Descubriendo a Forrester

En una palabra... se podría decir que esta película es inspiradora, nos encontramos ante una relación de amistad, una relación alrededor del mundo de las letras, de dos personas que serán maestro y aprendiz el uno del otro en distintas facetas, la literatura y la vida en si.

Lo mas destacable de la película son los diálogos entre los dos protagonistas que van surgiendo alrededor de lo que sucede a lo largo de la historia, todo surge de forma muy natural y no hay ningún giro brusco ni cambio de tiempo prácticamente, la forma de narrar la historia es mas que correcta y fluida, ademas tenemos a un Sean Connery mas que correcto en el papel del para mi personaje mas interesante de la historia, una historia sin pretensiones, una buena historia.

Mi problema con Descubriendo a Forrester es similar al de El Indomable Will Hunting —del mismo Director—: no me creo nada. Todo en esta película me parece falso, artificial y de cartón piedra, con una pátina de ternura de brocha gorda, empezando con la forzada relación entre el protagonista y Sean Connery, que es la base de la historia.

Hay una cantidad de clichés excesiva, con un personaje femenino a la que se le caen las bragas la primera vez que ve al prota y no para de meterle fichas toda la película, un amigo idiota y un profesor envidioso del talento de nuestro protagonista—interpretado por F. Murray Abraham—.

Por último, creo que con la sensiblería barata busca sin tapujos manipular al espectador de lágrima fácil, con esas ínfulas de filosofía existencialista y trascendental. Nada es natural y fluido en Descubriendo a Forrester, todo parece un decorado puesto ahí a propósito para decir al espectador que tiene qué sentir en cada momento.

Me gustó demasiado y hasta me dejó cierto aire de nostalgia por más de estas películas y menos de lo que se produce ahora.

Sobre todo porque rescato la bonita amistad que se forma entre dos personajes, un escritor de renombre, demasiado excéntrico, que se oculta del mundo y un muchacho del Bronx excepcional que está por comenzar a recorrer su propio camino, ambos se llegan a conocer de la manera más inusual y ayudan mutuamente, formandose un lazo muy especial entre ambos.

La recomiendo porque es una historia muy bella que resalta valores y sobre todo se deja disfrutar.

El cine de Gus Van Sant es cine de respuestas humanas ante preguntas esenciales. Este excelente realizador surgió dentro del nuevo cine independiente norteamericano, o sea de una cinematografía de izquierda, liberal y progresista, o sea de propuestas fílmicas concretas, tangibles y desafiantes. Su compromiso político es el de renovar la vieja moral caduca, conservadora, marcar pautas temáticas y estilísticas, ignoradas por Hollywood. La sexualidad liberada, la solidaridad vinculada a la justicia, el homenaje a los viejos maestros del cine mundial, su pasión por redescubrir valores esenciales que se han perdido por la salvaje globalización capitalista, su objetivo es claro y definitivo: el cine es una herramienta estética y sociológica que registra la voluntad de transformar en pequeños detalles y situaciones al ser humano, al mundo en crisis recurrente o permanente. Esta película establece la estrecha relación entre la escritura y la inspiración, la inserción de la literatura dentro de la literatura. Significativa la hermosa secuencia, donde dentro de los gustos literarios de uno de los personajes,Jamal, apreciamos el libro de Finnegans Wake de James Joyce.Con un buen guión que hace una sólida caracterización de los personajes al darles vida propia, en sus emociones complejas y profundas,Van Sant demuestra destreza técnica, visual y sonora en el filme. Relata la vida de un escritor ganador de un premio, que revive con nostalgia su pasado, su vida ha ido de más a menos,olvidado por completo. Recupera el entusiasmo y el optimismo, cuando conoce a un joven jugador de basketball, quien es aceptado en una escuela de prestigio de Manhattan, por su brillante inteligencia y talento atlético. Conoce al viejo escritor y deja olvidados sus escritos en su casa; y éste descubre los valores literarios y poéticos del novicio escritor. A partir de lo cual entablarán una estrecha relación no sólo de alumno-maestro sino de geniales e inquietos creadores.

Aquí tenemos al legendario actor escocés, en uno de los últimos trabajos de su carrera. Y he de decir que su presencia es la única baza de esta película dramática tan poco comercial.
Gus Van Sant repite algunos de los elementos que le dieron el éxito con “El indomable Will Hunting”. Da la sensación de que se copia a sí mismo. Habla aquí del fracaso y el éxito, y de un estudiante brillante que no quiere desarrollar su talento para no sentirse rechazado socialmente en su entorno. También hay una relación de amistad entre dos generaciones distintas, que termina enriqueciendo a los dos. Un “déjà vu” de Will Hunting, vamos.
La película no es excesivamente entretenida. Es un drama intimista de corte independiente donde básicamente los personajes hablan y no suceden demasiadas cosas interesantes.
La película con Matt Damon era mucho mejor porque tenía unos diálogos espectaculares y mejores actuaciones que esta.
Aquí nos tenemos que conformar con un Sean Connery en un papel que le viene un poquito pequeño. Aunque algo es algo.
El tema de las disquisiciones literarias no me llama la atención, y eso que soy un lector compulsivo. Y lo del baloncesto me sobra por completo.
La película, una vez arranca con el encuentro entre los dos personajes principales, se vuelve un poquito pesada.
No es que sea mala, que conste, pero me deja un poco indiferente, y no creo que sea muy adecuada para verla más de una única vez.
Si hubiera sido otro intérprete el que hiciera el papel de Connery, ni siquiera habría considerado verla.
Realmente creo que se mueve en el límite de lo bueno y lo malo.
Por cierto, están aquí los dos actores más importantes de “El nombre de la rosa”, pero por desgracia no llegan a tener una escena común en condiciones. Eso me habría gustado.