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El enigma de otro mundo

Ciencia ficción. Fantástico. Intriga. Terror Un visitante hostil de otro planeta es detectado por una estación de radar situada en el ártico. Película de culto dentro del género, todo un clásico con excelentes interpretaciones y un insoportable suspense. Famosa cinta de ciencia-ficción en la que el productor Howard Hawks planificó y supervisó todo el rodaje. En 1982 John Carpenter dirigió un conocido remake, titulado "La cosa". (FILMAFFINITY)
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Críticas 49
Críticas ordenadas por utilidad
13 de diciembre de 2019
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corría el año 1951 cuando Christian Nyby y Howards Hawks decidieron adaptar una historia de John W. Campbell titulada Who Goes There?. La historia, en este caso, no se respetó mucho (luego en spoilers explicaré porqué), pero resultó original y alcanzó el título de culto en poco tiempo. Hawks era un director profílico y creo que no tiene muchas cintas de este estilo (me arriesgo a decir que no tiene más); entre otras filmó: El Dorado, Río Lobo, Río Bravo, Los Caballeros Las Prefieren Rubias, El Sueño Eterno y un larguísimo etcétera. Siempre trabajando con grandes estrellas del momento. En este caso contó con una joven y desconocida Margaret Sheridon, descubierta por él mismo cuando todavía era una estudiante. Hawks diría tiempo después de ella que era de sus actrices más prometedoras. Al final no ocurrió así, pues Sheridon se quedó embarazada y prácticamente no hizo mucho cine después.
La cinta dura apenas hora y media y contó con pocos efectos especiales (algo obvio por la época), pero a pesar de esto está bien hecha. Supongo que en aquellos años dio miedo, ahora algunas situaciones dan más bien risa, pero ante todo respeto el trabajo que les tuvo que llevar grabar con pocos medios, especialmente por el tipo de género, nada fácil sin tener los efectos y las técnicas de maquillaje de ahora.
El guion es gracioso y los actores lo hacen fenomenal y más teniendo en cuenta que el peso recae en ellos y que prácticamente no hay recursos a parte de sus diálogos que te distraigan si lo hacen mal.
Para disfrutar y para ver varias veces.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Teresa
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28 de diciembre de 2020
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Carol Reed, Tobe Hooper y Christian Nyby .... tres directores cuya autoría de sus filmes más populares fue puesta en duda por la intervención de un actor-director como Orson Welles en el primer caso (El tercer hombre), y por los dos productores de sus filmes, también afamados directores en los otros dos, así la dirección de "Poltergeist" por Tobe Hooper se atribuye a Steven Spielberg y la dirección de "El enigma de otro mundo" se atribuye a Howard Hawks. ¡Que triste que tu mayor éxito sea atribuido a otro porque los críticos piensen que eres incapaz de rodar esos filmes!

Nyby, excelente montador, con una nominación al óscar, debutó con este filme, producido por Hawks. Al respecto de su autoría declaró (según Wikipedia):

"¿Hawks lo dirigió? Es una de las preguntas más tontas y ridículas que he escuchado, y la gente sigue haciéndolo. ¿Que era el estilo de Hawks?. Por supuesto que lo fue. Este es un hombre al que estudié y buscaba ser como él. Sin duda emularías y copiarías al maestro bajo el que estás sentado, lo cual hice. De todos modos, si estás tomando lecciones de pintura de Rembrandt, no le quitas el pincel de las manos al maestro."

El "Enigma de otro mundo" es una mezcla de filme de terror y thriller bastante redonda. Su argumento es simple y eficaz, va al grano. En una aislada base del Ártico (La de Carpenter curiosamente se ambientaba en la Antártida) se recibe la orden de trasladarse a investigar al objeto misterioso espacial que ha caído en aquellas tierras. Lo que descubren puede cambiar el destino de la humanidad. Una vez en la aislada base, el terror empieza a tomar forma.

La trama de la historia es igualmente válida para cualquier espacio cerrado, sea un castillo, un edificio o una nave espacial como "Alien". El director sabe mantener la tensión de la existencia de una amenaza oculta, escondida en cualquier rincón, completamente inhumana - da auténtico pavor la manera de alimentarse, dejando a los cadáveres como las presas de "Depredador" - y mortalmente inteligente. Y un glorioso final de traca, el enfrentamiento que posteriormente hemos visto, como en "Tiburón".

Y ese mensaje de "vigilen los cielos", tan alejado del alienígena bueno de "Ultimátum a la Tierra" y más próximo al de "La guerra de los mundos". Buen trabajo actoral, de diálogos bastante creíbles, mostrando las reacciones diversas de gente encerrada y en claro peligro, con esos tópicos tan estadounidenses sobre que las fuerzas armadas son el baluarte de los valores y de la sociedad frente a unos científicos sibilinos que solo piensan en sus logros, sin tener en cuenta el riesgo y los costes. En fin, recordemos quien lanzó las bombas atómicas ...

Gran filme. Un clásico de los años 50. Una obra de Nyby, con Hawks a la producción.
Quinto Sertorio
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1 de enero de 2021
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1.938 se publicaba "Who goes There?" en la Astounding Science Fiction, relato corto de uno de los mayores impulsores de la ciencia-ficción moderna, John Wood Campbell Jr. (editor, además, de dicha revista), bajo el alias de Don A. Stuart.

Tomando inspiración de otra historia propia ("Brain Stealers of Mars"), la intriga alrededor de la cual giraba el descubrimiento en la Antártida de un ser del Espacio enterrado bajo el hielo por un grupo de científicos iba a marcar muchas futuras pautas en el género, siendo el control de la mente y el amorfismo de la criatura, capaz de arrebatar la identidad al "infectado" e imitar su físico, las principales. Trece años más tarde RKO auspicia un proyecto firmado por la productora de Howard Hawks, pero por evidente precariedad, el guionista Charles Lederer ("Persecución en la Noche", "El Beso de la Muerte", "Luna Nueva", de Hawks...) alterará los principios del texto original.
De la Antártida nos dirigimos a un club militar de Anchorage, donde la acción se guía a través de la situación de dos personajes principales: Ned, un periodista ávido de una noticia impactante, y Hendry, capitán de las Fuerzas Aéreas que debe partir a una extraña misión al Polo Norte al establecerse contacto con un objeto no identificado. El grupo militar se prepara y por el camino la camaradería entre los miembros del equipo y los diálogos de Lederer identifican el inconfundible sello de Hawks, y más aún cuando les encierre en una estación al ser trasladado allí el misterioso pasajero de ese objeto que es en realidad una nave espacial.

Cuestiones estas espinosas pues una de las importantes razones que ha llevado a la infiel adaptación del relato de Campbell (aquí "The Thing from Another World") a revalorizarse con el paso del tiempo ha sido la autoría de su dirección: planificación, construcción de la acción y puesta en escena, caracterización de los personajes, todo ello pertenece al imaginario Hawks, pero fue el televisivo Christian Nyby (aquél le dejó ocupar la silla como un favor por su labor en el montaje que salvó "Río Rojo") quien apareció acreditado; algunos se inclinan por el primero, otros por el segundo.
Discusiones que aun así no nos impiden saborear los placeres de un film que inauguró un nuevo periodo en el marco de la ficción espacial de los '50, el ocupado por visitantes con viles intenciones sobre la raza humana, transmutación a la fantasía de los terrores generados por una Guerra Fría iniciada cuatro años antes, donde ya se disponían en EE.UU. las acciones de contención de la amenaza comunista. Puede ser Carrington un modelo perfecto de pacifista que prefiere dialogar e investigar al visitante al contrario de los militares, decididos a acabar con él, pues sus objetivos son destruir a los humanos y conquistar La Tierra; el doctor, claro, es el ignorante en este caso.

Hawks (o Nyby), tras una primera parte de pura interacción entre personajes y diálogos tan ágiles como el ritmo, concentra el suspense en el interior de la base, donde el extraterrestre tendrá a mal despertar de su letargo (por actos humanos, siempre fatídicos) y sembrar el terror. Somos lanzados a un conflicto contra lo desconocido en mitad de la noche y el frío polar, una atmósfera que podría haberse modelado a un nivel de claustrofobia y nihilismo mayor que el expuesto, pues a pesar de la tensión siempre planeando en el ambiente, no parece haber una gran sensación de verdadero terror...
El fallo más grande es el cometido por el guión. Campbell enfrentaba a sus científicos con un ser extraído de las pesadillas de Lovecraft que usaba sus células para "apopiarse" de cualquier forma de vida, desgarrando a sus víctimas para invadirlas e imitar su aspecto físico. Aquí se nos presenta un humanoide inspirado en el monstruo de Frankenstein (de Boris Karloff) con las características de los vegetales y la necesidad de sobrevivir alimentándose de sangre; de este modo Lederer y Hawks (o Nyby) vampirizan al visitante, le dan una forma conocida y dejan al descubierto pocas incógnitas. Este detalle emparenta sin querer al film con otra fábula muy anterior: "The Purple Monster Strikes".

Tras esta prostitución del relato de donde únicamente se conservan el episodio del descubrimiento y el escenario, el director (uno de los dos posibles) nos atrapa con ajustadas dosis de tensión ante un enemigo mortal (o inmortal, según se mire); la acertada ausencia de planos cortos sobre el alienígena aumenta esta sensación de misterio...sin dejar de ser para el espectador un hombre muy alto disfrazado, y es que la cinta ha envejecido mucho en términos de diseño artístico y efectos especiales.
No deja de conservar sus buenos momentos como las apariciones inesperadas del monstruo en ambientes oscuros (destacando aquí el trabajo del operador Russell Harlan) o el impactante clímax donde por fin se le reduce (en esta ocasión sí merecen un elogio los efectos y trucos de Donald Stewart, Linwood Dunn y Ardell Lytle). Y entre todo esto un romance metido con calzador entre Hendry, correctamente interpretado por Kenneth Tobey, y Nikki, personaje femenino sin mucha participación (si bien ella determina cómo destruir al extraterrestre) al que da vida la muy guapa pero limitada Margaret Sheridan.

Douglas Spencer, en un rol indiscutiblemente "hawksiano", y Robert Cornthwaite se llevan los papeles más interesantes; James Arness (conocido por ser el mítico Matt Dillon de "La Ley del Revólver") da cuerpo, un tanto ridículo, al monstruo...tanto que luego le avergonzó sobremanera.
El éxito procuró al film superar otras grandes producciones del momento, y su legado se mantuvo firme en la ciencia-ficción ("Invasores del Espacio", "La Invasión de los Ladrones de Cuerpos" o la posterior "La Semilla del Espacio" beben de ella). Tres décadas más tarde, John Carpenter continuaría con este legado en su obra maestra "La Cosa", muchísimo más fiel al relato...
Chris Jiménez
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23 de abril de 2022
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Llegó del espacio

El enigma de otro mundo es uno de los pistoletazos de salida de una excelente cosecha de películas de ciencia ficción que poblaron los años 50. Tan solo a bote pronto nos salen ejemplos tan notables como Ultimátum a La Tierra (1951), La guerra de los mundos (1953), o La invasión de los ladrones de cuerpos (1956). Películas acaso con algún toque levemente naif, sobre todo vistas con ojos de hoy en día, pero fiel reflejo de los miedos de la sociedad estadounidense del momento. La temática de los ovnis, y la presencia de extraterrestres en misión de conquista, era común y no dejaba de ser la trasposición del miedo a lo desconocido, del visitante extraño con intenciones hostiles. O sea, un reflejo metafórico pero cristalino de la paranoia anticomunista del mccarthismo.

En El enigma de otro mundo podemos ver estos temores. La figura ominosa del alienígena y sus pretensiones de invasión, y la desconfianza sobre ciertos avances científicos, en pleno inicio de la era nuclear, se pueden identificar con el miedo al comunismo en EE.UU. Yendo al argumento, una estación científica situada en el Polo Norte capta unas extrañas perturbaciones magnéticas, y fotografía un insólito objeto caer sobre La Tierra. Para poder llegar a la zona de impacto, contactan con una base militar situada en Anchorage (Alaska) que a su vez envía un avión con algunos militares.

La expedición en busca del artefacto que ha hecho colisión, encuentra una aeronave de forma circular. Y lo que es más inquietante, una extraña figura antropomorfa atrapada en el hielo. Entre el entusiasmo y el recelo, la expedición decide llevarse consigo a la base este inquietante descubrimiento. Poco cuesta imaginar que la decisión será bastante arriesgada.

*Cuestión de monstruos

El enigma de otro mundo es uno de los arquetipos donde se fijará el posterior cine de ciencia ficción en el que una criatura alienígena pretende exterminar a todo ser humano viviente en un entorno cerrado. Como máximo exponente, claro está, tenemos a Alien (1979). No obstante, el "monstruo" de El enigma de otro mundo tiene algunas peculiaridades. Es como un compendio de los principales monstruos de la Universal. En un inicio, cuando está prisionero en lo que podría ser su sarcófago de hielo, puede evocar a La Momia. Una vez despierto se descubre que se alimenta exclusivamente de sangre, lo que nos hace pensar en Drácula. Su forma de andar errática, y su constitución agigantada recuerdan a Frankenstein.

El diseño del alienígena en algunos momentos puede llegar a ser decepcionante. De un lado porque quizá esperábamos una forma más arbórea (no hay que olvidar que es un ser de origen vegetal) y no tan antropomorfa. De otro, la caracterización no es particularmente aterradora. Seguramente por los rigores presupuestarios de la serie b. Sin embargo, con este cine se puede recurrir a otra virtudes. Y eso ocurre con El enigma de otro mundo. Se basa más en la atmósfera, en la sugestión, sosteniendo la premisa de que no ver a veces al bicho puede provocar más ansiedad. Lección que aplicaría, por ejemplo, Spielberg en Tiburón (1975).

En este aspecto la película es sobresaliente, el objetivo principal de crear un ambiente paranoico, tenso y expectante se cumple de sobra. También encontramos algunos elementos extraños, casi surreales, pero sumamente inquietantes. Véase, a modo de ejemplo, la absolutamente inusual auscultación que lleva a cabo un médico en un momento dado.

*Los personajes de El enigma de otro mundo

En El enigma de otro mundo a la hora de analizar los personajes, encontramos dos tipos principales. Cada uno con objetivos y mentalidades opuestos. Los científicos, y sobre el implacable doctor Carrington (Robert Cornthwaite), partidario de conservar y proteger a la criatura, a pesar de su hostilidad y del riesgo para sus vidas. Piensa que se trata de un descubrimiento histórico y una fuente de conocimiento indecible. Por su lado los militares, ven claramente que se trata de una amenaza no solo para sus vidas, sino para todo el planeta. La solución no pasa por estudiarlo o tratar de comunicarse con él. La solución es exterminarlo. A la cabeza de esta facción se encuentra el capitán Patrick Hendry (Kenneth Tobey).

La película toma partido por el bando militar. De forma acertada, pues el monstruo no es precisamente un compendio de diplomacia. Es un depredador que se alimenta de sangre. Sin embargo, no se puede evitar ver cierto subtexto que enlaza directamente con el contexto político del momento. El temor propagado por el senador McCarthy hacia una invasión hostil por parte del bloque soviético. El miedo al otro. También cierta desconfianza hacia la ciencia, vista como imprudente. Capaz de dividir el átomo, pero también de iniciar una era de terror nuclear.

Carpenter en su celebérrima versión se despoja de este trasfondo y apuesta por una especie de duelo de supervivencia casi darwiniano entre el alienígena y el ser humano. Precisamente la versión de Carpenter es más fiel al relato original, donde la criatura puede adoptar diversas formas, incluida la humana. Puestos a comparar versiones, la de 1982 probablemente sea superior, John Carpenter en plena forma es extraordinario, pero normalmente la de 1951 es vista con cierta condescendencia. Como relegada a un papel de segundona para nada merecido.

*¿Howard Hawks o Christian Nyby?

Volviendo a John Carpenter, éste siempre sintió devoción por Howard Hawks. Se puede ver desde Asalto a la comisaría del distrito 13 (1976), considerada una variación de Río Bravo (1959). Que iba a hacer algo relacionado con El enigma de otro mundo se veía venir. Si no vean qué película están viendo Jamie Lee Curtis y los niños, antes de que llegara Michael Myers para liarla parda en La noche de Halloween (1978). ¿Pero cuánto tuvo que ver Hawks con El enigma de otro mundo?.
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Escrito por Mariano González
Cinemagavia
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4 de mayo de 2008
37 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película sirve como ejemplo de aquellas a las que el tiempo se las carga sin ningún miramiento. El enigma de otro mundo posee todos los alicientes para los adoradores de la caspa: un espacio cerrado en una casa de campo; confeti como si fuera nieve; un Frankestein trasnochado; una historia de pseudo amor entre la estupidez y lo ñoño; y un supuesto debate entre ciencia y seguridad nacional recomendado para retrasados mentales. Y todo comandado por el héroe de turno.
No seré yo el que le niegue a nuestros abuelos o a nuestros padres la supuesta tensión que sobre sus sistema nervioso estos subproductos quizá les produjesen, pero es que cincuenta años después... hasta el remake de Carpenter es mejor.
Txarly
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