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King Kong

Aventuras. Fantástico. Terror Un equipo de cine van a rodar una película a la misteriosa isla de Teschio, al este de Sumatra. Allí los recién llegados descubren la existencia de una civilización prehistórica y de una tribu ancestral que secuestra a la atractiva Ann, la actriz protagonista, para ofrecerla en sacrificio ritual a King, un gigantesco gorila. (FILMAFFINITY)
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Críticas 83
Críticas ordenadas por utilidad
30 de enero de 2007
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
No podía ser de otra manera, me senté a ver el King Kong de 1933 con la sensación de que era un niño que pronto vería en acción un juguete esperado por muchos años. Sin embargo, no me imaginaba siquiera lo que me depararían los siguientes 90 minutos. Reí sin prejuicios (como sólo lo hacen los niños), me emocioné y me fascine con esta maravilla de película que es sin duda un claro ejemplo de porque le llamaron alguna vez a Hollywood la casa de las ilusiones.

Fantásticos los efectos especiales, encantador el gorila, no muy buenas las actuaciones (pero qué se le va a hacer). No cabe duda, será por mucho tiempo una de mis favoritas.
hombre de ninguna parte
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25 de diciembre de 2008
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este mono de cerca de 8 metros (exagerado en 15 metros para vender más entradas en su día) es uno de los clásicos del cine fantástico más espectaculares y marvillosos. De hecho su título original iba a ser La Octava maravilla, evidentemente fue cambiado. Con efectos especiales que para la época eran increibles. Pasará a la historia del cine esa imagen de kong sobre el Empire State con la fabulosa canadiense Fray Wray así como el grito de esta cuando ve por primera vez al coloso, su guión te envuelve. Fay Wray es recordada por el papel de Ann Darrow, como rubia seductora de un gorila gigantesco. Para el papel usó una peluca rubia que ocultaba su cabello oscuro. A Wray se le propusieron hacer un pequeño cameo en la película King Kong (2005), y llegó a conocer a Naomi Watts, la cual iba a hacer el papel de Darrow. Sin embargo, antes de iniciar el rodaje, Wray falleció mientras dormía en su casa de Maniatan. Fue enterrada en el cementerio Hollywood Forever en Hollywood, California. Tras su muerte se anunció que las luces del Edificio Empire State se apagarían 15 minutos en su memoria. Ahora Kong nunca morirá pues el cine siempre nos lo traerá de vuelta. Los seres de gran corazón nunca se olvidan.
olimpo
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10 de junio de 2019
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así era promocionado el gran gorila, icono de la Historia del cine y de las películas de terror, señalada como la más genuina del cine fantástico, King Kong es una obra inquietante y convulsa, un sueño onírico con elementos de pesadilla hecho realidad gracias al cine. Pese a sus primitivos efectos especiales, sus autores nos ofrecen un compendio de temas mitológicos: La bella y la bestia, el morbo a lo desconocido, el aprendiz de brujo, el complejo de Edipo, el mundo perdido y hasta los conceptos filosóficos de Rousseau sobre la propiedad y el poder. Todo ello mostrado en clave de aventuras exóticas inolvidables. Pero, por encima de todo, subyace una demoledora reflexión incuestionable, y es la tragedia de un ser poderoso, casi invencible que por amor se deja atrapar y convertirse en esclavo de unos tipos sin escrúpulos, que es secuestrado de su medio natural para ser exhibido como atracción en un mundo hostil y rodeado de canallas insensibles, ávidos de emociones fuertes arrastrados por la estupidez. El Empire State Building, tantas veces recurrente para el cine, es protagonista como paradigma de esa civilización.

El poder de la sugestión erótica o la recreación de un amor romántico imposible que sirve de motor a una historia trufada de emociones y que se presta a complejas reflexiones sobre los seres humanos y la naturaleza animal. Kong es la infancia en estado puro, el protagonista absoluto del film que encarna la inocencia a pesar de su fealdad y aspecto terrorífico, pero que consigue la empatía con el espectador al identificarse con su dolor y destino fatal. Su argumento censura la ambición y la mezquindad humana, integrado en un atractivo relato aventuresco como siempre habían sido sus autores, Ernest B. Schoedsack y Merian C. Cooper filmando en lugares inhóspitos con anterioridad, cineastas que con la idea de Edgar Wallace y el creador de la bestia, Willis O´Brien dibujante y maquetista, consiguieron una obra maestra.

No debemos olvidar asimismo, que parte del encanto permanente se debe a la actriz Fay Wray, una rubia plena de erotismo sutil, provocativo y sensual que nos transmite un terror escalofriante. La isla que habita King Kong es otro asunto atractivo (Skull Island), tránsfuga imaginaria de “La Isla de los muertos”, de Arnold Böklin, cuadro que había impresionado a Bram Stoker. La isla de la calavera con su enorme muralla al pie de la montaña, separando el mundo conocido del mundo prohibido, es la mejor metáfora sobre el cerebro que ha dado el cine. Me refiero a la puesta en imágenes sobre la preocupación social con las teorías de Freud y Jung: El inconsciente y el mundo de los sueños. El film no se olvida tampoco de plasmar una realidad socio-política y económica de la América de la Depresión, tema capital para ambientar su desarrollo y entender perfectamente lo que nos cuenta.
EL ALBATROS
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10 de marzo de 2013
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clásico de entre los clásicos, «King Kong», el gorila o monstruo, o simio gigante, o lo que sea (pero ¿qué es?) que se enamora de una rubia despampanante en cuantito la ve. Lo más normal del mundo, en realidad.

La película tiene un aire misterioso que le va muy bien pero no exageremos con sus virtudes, que no es que sean demasiadas. La aventura en la isla inexplorada es muy llamativa si tenemos en cuenta la proporción de bichos extraños y prehistóricos que por allí pululan y que encima quieren atacar siempre a King Kong. ¿Y estos señores se sorprenden de que haya un ser como King Kong? ¿Y no de que haya dinosaurios, serpientes gigantes y animales completamente inclasificables?

Fay Wray está muy bien en todos los sentidos y grita que da gusto, aunque su galán no esté a su altura ni por asomo. Su belleza, dicen, mata a la bestia, pero he de decir que este mensaje me parece muy relativo. Que se enamore o no de la bella Ann es casi irrelevante, ya que él tiene el mismo comportamiento destructivo antes de conocerla, durante y después. Su amor no es determinante para el desarrollo de la historia y sí la ambición desmedida y el choque entre la naturaleza salvaje y la civilización humana. Esa es la verdadera clave. King Kong se presenta como rey de un mundo y esclavo de otro, y la conclusión debería ser que el ser humano tiene que tener la sensibilidad suficiente como para respetar las otras criaturas de la Tierra, máxime cuando a muchas de ellas no se las puede dominar. Han sido los aviones, señor Denham, ¡los aviones!

Es posible que su mayor mérito sea la gran influencia que ha tenido en el Cine y en el imaginario colectivo. Eso del monstruo enamorado del humano, admitámoslo, no pierde con el tiempo ni un ápice de su encanto. Aceptable.
Kaori
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16 de noviembre de 2010
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algo debe tener bueno de verdad esta película cuando son unas cuantas las generaciones que tienen almacenadas en su recuerdo muchas escenas del original y genuino primer King Kong. Opino que la atmósfera que se crea en el viaje es lo mejor, el secretismo del director y sobre todo la idea original de una isla en la que se refugian todo tipo de animales extraños. Sorprenden sus caseros efectos especiales, tan efectistas como correctos, merecen una consideración a parte. Es cierto que lo que importa, lo que prevalece y lo que nunca olvidaremos es al simio gigante, dejando muy en la sombra, casi en el completo olvido al marinero machista que se enamora de la también olvidable chica guapa.

Todos recordaremos a King Kong en el rascacielos, forma parte de la historia del cine, tanto como la acción en la isla, aunque destaco más que esos impactos visuales la propia historia de amor del propio animal gigante y el desarrollo de una idea singular que ninguna secuela ha podido igualar. Un verdadero gamberro, King Kong, el auténtico protagonista por encima de todos los humanos.
Luisito
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