Nunca es tarde para enamorarse

Esta película me dejó una grata impresión, y explico por que con una percepción muy personal.

Hay actores ya jugados, que si bien no es que actúan mal, sino que a veces por maña, si el director no los exige, dan un esfuerzo solo aceptable y no excepcional, es por eso q uno siente ciertos actores q actúan casi siempre de manera similar (Denzel Washington por ejemplo), o tienen mismos ademanes, etc.

Y esto es para decir que me gustó mucho la actuación de Hoffman. Los primeros 30 mins de la película, dónde hay tantas situaciones incómodas, y no tanto diálogo, impresiona el cómo sostienen la película Thompson (muy linda por cierto) y Hoffman, es increíble, esos 30 mins iniciales son un despliegue de excelente histrionismo y pura actuación sin artilugios. Esto por parte de los dos, pero aquí es dónde me agradó ver a Hoffman tomar riesgos, y esos rasgos repetitivos en sus actuaciones, solo los noté una vez finalizando la película.

Por otro lado, ya más con la película, me gustó mucho las locaciones escogidas, desde el aeropuerto, el teatro nacional, y los parques, realmente parece que le dan vida a Londres, y se vuelve una parte importante en la película.

Después de esos 30 mins, excelentes para mí, la película decae un poco, y ya para el final se vuelve cargado de clichés, pero eso no le quita lo entretenida.

Es una película corta de apenas hora y media, por lo que creo que es más lo bueno que lo malo. Principalmente las actuaciones y es una tragicomedia romántica aceptable y muy amena.

No sé si es que me estoy volviendo una blanda (¿tendrá algo que ver que resulte que me gustan las adaptaciones de las pasteladas de Nicholas Sparks, como Un paseo para recordar o El diario de Noah?), pero Nunca es tarde para enamorarse, estúpido título español de Last chance Harvey, me ha parecido encantadora y, en una palabra, preciosa.
No sé qué me pasa, pero últimamente me emocionan más las historias de amor cinematográficas entre personas ya maduras que entre jovenzuelos imberbes o veinteañeros como yo.
No sé si Joel Hopkins es un genio, pero su prosa me ha recordado poderosamente a mi adorado Richard Curtis, sin su sentido del humor acertadísimo, pero sin las estridencias y el exceso de azúcar de Nancy Meyers.
No sé si, como decía antes, soy una blanda de cuidado, pero hacía mucho tiempo que una secuencia, concretamente la de la boda y el discurso de Harvey para su hija y su yerno, no me emocionaba tanto, hasta el punto de dejarme casi al borde de las lágrimas. A mí, que soy una tipa dura que sólo llora como una madalena en teatro, ante un musical de Andrew Lloyd Webber o una canción de Mecano (bueno, también lloré la primera vez que vi Gladiator, lo reconozco. Y me sigue poniendo un nudazo en la garganta cada vez que la reviso que para qué os cuento).
Lo que sí sé es porqué son Dustin Hoffman y Emma Thompson dos de los mejores actores de la historia. No sólo es porque destilan una química única (se encuentran a gusto el uno con el otro en pantalla, y éso se nota). No sólo es por sus trayectorias inmaculadas. Es porque, realmente, ellos hacen a la perfección lo más difícil de actuar, que es precisamente que no se note que están actuando. Los dos son tan naturales, tan gente de la calle, que en ningún momento dudas de que él sea un músico fracasado y ella una encuestadora de aeropuerto frustrada.
Y por todas esas razones, la película, que no es una obra maestra, merece la nota tan alta que le pongo.

Lo mejor: La pareja protagonista, y el indudable encanto que desprende el guión.
Lo peor: En realidad nada, salvo que podría haber sido quizás más divertida.

Por fin una comedia romántica digna de verse. Una peli con un estilo impecable, elegante, buena música y buenos actores. Vale, no es una obra maestra del cine, pero al lado de otras películas de este estilo, está estupenda. Os la recomiendo.

No es una película que pasará a la historia pero gracias a los dos protagonistas (grandes actores Thomson y Hoffman), se puede disfrutar de principio a fin. Es sencilla, sin estridencias y desde luego todo menos una comedia. Se podría decir que es un guíon flojo dignificado por unas grandes interpretaciones.

Caeré en la obviedad si digo que Dustin Hoffman y Emma Thompson son maestros en su oficio. Así que destacaré una cualidad que les distingue de la inmensa mayoría de las estrellas: siempre se intuye que en la vida real son personas cercanas e inteligentes. Por regla general me suele dar exactamente igual que un actor sea un capullo si luego demuestra su categoría en la pantalla (me viene a la cabeza el nombre de Russell Crowe). Pero con la pareja protagonista de esta película te dan ganas de compartir una caña y sentarte a charlar con ellos, lo que siempre supone un plus de respeto.

Tan americano él, tan inglesa ella, arrastran su química a prueba de bombas por cada minuto de metraje aunque ella le saque una cabeza de estatura. Lo malo es que la película empieza y acaba con ellos. Hay muy poquito más que destacar, quizás la fotogenia de Londres y una Kathy Baker que se las arregla para llenar de matices un papel muy breve.

Aunque el arranque es muy bueno, los actores no pueden hacer más con un guión que se torna cada vez más previsible, una colección de topicazos y salidas fáciles que tiran del repertorio más básico del género, como en una mezcla cutre y en clave otoñal de "Pretty Woman" y "Love Actually".