La cabaña

Basada en una muy exitosa novela, ‘La cabaña’ es una película que tiene muy bien definido a su público meta, por lo que difícilmente dejará satisfechos a los advenedizos que se aparezcan por las salas, a los que les parecerá un filme poco atractivo.

Tras una salida familiar, la vida de Mack Phillips (Sam Worthington) se desmorona ante el secuestro y asesinato de su hija más pequeña, el hecho trastorna su vida familiar y sobre todo su relación con Dios, a quien culpa por haber permitido la calamidad que lo aqueja.

Al paso de algunos años, Mack es sorprendido al recibir en su buzón una misteriosa carta donde el mismo Dios le invita a pasar unos días con él, en el sitio donde asesinaron a su hija, una cabaña en la montaña, para ayudarle a curar sus penas.

La realización de la película es muy similar a otras películas de temática religiosa, protagonizada por personas lindas que interpretan personajes unidimensionales y con una fotografía donde resalta una alta iluminación, y plagada de lindas frases.

El problema de ‘La cabaña’ es que su narración se torna por momentos torpe, con una duración excesiva (133 largos minutos) que se vuelven eternos en su último tramo, justo donde debería emocionar y mover a la reflexión, cuando el personaje de Mack se encuentra con la santísima trinidad en persona, en escenas reiterativas y totalmente discursivas.

A eso hay que sumarle otra plana actuación de Worthington, frases rimbombantes y metáforas obvias que mueven al espectador a una única posibilidad de reflexión y a más de dos horas de tedio.


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La película que termino de ver, es una de esas a la que me agradaría muchísimo escribir una crítica positiva. Dejando al margen el trasunto religioso, me gusta mucho por los valores que ensalza, sobre todo cuando el cine se ha vuelto, en líneas generales, muy físico y materialista.
Lo primero que debemos entender, es que la forma de afrontar algo, va a depender de todo que somos como seres humanos, de cómo es el equipaje con el cual viajamos por la vida. Quien no haya ahondado mucho en estos temas de las religiones, la psicología y el pensamiento humano, difícilmente podrá sacar las mismas conclusiones y emociones de aquel para quien todo esto es un asunto más bien superficial. En esto creo que al menos debemos estar de acuerdo.
La película no ha tenido muy buenas críticas, y este servidor no va a enjuiciar aquí la parte técnica, ni la puesta en escena, ni la música, ni el registro de los actores. Todo magnífico; en especial Sam Worthington. Así pues me centro en el mensaje, que es en definitiva lo que más va sentir la gente.
Para empezar, no podemos perder de vista que todo esto está pergeñado por unos hábiles guionistas, seres humanos al fin y al cabo, los cuales no pueden tener respuestas a las preguntas más vitales, aquellas que formula el protagonista con insistencia, y que, como buen político, esta suerte de Dios andrógino nunca te explica de forma clara y concisa. En su lugar, y apelando a los deseos más íntimos de los seres humanos, se nos ofrece esa visión preciosa y subliminada de la otra vida, esa tan anhelada por todos. Un maravilloso País de Nunca Jamás; pero sin Peter Pan ni Campanilla. Pero dejando a un lado este mundo multicolor a golpe de veinticuatro fotogramas por segundo, a la respuesta al por qué de tanto horror en el mundo, esta divinidad fílmica da muchos rodeos para dejar entrever que el Mal existe y solo puede combatir esa fuerza eterna con el Bien. Vamos, que no está en su mano erradicarla, que no tiene el poder suficiente. Si hacemos esta lectura, todo parece cobrar sentido. Hasta cierto punto; porque luego queda el asuntillo de la Creación. Del por qué el diseño de la naturaleza es tan visceralmente cruel y despiadado, regado en muerte y sangre cada día que el sol desparrama su luz en el mundo y la la luna lo envuelve con su fría palidez. Cazadores y cazados. Matar para sobrevivir. Claro está, que tampoco podemos pedir responsabilidades al mismo de siempre. Tal vez haya sido cosa de esa otra fuerza maligna, o que al principio todo era un paraíso y vino el Mal (ojo, no confundir con un malo de Marvel) y lo transformó, llenándolo de muerte y desolación. En fin, que cuando llega la hora de encarar las verdaderas cuestiones, todos derivan responsabilidades. Entonces qué nos queda. Pues la fe. Esta misma es la que nos piden los guionistas de La Cabaña.

La película es interesante.
Seas o no creyente, te propone y te anima a ser mejor persona.
Lo mejor:
La fotografía y la actuación de Octavia Spencer
Mejorable:
Sam Worthington, me gusto más en "Avatar".
Lo peor:
La moraleja no es creible.
El dolor por algo tan terrible, ni se olvida, ni se perdona.
El sufrimiento que provoca el suceso, solo se suaviza con el tiempo y se sobrelleva.

La reseña de la película hablaba de una persona que va a hablar en una cabaña con Dios. Ya la temática resultaba algo extraña. Y realmente me esperaba un película filosófica, donde se hablara de una especie de autosuperación de una persona en referencia a su vida. Pero no. Es una tremenda bazofia de propaganda cristiana barata.
Muchas veces he visto películas en donde Dios interviene, o en su lugar angeles u otros seres trascendentes. Y muchas de ellas son entretenidas, o dejan un mensaje que puede ser válido asi seas agnostico o ateo. Cintas en donde, asi no seas cristiano, te metes en ese mundo y en esa creencia, como te podes meter en Star Wars sin creer que es realidad la existencia de "la fuerza". Pero aca no. En este caso se trata de responder preguntas fundamentales, y su forma de explicarlos es, como muchas veces se hace, torciendo argumentos, igualando cosas desiguales, es decir, recurriendo a una gran deshonestidad intelectual, y que por tanto, no supera lo que dicen los pastores en la televisión despues de la medianoche. A eso hay que sumarles actuaciones que parecerian flojas hasta en un acto de colegio (la del protagonista es patética, creo que se daba cuenta de la basura que estaba haciendo, y le daba vergüenza). Entonces, el resultado es un producto que asqueara a ateos, agnósticos, a todos los partidarios de otras religiones, y hasta a los mismos cristianos con dos dedos de frente. Y solo convencera a aquellos que tienen cero pensamiento critico.
Una perdida de tiempo que solo sera válida si todavia seguis creyendo en que el arca de Noe esta por ahi perdida en la tierra. O sea, solo para fanaticos religiosos.

Tears in heaven.
- Que nos quiere a todos y cada uno de nosotros, personalmente, mucho no, muchísimo, durísimo.
- Que no puede evitar el mal, es lo que hay, forma parte de la creación, libertad de elección (o no), pero que lo aprovecha para hacer más bien (todavía, a más a más, abasto no damos) y que hay que confiar (más aún si cabe, fe tener, a raudales) en él o ella, ese.
- Que no puedes o debes juzgar, pero sí perdonar, lo uno por lo otro, mejor para ti y, de paso, para todos los demás.
- Que la gente buena a la que le hacen grandes putadas o tremendas atrocidades está o estará a no tardar en el cielo, obvio, ya lo sabíamos, y los que las hacen o perpetran, las dichas citadas putadas o atrocidades cabronadas, no se sabe no contesta, ¿directos al infierno si todavía existe o está o lo cerraron por reformas (protestantes) de no tan última hora, ya?
- Que sigue siendo uno y trino, Dios, hijo y espíritu santo, pero que se ha renovado, temporada primavera verano, o ha actualizado como las aplicaciones de Windows, ahora se feminiza y orientaliza a gusto, a modo, a salto de mata, es lo que tiene o toca (la cosa, la moda, la mandanga), a toque de pito (del sereno).
- Que sí, que camina sobre las aguas, no era mentira, más chulo que un ocho, porque puedo, me la saco.
- Que sí, que un poco bastante como la de Matrix, ama de casa gorda y negra cocinera calma (es decir, el pobre/la pobre Dios, Papá para más señas, hasta allá arriba (las garras del mal llegan) o aquí al lado, a la vuelta de la esquina, condenada/clausurada, a galeras a remar, con la pata quebrada, acabáramos, por el jodido, como la guerra de Vietnam, patriarcado, él mismo se lo aplica o impone a su versión femenina, esquizofrenia, no hay manera, ni por esas, nadie se libra, es más poderoso que Dios, es Dios mismo).
- Que sí, que Jesús tiene o tenía o tendrá barba, pero recortada, no luenga, no nos pasemos tampoco, peras al olmo, jípster.
- Que sí, que The Lovely Bones y Stairway to heaven, el cielo es una gominola, Kitsch y naíf, lleno de flores y colores, y últimamente, además, los tiempos cambian o están cambiando, Dylan dixit, lleno de luz y energía, Iberdrola, Endesa, Ágata ojo de gata Ruiz de la Prada, Pop Warhol, new age mediante, arco iris, Hair, era aquarius, jipioso.
- Que el mal nunca, en estos malhadados casos, lo protagonizan políticos, mandamases, gerifaltes o jefazos, rumores, nada, mejor cafres oligofrénicos que no tienen cuerpo ni cara, ni en su casa los conocen, nadie sabe nada, escándalo, esto es un escándalo, escandalera.
- Que sí, que la creencia y/o la religión un huevo consuela/ayudan y el alma y lo otro alegran, te permiten pasar el mal trago y aceptar la tragedia, la irreparable pérdida, sirven para algo, no son solo trastos rotos pasados de moda, las apariencias (¿no?) engañan.
- Que, a pesar de todo, no sacas realmente nada en claro, te quedas como estabas, cazando moscas, a sus expensas, tuercebotas, lo que diga padre, estás expuesto, no sabes nada ni puedes hacer nada, dios sus planes no te cuenta, estás vendido, jodido, información reservada, alto secreto, servicio de inteligencia si la hubiera.
- Que todas las explicaciones que te da o dan son vagas vaporosas conjeturales, nada concretas, abstractas, sentimentales, trascendentales.
Bueno, la película pese a estar tan mal está muy bien o no tan mal u horrorosa.
Intenta ser sutil y esmerada, buena letra, pulcra, entra, no simplona ni burda y vaya, tiene un pase, un aquel, aunque se pasan, es muy larga, un muermazo de cuerpo entero.