La pianista

La magistral Isabelle Huppert interpreta aquí a Erika, una solitaria profesora que no ha conseguido triunfar como solista de piano, con el consiguiente reproche diario de su asfixiante madre, con la que comparte casa y cama.
Durante el día, Erika es una mujer dura, seria y de una frialdad aterradora. Sin embargo, por las noches ocupa su tiempo libre entre los peep-shows, el voyeurismo y la automutilación. Todas estas perversiones ocultas no dejan de ser sino formas de huir de su soledad y aislamiento. De esta forma, va alimentando dentro de ella una oscura fantasía en la que el amor se entremezcla peligrosamente con la violencia, el castigo y la humillación.
El hecho de que jamás haya sido amada hace que Erika sea una verdadera analfabeta sentimental. Así cuando Walter, uno de sus jóvenes alumnos, se enamora de ella, la propia Erika acaba convirtiendo la incipiente relación en algo enfermizo, consiguiendo transmitir su perturbada idea del amor al joven pretendiente, que en su ingenuidad no había experimentado nunca nada tan extrañamente intenso.
Haneke nos habla de como nos influimos los unos a los otros a través de las relaciones, ya que en la película tanto Walter como Erika acaban conociendo respectivamente lo oscuro y lo luminoso del amor. Sin embargo, no nos engañemos, como siempre Haneke no nos ofrece ninguna esperanza, nos dice que la condición humana es irremediable y por tanto no nos pretende contentar con un happy end edificante. Muy al contrario, el director nos tortura con una escena final entre Walter y Erika a medio camino entre la violación y la ternura que resulta escalofriante y nos anticipa el triste final de la profesora de piano

Haneken adapta la novela de la premiada al novel de literatura.
La pianista no trata de música sino de una profesora prestigiosa de piano del prestigioso conservatorio de París, Jelinek disecciona a un persona marcado por la infancia y por su madre y todo esto queda reflejado en una personalidad y una sexualidad trastornadas y enfermizas.

¿Porqué la pianista y no otra profesión?, muy acertada la elección de la profesión y por experiencia lo digo que conozco muy bien este mundo y creo que en la historia de la protagonista no se exagera nada.
El mundo de la música es un mundo extremadamente competitivo e implica una tremenda soledad y si a esto le añadimos una madre o padre controlador y dominante estamos ante un desequilibrio de la personalidad desde la infancia, un desequilibrio que no deja crecer a la persona en orden, creando unas alteraciones grandes en la personalidad y por lo tanto en la sexualidad de la persona.

No se crean que lo que ven es ficción, esa frustración personal existe y su vía de escape suele ser la sexualidad y cuando esta no se ha desarrollado de una manera normal nos encontramos estas alteraciones sexuales tales como el sadomasoquismo extremo.

Esta actitud de esta profesora en las clases es algo muy común en los grandes y más prestigioso conservatorios, la competitividad y las derrotas y si a esto le sumamos una gran soledad el resultado es un carácter amargado y depresivo.

Todo esto que comento lo he vivido en primera persona y me sorprende que Haneken y Huppert lo lleven a la pantalla de una manera tan genial.
Huppert asusta y da mucha pena, da pena ver como un personaje de un talento como el suyo está destrozada y muerta por dentro, incapaz de saber lo que significa la palabra amor e incapaz de amar, el amor y la sexualidad se fueron por caminos muy lejanos hace muchos muchos años antes.

A Haneken no se le escapa ningún detalle, todo lo que muestra está genialmente calculado y pensado, desde los diálogos con su madre hasta las escenas más comprometidas de la película.
El retrato psicológico es casi perfecto y la actuación te deja con la boca abierta pues la mirada de esta mujer dice y mucho, eso es lo que más me ha sorprendido, su profunda mirada.

Una película bastante desagradable y que le deja a uno un mal sabor de boca pero cuando termina la película uno piensa...es una obra arte, es genial...

La pianista no habla de música aunque esta sea un fondo donde se desarrollan las escenas más desagradables de la película, con Schubert y Schönberg, Haneken utiliza su terrible bisturí.