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Cabeza borradora

Fantástico. Drama Henry Spencer, un joven depresivo y asustadizo, sufre desde pequeño unas extrañas pesadillas de las que intenta liberarse a través de su imaginación. Un día, su amiga Mary lo invita a cenar a casa; se entera entonces de que ha sido padre de un bebé prematuro y no humano. Mary y el extraño bebé se instalan en casa de Henry, donde un escenario iluminado tras el radiador muestra la presencia de una mujer. (FILMAFFINITY)
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Críticas 179
Críticas ordenadas por utilidad
21 de febrero de 2007
30 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Simplemente soy un iniciado en David Lynch y esta votación ha sido muy difícil de decidir. La nota, más que una nota cuantitativa, la he elegido por el término interesante. Ésta, es una película en la que las notas de filmaffinity no encajan. En Cabeza borradora hay que interpretar todos los componentes de la película de manera independiente.
En mi opinión la historia no me ha emocionado, lo que se dice, demasiado. Pero creo que cada película hay que analizarla como lo que es y ésta es una película surrealista. Como tal la historia encaja muy bien. Presenta una serie de sueños o alucinaciones desde macabros con un pequeño pollo que, pese a estar cocinado, sangra y se mueve hasta un teatro detrás del radiador de la pequeña habitación donde habita Henry, el protagonista.
Para presentar esta situación caótica, Lynch usa una fotografía bastante cuidada muy acorde con la historia. En este film, Lynch usa el blanco y negro pero con tomas muy oscuras en la que sólo los detalles necesarios para la historia se muestran claramente. La composición de las imágenes es muy adecuada y a esto se le añaden ciertos montajes muy trabajados. Las velocidades de las escenas son muy variables, siendo muy lentas, e incluso demasiado, al principio de la película y más rápidas y caóticas en cuanto se llega al clímax del film.
La banda sonora mete más al espectador en una dinámica caótica de pesadilla con un continuo siseo y unos ruidos agudos como industriales que sacan de quicio. Esta dinámica se contrarresta con una alegre música sesentera cuando Henry observa el teatro del radiador.
En resumen, una película curiosa a mi forma de ver donde se ve la trayectoria que Lynch va a llevar el resto de su carrera. En ésta se demuestra que este director es insistente en sus proyectos ya que este film le costó cinco años rodarlo y tuvo que buscar dinero de múltiples fuentes y amigos. Además tuvo el valor de debutar en el largometraje con una película de esta índole.
Jorge M
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16 de mayo de 2005
32 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchos directores ya hubieran querido para sí, debutar con una pelicula como Eraserhead.

Es una pelicula dificil de ver, que impacta desde el primer instante. La primera escena la recuerdo memorable, una verdadera lección de como introducir en estado de shock al espectador mediante un plano fijo y un sonido punzante. A partir de ahí, es como un descenso a los infiernos, una aventura por un mundo autómata, gris, triste, agobiante... y todo ello a través de la mirada de Henry, un hombre timido y abrumado por la vida.

Ha sido interpretada de infinitas maneras, ya sea en clave de sueño, en clave de realidad o incluso como una mezcla de ambas. El caso es que el surrealismo y el mundo onírico-simbólico tiene una importancia vital, sin duda Lynch ya dejaría ver aquí muchos de sus elementos característicos.

Perturbadora, terrorífica, monstruosa, hipnótica, fascinante.. todo eso es Cabeza borradora.

Además el uso de las luces y el prodigioso uso de la cámara la convierte en una auténtica joya que ha sido objeto de estudio .

Para los seguidores de Lynch es imprescindible. De lo que estoy seguro es que Eraserhead no dejará indiferente a nadie
josegolem
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30 de junio de 2014
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El deseo de David Lynch es hablar directamente a través de las películas". 'David Lynch por David Lynch'. Chris Rodley

1) INTRO

Con este film primerizo, Lynch se alejó posmodernamente del relato (desmaterializando y descorporeizando sujeto y razón ficcionales) convirtiendo la película en una emulsión alucinada y glandular a través del absurdo, la atonalidad narrativa y el humor negro.

Empezamos bien.

Propone un mundo de criadillas que no apela a la lógica, y que no debe ser analizado desde la lógica sino desde su capacidad de conmoción subjetivo-seudosurrealista. En ese sentido, él ha sido hermético en cuanto a las interpretaciones, pista de que la respuesta a 'Erasehead' debe ser emocional. Como dice el realizador: "Hay cosas que me parecen muy hermosas y no sé por qué. Algunas cosas tienen sentido y me cuesta explicarlas. Yo sentí Cabeza borradora, no la pensé".

Nosotros, si fuera posible, habríamos de hacer igual.

2) PRÓLOGO. EL HOMBRE DE LA PALANCA

En el inicio, un planeta (así lo describe Lynch) sobreimpresionado en un cráneo nos invita al viaje subjetivo. Un mundo propio y particular desciende hasta el parietal. Ése es el escenario, un semisótano de cráteres y aliens flotantes con forma de espermatozoide.

Luego aparece el hombre de la palanca, del que Lynch decía que si estaba al principio del metraje era por algo (¿). Trasunto, quizás, de demiurgo o hacedor de miedos y cicatrices que acciona el mecanismo de lo psicótico soltando esa larva representativa de lo enquistado y lo grotesco a la charca primigenia del film. Ya tenemos la historia, el núcleo; la concepción. La obsesión de Henry en forma de esperma se materializa en película.

El hombre de la palanca volverá al final soltando chispas cuando Henry se libere a tijeretazo limpio. Lo dice Michael Chion: "El planeta, que es la sede de la historia, se rompe como un huevo. El hombre sentado en la palanca intenta en vano impedirlo y el sonido, estridente, se eleva a un paroxismo místico". El mundo oscuro, ese mundo de miedos encerrados en un huevo con forma de planeta, se abre y deja paso a un momento de felicidad. La mujer del radiador aparece entre una bruma lechosa. Se abrazan. Ella ríe. Una pureza arrebatada y deforme cierra la película.

Vaya usted a saber.

3) THE PHILADELPHIA STORY

Henry pasea por un paraje postindustrial de charcos y tuberías, con bulbos desérticos como circunvoluciones de cerebro llenas de mugre de extrarradio.

Lynch vivió en una zona industrial de Filadelfia cerca del depósito de cadáveres, dice Michael Chion. Un laberinto de violencia que pasaría a ocupar una región de su imaginación y su memoria. Cabeza borradora se configura como expresión del recuerdo de aquella ciudad: "es la más violenta, la más degradada, la más enferma, la más decadente (…) Entrar en esta ciudad es entrar en un océano de miedo". Ese recuerdo habría de alimentar la atmósfera malsana de 'Erasehead'. Incluso se llegó a rodar una pelea callejera finalmente no incluida en el montaje final.

4) PUESTA EN ESCENA

* Michael Chion relaciona la sintaxis visual de Lynch con el cine mudo y son frecuentes las referencias a Buster Keaton y a Jacques Tati (cineasta del gusto del propio Lynch). Es cierto que hay algo de ese esquematismo, del uso básico y concreto de la imagen y el montaje. "Cineasta-literal" dice Chion, de "planos-pensamiento". Una utilización básica del montaje que lo alejan de concepciones estéticas más autorales o intelectualizadas.

* Cuestión distinta es la escenografía, el tratamiento de la fotografía (un B/N con el que arrimarse a la atmósfera de, lo asegura el propio director, 'El crepúsculo de los dioses') o el trabajo artesanal de efectos visuales basados en la inventiva y no el dinero: stop-motion, la creación del baby, el uso de una sábana negra con efectos de luz detrás de Henry para el tramo ultimo donde su mundo "explota", etc.

* Y, por supuesto, el sonido. 'Erasehead' es un tratado experimental sobre el clima sonoro. Músicas y ruidos, ambiente de calderas, un órgano desubicado… Como lo llama Quim Casas, una "sinfonía mecánica" o, en palabras de Paul A. Woods, efectos de sonido "líquidos". Una masa de ruido zumba electrificada en la banda sonora. El director lo explica así: "Me fascinan las presencias. Lo que se llama sonido de ambiente (...) Es una cosa peligrosa, porque en este aparente silencio se pueden aportar sentimientos y se pueden hacer ciertas imágenes de un mundo superior".

Lynch siempre ha dado importancia a este apartado, hasta el punto de rodar juegos intrascendentes que tienen en lo sonoro su principal baza:
http://www.filmaffinity.com/es/film501550.html

(Sin spoilers. Supongo)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Bloomsday
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6 de abril de 2008
41 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que sí, que sí, que seguro que todos los cinéfilos/intelectuales/enteradillos/gafapastas lo habreis flipado y os habréis hecho 30 pajas viendo esta cosa, pero la película es una CHUSTA. Ni onirismo, ni surrealismo, ni tonterías, el director nos toma el pelo a todos, haciendo que perdamos una hora y media tratando de comprender este esperpento surgido, probablemente, después de una desfasada ingesta de psicotrópicos.

Con un inicio "trepidante" (nótese la ironía), nos encontramos que la primera palabra es a los ¡20 minutos! ¿Qué pasa?, ¿Que porque sea en blanco y negro, carezca de sentido y los diálogos brillen por su ausencia es una obra maestra?

Que no hombre, que no, que yo no me lo trago.
Ryuk
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11 de julio de 2005
21 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así nació el engendro fílmico llamado David Lynch. El artista que nos pide que desacostumbremos nuestra mirada sumisa y permitamos que sus obras ejerzan un impacto en nuestros sentidos, en el subconsciente, en todo aquello que es irracional y afecta a los mecanismos subrepticios.
Su creación ahoga cualquier estructura argumental, pero quien no sea capaz de desprenderse de ella encontrará restos para malvivir y romperse los sesos. Siempre hay una base que se desarrolla en las pautas de la verosimilitud para que el espectador acceda por la puerta principal caiga en la trampa y finalmente sea desquiciado.
Como muchas otras, Eraserhead es un acto de onanismo, de onirismo, de sonidos remotos, de luz y de sombras y de las formas deformadas; pero como primeriza se presenta quizá más desnuda, más cruda, más desprovista de camuflaje convencional y por ello también más tosca y menos sofisticada que las siguientes.
Las creaciones de Lynch cumplen sobradamente con la máxima que entiende el celuloide como evasión. Son una ofrenda para liberar la mente y dejar que la retina capte libre de prejuicios estos fotogramas de la ensoñación y disfrutarlos o sufrirlos con la condición de que el cerebro no procese nada. ¿Es eso cine? Sin duda. Pero no del que se comprende, sino del que se digiere.
Mequetrefe rimbombante
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