Lo imposible

Aburrida, PREVISIBLE, desagradable y plana. Únicamente salvable en virtud de los 5 minutos de "riada" -a nivel visual- y, sobre todo, por la gran interpretación de Watts.

No solo incomoda que a cada escena se anticipe la siguiente, más grave aún, Bayona abusa deliberadamente de recursos propios del género de terror (reminiscencias de "El Orfanato"¿? Puede...) haciendo del film un cansino ejercicio de gore. Si te han gustado las películas de la saga "Saw" o "Hostel", no te la pierdas, es tu película.

Me voy al Spoiler, aunque si tenemos en cuenta la previsibilidad de la cinta tampoco era preciso hacer uso de él. En fin...

En líneas generales, coincido con todo lo dicho por la gente que no lloró con esta película.
Todo es muy bonito y visualmente parece un anuncio de lujo con gente que está guapetona incluso con sangre y guarrería por todo el cuerpo. Y los pobres de Tailandia sonríen y ayudan a la gente en plan anuncio de Coca-cola y seguro que fue así, pero seguro también que fue algo más humilde y más humano, si bien menos estético.

La mamá en concreto es un personaje brutal. Imagínate una mezcla entre Sarah Connor y la madre Teresa con un punto a lo Marylin Monroe. ¿Esa gente de verdad existe? Si es así, no consiguen que me lo crea. Oye, ojalá.

Hay que decir que Naomi Watts, muy bregada en esto de sufrir en las películas (como ella misma indicaba en una entrevista reciente, "sólo me llaman para hacer papeles de sufridora") hace de las suyas de nuevo: grita, se desangra, llora, moquea incontrolablemente y en definitiva, lo pasa de pena a su manera magistral de costumbre.

Ewan McGregor está ahí un poco de pegote, porque en la historia real había un marido por ahí y no podían cepillárselo así como así. El hombre pasó por su cheque y esta es su labor más relevante en la película, bueno, eso y una escena que se supone muy bonita y humana, pero que está tan exageradamente dramatizada que yo me quedo como estaba, es decir, a medio camino entre el bostezo y el enarcamiento de cejas.

Los niños son niños sosos que no te dicen nada y también como que sobran un poco, pero hay que poner algo para que Naomi sufra más desaforadamente si cabe y de paso el público, que me cuentan por ahí que lloraba tanto o más que la protagonista ahí en las salas.

El tsunami en sí desde luego no sobra, ya que es, con enormísima diferencia, la mejor escena de toda la película y es super espectacular, aunque ahí sí que estoy segura de que la realidad superó a la ficción.

Mi solidaridad con la gente que estuvo allí y lo pasó de pena, pero no con la película, que ni es mala, ni es buena, pero es como no ver nada.

Empecemos por lo bueno: acabado impecable, cast acertado, guión bien cuadrado (es todo TAN ftografía impecable, sonido perfecto, FX notables... todo made in Hollywood que resulta IMPOSIBLE ver nada español en ella)... todo muy bien cuadrado. Mucho. Muy logrado.

Pero luego están los elementos que me enferman: uso y abuso de tretas manipuladoras buscando lagrimeo, hondura narrativa cero (tras la ola se vuelve todo un survival film sin profundidad real), una blandura spielbergiana -cuasi vomitiva, un gusto por el save the cat cargante, un falso dramatismo notable (coño, que nadie me diga que es spoiler aque aquí no muere ni un prota), ciertas rémoras videocliperas molestas, niños con coraje y feelgoodismo generalizado.

Pues vale. Soy un cínico cabrón y no me lo trago. Las plateas llorarán a mares, pero yo no.

En fin. A Bayona le esperra un carrerón, supongo.

Sighh...

• Los hechos:

—11/10/2012: Se estrena “Lo imposible” y comienzan los misteriosos casos de desmayos, ataques de ansiedad, lipotimias, teorías conspiratorias con copias manipuladas por el Dr. Arden de “American Horror Story: Asylum” y, sobre todo, muchas enfermeras en los cines homenajeando a William Castle, el rey de los trucos. Porque fue un truco, ¿verdad? Tuvo que serlo, ¿no? ¿Quién puede creerse que los mismos que ven los programas más ‘gores’ de Telecirco acaben desmayados por una ración de vomitonas y huesos rotos? ¡Pues nadie!

—18/11/2012: Angelina Jolie moja las bragas de tanto llorar en una proyección de “Lo Imposible” en el Soho Hotel de Londres.

—EN EL PRESENTE: El filme de Juan Antonio Bayona consigue 14 Nominaciones a Los Goya y la nominación de Naomi Watts como Mejor Actriz a los Oscars y Globos de Oro.


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• La verdadera historia:

—11/10/2012: Yo era la persona que se desmayaba y, sí, era la misma. Siguiendo el mediaset-way-of-life quería hacerme famoso a toda costa (y a costa de otros). Viajé por todo el territorio nacional y me colaba en las salas para fingir mi desmayo… y parar la película e intentar hacerme famoso. Aunque mis actos salieron en las noticias y se habló mucho del tema… no pude hacerme famoso. Llamé, llamé y llamé pero no me quería sacar en ningún programa. Lo que no era Mediaset no quería hacer publicidad a Mediaset y en el programa de ‘Ama’ Rosa me dijeron que si no había muerto o había sido violado o ambas cosas no les interesaba en absoluto la historia.

—18/11/2012: Me colé en la proyección de “Lo Imposible” en el Soho Hotel de Londres y conseguí ponerme cerca de la Jolie. Mi plan era fingir un desmayo en los primeros minutos —cuando Naomi Watts está en lo que parece una atracción de un parque acuático construido por Jigsaw— y caerme encima de la entrepierna de la Jolie. Ella se pondría de pie histérica, su marido Brad Pitt me golpearía para luego llorar y el lío que armaría sería de proporciones épicas… ¡y ya no tendría que trabajar en 25 años! Iría de plató en plató, pondría demandas, saldría en Interviú y me harían colaborador de los espacios más sensacionalistas de Telecirco. ¡BIBA!

Cumplí con la parte de mi plan. Me desmayé y caí en la entrepierna de la Jolie. Pero nada salió a partir de ese momento como estaba planeado. Ella me vio allí y apretó su dulce mano contra mi nuca para conducirla a su sexo. Me retuvo allí con firmeza, ayudada con sus piernas, hasta que tuve que abrir mi boca para respirar. Comprendí la situación: nadie se había dado cuenta, con la excitación y oscuridad del momento, que estaba atrapado entre las piernas de la mujer más sexy del planeta. No puedo contar lo que ocurrió a partir de ese punto porque, primero, soy un caballero; segundo, porque esto no es un blog erótico; y tercero y más importante: ¡NO IBAN A PENSAR QUE IBA A SER TAN ESTÚPIDO DE CONTARLO GRATIS! Sí les puedo decir que si la Jolie lloró de la emoción viendo “Lo imposible” no fue por lo que se estaba proyectando arriba sino debajo. Y, sí, Brad lloró al verme la cara.

—EN EL PRESENTE: Cuento toda la verdadera historia. Sí, es una historia verdadera y basada en hechos reales. ¿¡Qué es imposible!? Pensaba que ‘lo imposible’ era realizar un uso sensacionalista y morboso de una tragedia y reducirla a una manipulada e híper-estilizada crónica familiar de mucha gente rubia con rasguños que no para de llorar y abrazarse. ¡Por favor! ¡ESO SÍ QUE ES LO IMPOSIBLE!

Es una película hecha única y exclusivamente para emocionar al espectador. Hasta ahí, es algo relativamente lícito. El problema es cómo lo intenta, y entonces se advierte la tremenda carencia de talento puesto en tal empeño. Me refiero a talento cinematográfico, artístico; es evidente que talento comercial, astucia corporativa, sí que tienen estos señores. Pero aquí venimos a hablar de cine, de algo que pretende llamarse artístico, y no de estrategias de mercadotecnia y psicología del cliente (el problema es que el cine cada vez es más indistinguible de lo segundo).

Como decía, está hecha para emocionar al incauto, pero lo que hace es arrancarle la empatía a golpes de la peor pornografía sensiblera. Cada secuencia, cada plano, cada diálogo, cada entonación, cada sonido (diegético y extradiegético; la música es de una redundancia respecto a lo visual esperpéntica) está diseñado con la única finalidad de forzar la lágrima, una lágrima que habremos de llamar 'fácil' por ser producto de una postura comodona, perezosa e infantil en el espectador. El guión es lamentable, digno de treinta minutos de trabajo, con unas situaciones que constituyen un convencionalísimo muestrario de topicazos. Tal táctica es loable para un anuncio de cualquier empresa de pañuelos desechables o seguros familiares, pero como creación cinematográfica es poco menos que un insulto. Más que empatía, provoca en el espectador (encontrándose éste en condiciones normales de exigencia) repugnancia y enfado.

Los efectos especiales sin talento no son más que financiación, puestos al servicio de la nada artística no son más que fuegos de artificio, ruido y esplendor fugaz. Una película que se reivindica las más de las veces por ellos, poco o nada tiene que ofrecer.

El éxito en taquilla y la nota media en esta web no es más que un signo de los tiempos.