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El rifle y la Biblia

Western. Aventuras Rooster Cogburn, un sheriff bebedor y en decadencia (John Wayne), es despojado de su placa por el juez federal Parker (John McIntire), que lo acusa de exceso de celo en la búsqueda y captura de forajidos. Pero, inmediatamente después, el propio Parker le confía una nueva misión: capturar a la banda de Hawk (Richard Jordan), que ha robado nitroglicerina al ejército. Por el camino, Rooster se encuentra con una rígida y adusta misionera ... [+]
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
12 de marzo de 2007
8 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Por qué un mito como Wayne acabó tan mal su carrera?
Es una película cuyos únicos activos son los nombres de los protagonistas. El guión es soso, la interpretación "cansada" y cansina. Se nutre de las rentas de las carreras de los dos protagonistas, de algunas escenas que recuerdan películas maravillosas, como "Vaor de ley" o "La Reina de África", de una fotografía medio conseguida... Y poco más. Sólo apta para nostálgicos. A mí, personalmente, me da pena ver a estos dos gigantes interpretando papeles sin contenido. Es como ver a una estrella del fútbol jugando en Japón en el ocaso de su carrera.
Una lástima.
jfreyba
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2 de febrero de 2011
8 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Wayne y Katharine Hepburn son dos actores enormes, dos iconos del mejor Hollywood, y es normal que uno tienda a tratar con indulgencia una película en la que ambos, muy mayores ya, trabajan mano a mano. Sin embargo, todo el afecto que podamos tener por estos dos genios no debería impedirnos ver que la película hace aguas por todas partes, empezando por su guión deslavazado y muy poco creíble, copiado a ratos de la sublime "La reina de África" (ese descenso fluvial, esos sermones sobre el alcohol y las buenas costumbres), en otros explotando hasta la saciedad gastados esterotipos (la remilgada y solterona puritana de Boston; el bronco y machista, pero buena gente, sheriff ex combatiente del Sur). De vergüenza ajena es el personaje del indito bueno, Wolf, que sueña con parecerse a John Wayne cuando sea mayor, pero no le van a la zaga el malo malísimo Hawk ni el bueno-malo-bueno Breed (sólo un grave trastorno mental podría explicar sus repentinos cambios de opinión y de bando). Lo de los nombres es rarito también, varios personajes tienen nombres de animales y Katharine Hepburn se llama señorita Buenasnoches; le da a la película un cierto aire de cuento infantil que no desentona con la puerilidad del guión. De todas maneras, para ser sincero, aclaro que a mí tampoco me gustó nada la película de la que esta es la secuela, "Valor de ley", protagonizada también por el Duque, que me parece, más que un western crepuscular, un western trasnochado.

Es verdad que Wayne y Hepburn hacen lo que pueden, pero sus diálogos me parecen embotados, sin chispa, y no llega a haber realmente química entre sus dos personajes, a pesar de que repitan una y otra vez lo bien que se caen el uno al otro. Ideológicamente, por supuesto, la película puede satisfacer las mayores exigencias tanto de los fundamentalistas religiosos (cristianos, eso sí) como de los miembros de la Asociación del Rifle: impagable la vehemente defensa que la señorita Buenasnoches hace de los expeditivos métodos del sheriff aduciendo ejemplos del Antiguo Testamento. Muy útil también para los defensores de la pena de muerte, que encontrarán un nutrido arsenal (nunca mejor dicho) de argumentos, del tipo: "mataron a mi ayudante (o al padre de Hepburn, el reverendo Buenasnoches, o a los padres del indito bueno, o a quien se tercie), así que tengo derecho a matarlos". Daría risa si no diera también un poco de miedo.

En fin, se ven bonitos paisajes y se asiste a la decadencia de dos grandes estrellas. Para lo primero, mejor salir a la sierra a hacer senderismo, y, en cuanto a lo segundo, recordémoslos más bien cuando eran inmortales y todavía no se habían convertido en caricaturas de sí mismos. En mi humilde opinión, la película es claramente prescindible.
Samizdat
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23 de junio de 2019
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A estas alturas de la película (valga la redundancia) yo solo le pido a una cinta que sea (al menos) entretenida, y esta lo es. Vemos al viejo Wayne ya en el ocaso de su carrera,(protagonizaría una película más: "El último pistolero, Don Siegel 1976), en su papel de sheriff gruñón, bebedor, desalineado, machista hasta las trancas y presto a disparar a la mínima ocasión, y a la genial e incombustible Katherine Hepburn en su papel de, digamos, hermana de la caridad, enfrentados a una banda de rufianes asesinos capitaneados por un desequilibrado, responsables de numerosos crimenes y muy peligrosos.
Como digo en el título de mi crítica, son de destacar los bellísimos paisajes en los que se rodó esta película, mayormente en el estado de Oregón. Si eres amante del "Western" te gustará, o cuando menos te entretendrá.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Syndera
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6 de mayo de 2011
5 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Miren las sutilezas de esta película: El juez Parker, está juzgando al sheriff federal, Rooster J. Cogburn (John Wayne), porque, de los últimos 64 sospechosos que tuvo a su alcance… ¡sólo 60 murieron! –esto lo aclara el cínico acusado- y tras decirle que, “El oeste está cambiando y usted no ha cambiado con él. Está caduco”, el juez le quita la placa y el revólver, declarándolo así, insubsistente… pero, en breve, y porque cree que, sólo él podrá hacerlo, lo contrata para que capture, y traiga VIVO, a un bandido llamado, Hawk, quien acaba de robarle al ejército una nitroglicerina. ¿Qué tal esto?

Este comienzo, nos sugiere una continuación de, "True Grit" -la película por la que, Wayne, ganaría su único premio Oscar-, y al comenzar su búsqueda de los bandidos, una nueva escena (el asalto a una misión orientada por un predicador y su hija) nos remitirá a, “The African Queen”, excelente filme por el que, Katharine Hepburn, fue nominada al Oscar. Dos filones explotables a los que, el director Stuart Millar, no tuvo reparo en acudir, en un intento –vano- de solventar su pobrísimo guion.

La más deprimente sutileza, es haber convencido a la senil, pero memorable, Katharine Hepburn, para que se sumara al característico juego machista y reaccionario de Mr. Wayne, apoyando la venganza, no obstante ser misionera de Biblia en mano (¿o sería precisamente por esto?); diciendo, además, frases tan desentonadas e incoherentes como: “Quiero asegurarme de que los asesinos de mi padre cosechen su merecido” o “Estoy segura que, el buen Dios, fuma excelentes cigarros”… y de ñapa, matando y rezando como cualquier seudo-héroe de los peores westerns.

¡Y grande sorpresa! A la pareja la sigue un joven y leal indio llamado, Wolf, y hay que ver el estrecho lazo de amistad que tiene con el sheriff Cogburn, es decir, con el mismísimo, John Wayne. ¡Cómo se atreve a decir el juez Parker que éste personaje no cambió en nada!

Después habrá más sutilezas: Cogburn-Wayne se reafirmará en el machismo que le acompañó durante toda su vida; aumentará su larga lista de ajusticiamientos; traicionará sus promesas demostrando, entre otras cosas, que le importa un rábano la espiritualidad... y contará con el admirado e incondicional apoyo de la hermana, Goodnight (¡Hepburn!), quien rematará diciendo lo que, Wayne, tanto soñaba: “Usted honra al sexo masculino”.

¡Con cuánta frecuencia, la senilidad se permite las peores torpezas!

Título para Latinoamérica: <<EL ALGUACIL DEL DIABLO>>
Luis Guillermo Cardona
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