Gosford Park

La última gran película de Robert Altman, Gosford Park es un drama coral disfrazado de intriga de cámara. Usando como punto de partida la tópica historia del misterioso crimen en una apartada mansión aristocrática, de la que se rie durante todo el metraje, Altman teje su característico crisol de historias paralelas y multitud de personajes pululando por la escena, sin tener un claro protagonista, aunque quizá enfantice más en la joven Mary, criada primeriza en esto de las fiestas de casa de campo, y cuya inexperiencia usa como pretexto para introducirnos a nosotros en ese submundo de pasillos laberínticos durante el cuál presenta a los actores de la historia y el lugar que sirve de fondo y nos deja caer algunos detalles importantes para la trama a desarrollar posteriormente. Son sin duda esos primeros minutos de la película los más lentos, necesarios para entender la compleja historia pero en los que parece que no pasa nada.

Sin embargo, pasados esos primeros minutos la película entra en vereda en cuanto las interrelaciones entre el enorme número de personajes empiezan a definirse y se produce en la mansión un crimen que da un vuelco a la historia destapando las miserias que todos los personajes, criados y siervos, ocultan. Porque, a pesar de sus constantes toques de humor negro diseminados por toda la cinta, Gosford Park es básicamente un drama, mucho más profundo de lo que aparenta, tratado de una forma tan sutil y precisa, como no podía ser menos tratándose la historia en un entorno aristocrático, que corre el riesgo de perderse entre la trama. Sin grandes lágrimas, sin efectismos, sin música épica, valiéndose especialmente del impresionante reparto (donde destaca, cómo no, la gran Helen Miren) logra hablarnos de pérdida, de decadencia, de arrepentimiento, de odio, todo ello enmascarado en una gran broma de suspense ambientado en una casa de campo. Lo importante aquí no es lo que pasa en primer plano, sino todo lo que sucede simultáneamente detrás de este, todo eso que a veces se nos escapa a la vista. Gosford Park es un film soberbio y bello, aunque también injustamente incomprendido debido básicamente a su complejidad. Muy recomendable para todo aquel que quiera saborear un buen drama de uno de los más olvidados maestros del cine americano.

A pesar de tener un elenco espectacular y muy buena música y ambientación, no puedo evitar sentirme incompleta al terminar la película, con ganas de más, como si estuviera a medias.
El argumento estaba bien, pero le ha faltado desarrollo, no digamos ya la poca profundidad en la historia de los personajes. El espectador se pierde, no sabe quién es quién ni quién ha hecho qué. Creo que la película podría haber dado mucho más de sí.
Por otra parte es un film lleno de pequeños detalles y crítica mordaz muy "british".

Un sobresaliente ejercicio interpretativo y de dirección. Soberbia puesta en escena, con unos personajes a la altura narrativa.
Entiendo que a pesar de sus varias nominaciones, solo consiguiese un Oscar, porque aquel año competía con El Señor de los Anillos y Una Mente Maravillosa. Ciertamente contra "LOS ANILLOS" resulta imposible, pero "Una Mente Maravillosa" no es ni remotamente superior a la calidad técnica y artística de la que nos ocupa. Los premios de la Academia, son así...

No puedo evitar hacer referencia a la serie británica ARRIBA Y ABAJO; la cual tuve presente en todo momento. Gosford Park tiene mayor ritmo, aunque las escenas parezcan "guionizadas" desde aquella magistral fórmula.

Gosford Park es una buena película, de hecho, en pocas películas se narra mejor que en ésta, esa sórdida hipocresía que de forma soterrada viven la nobleza y los empleados a su servicio. Desde tiempos inmemoriales los nobles han sido padres de hijos bastardos y han deseado en privado lo que repudian en público. Han explotado, humillado y ninguneado al pueblo llano y han ocultado bajo las faldas de sus sirvientas sus bajos y, al mismo tiempo, humanos instintos. Y sus sirvientes han disimulado muy bien la animadversión que sienten hacia ellos y sus mojigaterías, vistiendo su rechazo con gestos de falsa aquiescencia y medias sonrisas.
Pero si hay algo que llevo mal en una película es vislumbrar la identidad real de ciertos personajes (no desvelo más porque no pretendo incluir ningún spoiler) cuando se supone que eso debe ser parte de un sorpresivo final que rompa con los esquemas y elucubraciones realizadas por el espectador. Y eso ocurre por la gran cantidad de pistas que se van dejando a lo largo de la película aunque no se hagan de manera explícita.
Por otro lado, por mucho que la sociedad en la que vivimos nos demuestre que el "Principio de Peter" se cumple con muchísima frecuencia, no sirve como excusa para que el detective encargado de resolver el caso sea un imbécil de tal calibre que convierte la obra en un sainete.
La película en su parte final se podía haber convertido en un auténtico thriller y no le perdono al director que no haya sido así.

Complejísima película, muchos personajes, muchas historias enlazadas y todo en un mismo escenario. Reconozco que está muy bien ambientada y muy bien rodada pero me aburrió mucho. Es como una partida al cluedo pero que se hace eterna.