedo abúlico, no me identifico con ningún personaje. Lo mejor, evidentemente, es la presencia de la Pfeiffer, aunque no por su interpretación: Bates apenas sale y Kutcher parece interpretar su papel como si acabara de salir del Actor´s studio.

Véanla si han hecho alguna promesa. pero si quieren vivir el sufrimiento por la muerte de alguien querido (y, en ese sentido, tampoco es recomendable) ya saben que está esa obra maestra como es "La habitación del hijo" de Moretti. Muy entendible que apenas hubiera atención hacia esta mala película, sin pena ni gloria

Qué poco universal es este cine presumible social. La justicia y la falta de inteligencia en los principales personajes me hace plantearme si es un reflejo de una sociedad norteamericana dormida.