Confucio

Las principales obras del famoso filósofo y político chino del siglo V a.C. quedan plasmadas en esta película de la directora Mei Hu, protagonizada por el gran Chow Yun Fat.

La película se limita a mostrar las andanzas de Confucio a lo largo de una serie de periodos en los que se pueden ver las batallas que libra, siempre sin recurrir a la violencia y su posterior exilio del ducado de Lu.

Sin embargo la película refleja más las batallas y sus consecuencias que las enseñanzas del propio Confucio a lo largo de su vida, que en la película solo se muestra en sus últimos 22 años de vida.

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La dirección no es que sea del todo mala, la interpretación por parte de los personajes es bastante buena, sobre todo la de Chow Yun Fat. La música y los escenarios son realmente bellos y permiten un mayor desarrollo de la historia.

No obstante yo la calificaria con un 5/10 porque sus 124 minutos de duración se harán pesados para la mayoría de los espectadores.

Una película, por lo tanto, solo recomendable para aquellos que prefieran seguir una línea argumental historica, más que lectiva.

Algo tiene que haber en Confucio (latinización de Kung Fu Tse = Maestro Kung) para que siga inspirando, afectando y entusiasmando a tantas personas en el mundo, tanto oriental como occidental, y para que aún siga vigente y con gran influencia en su país natal China, no obstante los radicales cambios ocurridos allí desde 1949, donde por muchos años se pretendió abolir a todas las religiones por considerarlas el opio del pueblo. Ya es diciente de por sí que, con capital chino, equipo chino y actores nacionales, el director Hu Mei haya podido realizar, sin obstáculo alguno, esta magna obra que sin duda exalta la vida y el pensamiento del gran filósofo, estratega y maestro oriental.

Hasta en la Enciclopedia Soviética, en su edición de 1954, se exaltaba la figura de Confucio con frases como esta: “Con fogosa pasión por su patria, Confucio se levantó contra las discordias internas entre los gobernantes y siempre hizo hincapié en la necesidad de trabajar por la unificación de China”.

Se puede llegar a cuestionar la presencia del político Confucio entre los señores feudales, pero fue el tiempo que le tocó vivir... y aún entre ellos, cada palabra suya abogaba por una política limpia, honrada y justa, y propugnaba por la unión como única forma de terminar con la guerra.

Sobre la vida del filósofo se tejen leyendas, como la de su supuesto (e inviable) encuentro con el mítico Lao Tse (Viejo maestro), y a esto, el filme de Hu Mei le concede una atractiva escena, pero cuidándose sabiamente de que resulte ambigua y pueda interpretarse de diferentes maneras: un sueño, un recuerdo, un encuentro espiritual en el plano astral…

Creo que Mei se esmera suficientemente por ilustrar a Confucio como lo que fue: un ser humano. Lo enmarca en las luchas por el poder, en medio de la guerra, en sus aciertos como estratega y en sus fracasos para lograr cambios sociales de alguna envergadura. Nos lo deja ver en medio de las tentaciones, llorando por el discípulo muerto… y errante, sin mayores logros, por reinos donde los gobernantes le escuchan, pero ninguno está dispuesto a cambiar el poder conseguido a costa de medidas non sanctas, por la transparencia y la dignidad que predica el “iluso” maestro.

Se me ocurre pensar que la vida de Confucio se asemeja a la de ese otro grande, Francisco de Asís, cuya lucha e ideales, parecieran haber terminado en un enorme fracaso, pero que, contra todo, siguen vigentes sin conseguir cambiar a sociedad alguna, pero probablemente llevando luz a los corazones de anónimos individuos.

El filme de Mei, con más pasión y fuerza interior que externa -lo que lo hace un tanto inaccesible para los occidentales-, cuenta además con una factura impecable, una banda sonora muy bella y absorbente, y una correcta presencia de Chow Yun Fat como el maestro Confucio y de la encantadora Zhou Xun como la trágica consorte real Nanzi.

Confucio es, en cualquier caso, un personaje digno de conocer.