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El hombre elefante

Drama A finales del siglo XIX, el doctor Frederick Treves descubre en un circo a un hombre llamado John Merrick. Se trata de un ciudadano británico con la cabeza monstruosamente deformada, que vive en una situación de constante humillación y sufrimiento al ser exhibido diariamente como una atracción de feria. (FILMAFFINITY)
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Críticas 211
Críticas ordenadas por utilidad
14 de junio de 2008
28 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue durante una noche brumosa, lo recuerdo (¿vagamente?).

Se dice que el anonimato en el mundo de los hombres es mejor que la fama en los cielos. Yo digo que todo es una ilusión.

Me senté, y observe.

Una sonrisa angelical. Un sonido desgarrador. Un recital de Shakespare (inmortal). El más humano de los humanos. Un cuadro. Una almohada. Y, la muerte.

Pero, aquí nada murió. Nada.

Y se me partió el corazón. Esa noche las lágrimas fueron reales.
El_Chacal_Beat
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13 de enero de 2009
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
- PARTE OBJETIVA:
Tras su debut con Eraserhead, experimento cinematográfico tan fascinante como irritante, David Lynch cambia bruscamente de estilo, dejando aparcada su fascinación por la deformación de la realidad e interpretación de los sueños, y nos ofrece un fascinante relato con gran carga sentimental, y con pinceladas kafkianas inundando la pantalla, tales como la desesperación y el absurdo (sobre la pesadilla kafkiana, Cronenberg está mas familiarizado).
El cambio de terreno de su actividad, no indujo a Lynch a renunciar a su sombrío y enfermizo cine (aunque en su filmografía se distinguen claramente los encargos de los proyectos personales). Es por ello por lo que ni él ni Badalamenti impregnan la narración de sentimentalismo barato, para conseguir la lágrima fácil. Es a través del estilo, seco y penetrante (como haría, por ejemplo, Darabont en "La milla verde") donde su expresionismo reluce. Lynch convierte en una fábula un tema que en otras manos hubiera sido indigerible, humanizando al monstruo y animalizando al hombre (fiel paradigma del espejo de dos caras, el del alma). Diríase que David fue domesticado para este proyecto; aún pisando camino ajeno, se desenvuelve de maravilla (vean mas tarde "Wild at heart" y "Una historia verdadera").
La instrucción de los personajes primarios es apenas mera anécdota, al contar con dos actores tan serios y sobrados de talento. La fotografía es magnífica, su recreación, ambientada a finales del siglo XIX, fiel y magnética; el trabajo tras las cámaras de Lynch es memorable; y la interpretación de Hopkins y Hurt, sobre todo la del 2º, puede suponer, sin exagerar, una cumbre en la interpretación contemporánea. Es admirable, tras esas capas de maquillaje y postizos, la capacidad de trasmitir sinceridad y una paz espiritual que se antoja lejana por lo increíble que resulta creerlo (y éste es el claro problema de nuestro entorno: considerar como falso todo aquello que no nos concierne o a lo que los medios no nos supeditan). Hurt consigue encandilar de humildad y rectitud a nuestro herido nervio óptico, para acabar convocando una sesión extraordinaria de las siempre entrometidas e inoportunas lágrimas que inundan tus ojos. Si éstas solo deben hacer acto de presencia en escasas ocasiones, que vuelvan a reunirse pronto sobre mis párpados, porque de nuevo habré disfrutado de esta maravillosa obra de cine.

- PARTE SUBJETIVA (la necesitaba con ansia):
Pocas películas habrán conseguido que exhalara tanta tristeza, que me sintiera tan avergonzado de mi condición humana, que tras los títulos de crédito finales, aún me sintiera compungido, en estado de tribulación. Pocas se habrán convertido, para mí, en una obra maestra instantánea; pocas se me han imprimido en la memoria sabiendo que pasará en ella mucho, mucho tiempo. Pocas veces me habré sentido tan triste por no pertenecer a la época en que vivió John Merrick, por no poder haber estado frente a él, y contemplarlo como un ser "único" en este mundo.
Weis
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8 de noviembre de 2010
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película cuenta la historia de John Merrick, un hombre al que, por su aspecto físico, el mundo le negó todo: cariño, respeto, amor. Lynch trata con compromiso la historia, Merrick inicialmente se nos presenta como un ser monstruoso, pero el director americano dedica casi la totalidad del metraje a desnudar el alma del hombre elefante, nos hace ver que es una persona y no un animal, como el mismo protagonista grita exhausto en la agónica escena de la estación.

En mi opinión es una película perfecta, esencialmente humanista y melancólica. Lynch introduce diversos sueños a lo largo del filme de un nivel artístico insultante, crea una atmósfera terrorífica ayudándose del juego de luz y sombra (deudor de Murnau) y de turbios planos, conocidos por todos sus seguidores. Lynch maneja el lenguaje cinematográfico como nadie, el mejor ejemplo está en la escena final, el controvertido director se ríe del mundo acariciando con su cámara una catedral de cartón hecha por Merrick, limpísimos movimientos de cámara convierten lo trivial en poesía, eso sí, con la ayuda de Morris.
Marco Scola
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12 de diciembre de 2010
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fantástica película la que se saca de la manga el genial David Lynch. Cuenta una historia real modificándola solo ligeramente y consigue una moraleja duradera. Profundiza en la superficialidad del ser humano y en sus consecuencias y nos damos cuenta, una vez más, de que en ese aspecto nadie está libre de pecado.

La película es dos cosas: un personaje y un retrato social. En la parte referente al personaje, Lynch consigue mostrarnos el alma desnuda de Merrick. La expresión facial del personaje es practicamente nula, pero lo que para otros sería un obstáculo insalvable, para Lynch es una oportunidad de profudizar en el interior de un tipo amable, inteligente y simpático. El director nos presenta la historia de tal modo que acabamos viendo el interior de una persona, convirtiéndose Merrick en un personaje casi literario. Tremendo el trabajo de David Lynch en ese aspecto.
En lo que a la parte social se refiere, se nos muestra la oscuridad húmeda que inundaba aquella Inglaterra del siglo diecinueve. Esa gente de tabernas, con ese estilo de vida tan similar al de los piratas, con la palabra amistad olvidada en el diccionario y con el dinero siempre en la cabeza y un vaso siempre en la mano. Aquella depravación callejera que surgía cuando el sol se ponía y los oscuros callejones se convertían en hervideros de sexo (no hemos cambiado tanto, ¿no?) Cuando ésto se combina con el fenómeno que supuso Merrick, nacen unos mimbres que el director aprovecha para calcar con dureza la frivolidad humana.

Anthony Hopkins demuestra sin salir de la película que igual te sirve para un roto que para un descosido. Alegría, tristeza, emoción, desencanto... Plasma tantas emociones que es difícil no entender algo de lo que está pensando. Sus lágrimas son las lágrimas de todos nosotros. Destacable también Freddie Jones en un personaje que, en cierto modo, es la máxima expresión de una parte de los demás.

Lo menos bueno (porque no llega a malo) de la película es que tiene tramos un poco lentos y por momentos te parece estar en una especie de bucle en el que pasa lo mismo una y otra vez.

Preciosa historia bien contada que se mete un poco dentro de todos nosotros y que, aunque no revela nada, sí nos hace pensar en temas relevantes que, por cotidianos, acabamos pensando que no son importantes.

Un puntazo el hecho de rodarla en blanco y negro para remarcar esa atmósfera lúgubre lóbrega en la que se desarrolla la historia y, con ello, meternos más en la época en la que sucedieron los hechos.
Grijander
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21 de abril de 2012
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debo reconocer que tuve malas experiencias con el señor Lynch, Carretera perdida, Terciopelo
azul y Twin peaks, solo Una historia verdadera me parecio interesante, quizás por eso, porque es verdadera, real, la menos extraña.
Cuando empeze a ver la película me pareció una copia de Freaks, que buscaba generar lo mismo en el espectador, la simpatía hacia personas con capacidades diferentes y con malformaciones que son humilladas. Pero resulto ser un gran homenaje a la película de Browning.
En El hombre elefante lo intentan hacer de manera más cruel si se quiere, retrata de manera más notoria la humillación, con un personaje que sufre malformaciones, maltratado física y psicológicamente por un hombre que lo explota y lo humilla mostrandolo en un circo como un fenómeno, pero no se da cuenta o no le interesa saber que es un hombre con sentimientos igual que cualquiera. Hasta que se cruza en su destino, un médico cirujano con sentimientos, con buen corazón, el único que tuvo un gesto de humanidad con el. Vale mencionar el gesto en la cara de Hopkins cuando lo ve por primera vez y nota el sufrimiento y la tristeza de ese hombre, gran interpretación. Demás está decir lo geniales que fueron las actuaciones de Hopkins y Hurt.
No se si existió o pueda llegar a existir alguna vez, una persona como John Merrick, pero eso no es lo importante, lo importante es el mensaje y la mirada sobre la belleza interior, el mensaje a una sociedad tan egoísta y desinteresada por el otro. Nos hace pensar qué poco nos involucramos con las cosas realmente importantes, lo mucho que nos interesamos por las cosas superficiales y por las pequeñas cosas por lo que nos hacemos problemas. Cuántas personas son excluidas socialmente y tienen tanto para dar.
Tanto tiempo humillado, maltratado, menospreciado, discriminado y alejado de la sociedad que nunca le permitieron expresar sus sentimientos y lo que tenía para dar, solo quería una oportunidad para demostrar la necesidad que tenía de dar amor y sentirse capaz de ser útil en algo. Una vez que sintió que era querido ya era un hombre completo y una vez terminada su maqueta se sintió en la necesidad, ahora si, de poder descansar en paz.

"La vida está llena de sorpresas. Consideren el destino del padre de esta criatura. El
resultado es fácil de ver. Señoras y señores, la terrible obra maestra, ¡El Hombre elefante!.
nestor1981
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