Haz click aquí para copiar la URL

La gata sobre el tejado de zinc

Drama La inminente muerte del anciano patriarca de una acomodada familia sureña crea una gran tensión ambiental. Uno de sus hijos, Brick, indeciso y apático, se refugia en el alcohol y se muestra completamente indiferente ante la situación, pero Maggie, su mujer, no está dispuesta a contemplar impasible su destrucción. El otro hijo, Gooper, al igual que su esposa, es ambicioso y oportunista. (FILMAFFINITY)
<< 1 3 4 5 10 23 >>
Críticas 115
Críticas ordenadas por utilidad
15 de junio de 2016
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la obra homónima del dramaturgo Tennessee Williams y ganadora en 1955 del premio Pulitzer. Esta adaptación al cine basó su éxito en un excelente guion, con diálogos sobresalientes, aparte de un gran elenco dirigido con maestría por Richard Brooks. Cada papel está bordado con profundidad y los actores funcionan en un perfecto engranaje donde nadie es eclipsado. La pareja protagónica (Elizabeth Taylor y Paul Newman) se devora la pantalla y embruja con su complicidad. Somos testigos de una historia profunda del sur estadounidense, sin época, debido a la universalidad del argumento. Los escenarios son claramente distinguibles. El jardín representa a la Naturaleza y, en medio de ella, los integrantes de la familia hablan, gritan y su discurso carece de sentido y permanencia. En contraposición, al interior de la mansión conviven los diferentes estados de la precariedad humana. El segundo piso es apto para la hipocresía y las frases entre líneas y, al descender al primer piso, aparecen la ambición, la envidia y la codicia, siendo este estadio propicio para verdades y mentiras descarnadas. Finalmente está el sótano, donde emergen los sentimientos profundos y donde no hay cabida para la mentira, el gran tema de la obra. Este último es el sitio de los afectos, del amor no brindado, de la lealtad, el lugar desde donde se puede apreciar lo que le da sentido a la familia. Si bien no es explícito, el tema de la homosexualidad es central, dando a entender que proviene de la carencia de amor en la relación padre-hijo. Hay algo de puritanismo en esa premisa, debido a la presunción de que el protagonista (el hijo predilecto de Big Daddy) no asume responsabilidades y ello conduciría a su afición a las fiestas y al alcohol, lo que supuestamente lo llevaría a ser homosexual, o quizás, dicha cadena de causa-efecto sea a la inversa, que en cualquiera de los casos lleva a una estigmatización de su condición. En cualquier caso, dicho punto de vista es nítido e interpretado cabalmente por Newman. Por su parte, el papel de la esposa representa la lealtad a toda prueba, una especie de variante del amor, matizada por su origen de precariedad de recursos. Es la gata sobre el tejado caliente que irradia vitalidad sobre el mundo, defiende con celo sus intereses y que representa la esperanza, el empuje y la fe ciega en un futuro mejor. Brillante película.
Anibal Ricci
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
23 de agosto de 2016
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ser fiel a la novela de T. Williams obliga a pagar un elevado tributo porque forzosamente la película tiene que llenarse de renglones librescos. Y nunca mejor que en esta ocasión puede afirmarse que R. Brooks y James Poe consiguen minimizar el peaje.
Construyen la eficacia en base a la magnífica interpretación de P. Newman y E. Taylor.
También de los demás.
Esos diálogos se convierten en corrosivos, enervantes y dolorosos cuando la comunicación pretende un punto de sinceridad porque se desnuda el alma y parece que el mundo se desmorona.

Para vivir necesitamos la verdad, el sudor y el dolor pero eso sólo puede conseguirse con el apoyo de las muletas.

En la novela quedó escrito en forma de frases, párrafos y capítulos.
En la película el celuloide se llana de expresividad cinematográfica.
ABSENTA
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
27 de agosto de 2012
22 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tennessee Williams es dramaturgo y por tanto lo suyo es puro teatro. Y el teatro puede o no funcionar en cine, dependiendo mucho de la adaptación y, sobre todo, de la labor de los actores.

Siento disentir, una vez más, de todo el mundo, pero para mí “La gata sobre el tejado de zinc” es un verdadero homenaje a la hiperactuación cinematográfica. De ella sólo se salva un actor, Paul Newman, curiosamente el que interpreta al personaje supuestamente más desquiciado.

Elizabeth Taylor, sí, está preciosa, fantástica, divina, espectacular, pero… claramente sobreactuada. Sus idas y venidas emocionales, su bipolaridad manifiesta y su exaltación constante son muy de personaje de Tennessee Williams, a quien le encantaba la exageración, sobre todo en sus personajes femeninos, a juzgar por su historial (recordemos a la histérica Blanche de “Un tranvía llamado deseo”)

Del resto qué se puede decir? La embarazadísima cuñada con su patulea de niños cuellicortos insoportablemente ruidosos, otro paradigma de personaje caricaturesco y ridículo. Su constante pelotilleo a los suegros, su descaro y su exagerada estupidez huelen a falacia. Por no hablar del personaje de la suegra, sus aspavientos, sus melodramáticas intervenciones… uffff, puro teatro!!!! Demasiado teatro para ser cine!!!!

Mención aparte merece Paul, mi Paul, el gran, bello e inconmensurable Paul. Su personaje, Brick, es el único en la obra que está alejado e incluso asqueado de la codicia y la mezquindad que caracterizan a los demás, incluída su repulsiva esposa, Maggie la gata. En justa proporción, su interpretación es la única que aporta sobriedad (paradójicamente, puesto que se pasa toda la cinta bebiendo whisky como un cosaco), contención y sencillez. Está tan comedido en su papel de alcohólico compulsivo que hasta cuesta creerlo. Ni un tambaleo ni un balbuceo ni una mijilla de opacidad en la mirada… Desde luego es un alivio entre tanto histrionismo, pero en mi opinión se queda pelín corto.

Otra cosa muy chocante son los cambios súbitos e inesperados en los conflictos emocionales: del amor al odio, del odio más atroz al perdón, del asco al deseo… En este sentido la escena final entre Brick y Maggie es… cómo lo diría? Simplemente un disparate. Puro teatro.
Talía666
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
23 de abril de 2008
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos le tenemos miedo a la verdad porque la verdad puede ser dolorosa y, aunque siempre es preferible a una mentira, muchas veces puede condenarnos a una vida de amargura, una vida en la que nuestro interior se retuerce como hoja que la llama engulle y sólo el alcohol con su efecto de sueño de los sentidos puede aplacar tanto dolor. Eso es lo que le pasa a Brick, un hombre que parece que sintió algo más por un amigo suyo y ahora ahoga esos sentimientos prohibidos entre whiskys y con un matrimonio no muy bien relacionado, en el que él llega incluso rechazar un vaso en el que ella ha bebido. La tensión es patente en esta magna obra del cine y el tándem Taylor Newman nos hace vibrar e incluso estremecernos con ese drama existencial en el que el amor, lo prohibido y el pasado se entremezclan con endebles hilos que parecen se fueran a romper en cualquier momento. El tejado de zinc quema, pero la gata resiste, comprende lo que Brick siente y sigue amándole a pesar de todo, una gata con un precioso vestido blanco que resalta esos ojos violáceos tan bellos, una gata que lucha por lo que cree que es suyo y que llora con una terrible dulzura sentada en su cama de cabecero dorado. Completa esta magna obra un padre moribundo, pedante y odioso que sabe ver en el corazón de las personas y admira a las almas atormentadas, pero de buen fondo, rechazando la hipocresía y la mediocridad de su horrorosa nuera coneja y esos nietos tan relamidos e insoportables. El padre ama a Brick a pesar de ser un auténtico fracasado y ama a la gata luchadora, ama la dolorosa cara de la irremediable verdad, de la muerte que afila su guadaña y se enfrenta a ésta para asentar su imperio sobre los nobles corazones, no sobre las apariencias y falsedades... Destacar la frase de Liz: "Estoy viva, ¿comprendes?... Vivo todavía, ¿por qué le tienes tanto miedo a la verdad?" Sencillamente genial, he llegado a poner esa escena múltiples veces con enfermiza obsesión y no me cansaré nunca. A mis 19 años uno de los mejores clásicos que he visto en una atmósfera agobiante y opresiva que nos transporta al calor sureño, a los corazones atormentados, la lucha por el dinero y el amor en todas sus posiblidades... Disfrútenla.
Paco Ledesma
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
17 de febrero de 2008
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A 50 años de su estreno, no puedo encontrar esta película más vigente. Y es que ésa es una de las virtudes de las grandes películas: el no envejecer; así Richard Brooks consiguió hacer una de las mejores películas de los 50's en esta fabulosa adaptación de la estupenda obra teatral del talentoso Tennessee Williams.

Aquí hay de todo como en botica: envidia, resentimientos, desamor, hipocresía, ambición, frustración, celos, muerte....... y en medio de todo esto una mujer dispuesta a todo por salvar su matrimonio. Personajes inolvidables encarnados por un puñado de grandes y extraordinarios actores.

Elizabeth Taylor es la gata del título: sensual, aguerrida, pero frágil y vulnerable a la vez todo en una interpretación memorable que la hacía vislumbrar como una de las grandes actrices de la historia del cine. Paul Newman es su atribulado marido quien esconde un secreto que sumado a sus resentimientos le impiden ser feliz pese a que tiene todo para hacerlo, una delicia de personaje a quien Newman dota de gran humanidad y aporta tremenda credibilidad.

El gran Burl Ives es el plato fuerte en una excelente actuación interpretando a Big Daddy, el patriarca de la familia que quiere controlar todo y a todos, pero que en el interior no es menos sensible que cualquiera de nosotros. La talentosa Judith Anderson interpreta a su amante esposa, tan perfecta que raya en lo insoportable al punto de tolerarle todo al marido incluso el gran desprecio que él en algún momento de la película le evidencia. En la contraparte figuran Jack Carson y Madeleine Sherwood como el hijo mayor del matrimonio y su esposa, cuya ambición desmedida puede llegar al punto de fomentar la destrucción de la relación de la pareja protagónica.

Perfecta por donde se vea, este es un film que seguirá perdurando.
Crisio
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 3 4 5 10 23 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow