The Pelayos

A partir de una historia real tremendamente fascinante, Eduard Cortés nos ofrece una película fallida, lastrada por la carencia de medios, un guión triste, unos personajes desdibujados y, en ocasiones, innecesarios y lamentables, una puesta en escena ramplona, unas subtramas de relleno absurdas, culminando con algún montaje de videoclip trasnochado. Todo ello nos muestra, una vez más, los tópicos que configuran al cine español y que se resumen en una falta de ambición, quizás por la mencionada falta de medios, o también, por una alarmante falta de ideas. Le falta magia.

Hace unos años cayó en mis manos el best seller, “ la fabulosa historia de los pelayos”
Fue, para un jugador ocasional de los casinos amante del poker y de la estadística, uno de esos libros que devoras rápidamente, pues te quedas fascinado por la historia en la que una familia andaluza logra romper la banca de los mejores casinos de Europa.

El reparto de la película es a priori bastante prometedor, luego se convierte en decepcionante.
Miguel Angel Silvestre, solo aporta músculo, Daniel juega su papel más flojo de su carrera cinematográfica, donde no consigue ponerse en la piel del aventurero y filosofo de carrera, Iván Pelayo. Por su parte Lluis Homar solo logra parecerse al patriarca Pelayo en lo físico.
La banda sonora es aceptable pero inapropiada, puesto que la historia Pelayo tubo lugar a principios de los años 90, en una España que asomaba la cabeza a la modernidad, donde tanto la exposición universal como los maravillosos juegos de Barcelona fueron acontecimientos que marcaron mucho a esta saga andaluza, elementos que podrían haber servido para ambientar mejor el film y darle así un carácter histórico.
La falta de explicación del método Pelayo, los trucos para conocer las ruletas, la expansión por Europa y América, el ambiente en las salas de juego, la noche y un largo etcétera son algunos de los elementos que echamos en falta en el film.

En resumen, una decepcionante adaptación de una magnifica historia y una nueva oportunidad perdida de demostrar que en el cine español se pueden hacer cosas de calidad con presupuestos infinitamente más austeros que en las producciones americanas.

No sé por qué hay tanto comentario comparándola con "Ocean's Eleven". Lo único en que se parecen es que sale un casino en ambas. Me parece de de una simpleza supina.

Técnicamente la película está bien. Las actuaciones son correctas, dentro de lo que viene siendo una comedia española al uso (tampoco vamos a pedirle peras al olmo). La idea no es mala, pero no da mucho de sí. Ha habido que estirarla como un chicle. Las tramas secundarias son tan anodinas que no aportan nada. La serie 'Las Vegas' ya nos ha contado todos los trucos habidos y por haber de usuarios intentando ganar al casino, así que poco podemos pedirle a 'The Pelayos'.

Otra tontería ha sido titular a la peli 'The Pelayos'. Lo entendería si, como en la historia real, hubiesen recorrido medio mundo labrándose una fama, pero aquí sólo van a un casino extranjero. Queda ridículo, la verdad.

El único punto a destacar es la picaresca final, que deja buen sabor de boca.

Es la típica película que si la ves un martes por la tele te gusta, pero si la ves en el cine te preguntas si no has tirado tus 6 pavos.

Encontrándonos ante una historia real y conocida por el público, el factor sorpresa de su final se pierde. Perdiendo dicho factor, determinante en prácticamente todas las películas, la única forma de asegurarse la atención del espectador es consiguiendo contar bien la historia y cosechar buenas interpretaciones. Con el fin de lograrlo, disfrutamos de dos pesos pesados de nuestro cine, dos auténticas bestias de la interpretación en este país, como son Homar y Fernández. En cuanto al 1º, su interpretación es calmada y sublime, como ya nos tiene acostumbrados; respecto a Fernández, nada se puede decir de él que no sean elogios, puesto que su “Bestia” consigue ser fría, calculadora y temible, sin perder la credibilidad ni las buenas maneras, nadando como un tiburón en un terreno que se conoce a la perfección.

Brühl está correcto, pero siendo arrollado por Homar y por su novia en la película, cuya interpretación resulta fresca y sorprendente, en donde su personaje, al conocer poco el idioma, dice lo que piensa con toda la brusquedad y honestidad posibles. También son dignos de mención un Romero, siempre divertido y creíble, cargando con todo el peso cómico de la cinta; y, sobre todo, un sorprendente Silvestre, cuya actuación es lo mejor de la cinta (a parte de Homar y Fernández, que juegan en otra liga), debido a su grato descubrimiento como buen actor, estando aquí impecable como primo con pocas luces, desprendiendo una inocencia natural difícil de conseguir para un ídolo de masas como él.

En cuenta al director, aprueba el examen con nota, pero le falta conseguir darle a la cinta esa chispa necesaria para convertirla en una película carismática para el público, y que éste la difunda por el “boca-oreja”. También se le puede achacar que el film adolece de falta de ritmo en algunos tramos; así como la desafortunada contratación de B. Suárez, elegida seguramente por su popularidad en la televisión, pero negada para poner cualquier cara expresiva que no sean muecas, recordándome demasiado a Kristen Stewart, ya que ambas están consideradas "sex symbols", colocándolas una y otra vez en pantalla sólo por ese motivo.

En resumen, la película es muy entretenida, siendo realista y no queriendo glorificar ni engrandecer una historia y personajes mundanos, donde el espectador puede identificarse con cualquiera de ellos perfectamente.

Lo mejor: La elegancia y sobriedad en las actuaciones de Homar y Fernández, siendo dos titanes en su oficio. Y también una sorprendente interpretación de “El Duque”, que borda su papel con una naturalidad e inocencia dignas de mención.

Lo peor: Lástima que no se pueda decir lo mismo de su novia (en la ficción y en la realidad), puesto que la acartonada actuación de Suárez enturbia la del resto, pareciendo que si la dejaron en el montaje final fue para poder mostrar su desnudo frontal.
Eduardo Quintana (Crítico de www.cineralia.com)

Aunque desconozcas la relación de los Pelayo con los casinos, basta con leer la sipnosis para saber como acaba la película.
Partiendo de esta premisa lo único que falta por saber es si la historia está bien contada e interpretada.
Pues bien, tenemos una película bastante plana a la que, a falta de otras cosas, se pretende adornar con pinceladas de humor que no siempre funciona, pero que ayuda a que el film sea un poquito más entretenido.
Los actores cumplen con su papel, sobre todo si tenemos en cuenta que la cosa no daba para mucho más.
Confieso que no me aburrí pero tampoco sentí la más mínima emoción con "The Pelayos".
"El buscavidas" o "El rey del juego" son dos formas mejores de pasar el rato con este género, aunque si se le quiere dar una oportunidad a esta producción española tampoco pasa nada.