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Boyhood (Momentos de una vida)

Drama Historia dramática que recorre 12 años (2002-2013) de la vida de Mason (Ellar Coltrane) de los seis a los dieciocho. Durante este periodo, se producen todo tipo de cambios, mudanzas y controversias, relaciones que se tambalean, bodas, diferentes colegios, primeros amores, desilusiones y momentos maravillosos. Un viaje íntimo y basado en la euforia de la niñez, los sísmicos cambios de una familia moderna y el paso del tiempo. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 359
Críticas ordenadas por utilidad
13 de septiembre de 2014
22 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película se abre con el protagonista mirando las nubes, siempre cambiantes y siempre las mismas, y es que en Boyhood el tiempo pasa y esa frase se materializa en la película con una plasticidad y una textura física y corporal tan tangible que se puede sentir cómo el tiempo fluye y se escapa entre los dedos de un espectador que asiste al paso de la piel de niño del protagonista a la plagada por el acné durante su adolescencia, al aumento de las arrugas de Ethan Hawke y de los kilos de más de Patricia Arquette.
Boyhood es una película de aprendizaje pero también de pérdida, de la pérdida de un paraíso infantil en donde todos son seguridades hacia un mundo en la que ya no hay certidumbres excepto la de ser lanzados al vacío. En otra narración sobre la pérdida, Tokio Blues de Murakami, hay una lírica estampa en la que el protagonista deja escapar una luciérnaga que le han regalado una noche de verano y deja marchar con ella una etapa de su vida. Porque, al fin y al cabo, somos seres moldeados por el cincel del tiempo y es que en el fondo la vida es un ir despacio hacia la muerte, palabra que no se menciona en Boyhood y que sin embargo la sentimos siempre presente más allá del final de la película.
Boyhood es una película de una deliciosa y lírica cotidianeidad, de espacios urbanos alternados con espacios naturales, película de aulas de instituto, apartamentos, chalés adosados, parques infantiles, acampadas en el bosque, excursiones y carreras en bicicleta. Es una película de diálogos sencillos, de unas vidas que van discurriendo. Nos enseña que vivir es ver pasar, es decir adiós a los que amamos, es acumular objetos que tiramos una vez que pierden su significado, que crecer es doloroso y que la vida te hace más sabio pero a la vez más precavido y que muchas veces hay que tirar algunos sueños por la borda para alcanzar otros.
Dicen que Ethan Hawke lloró al ver la película puesto que tomó conciencia de los doce años pasados durante el rodaje. En el pasillo de mi casa hay fotos familiares que, no sé si por azar o por un exceso organizativo por parte de mi madre, están ordenadas cronológicamente. Después de ver Boyhood, las contemplé y yo también me eché a llorar.
Cronocrímenes
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9 de septiembre de 2014
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a empezar por el final. ¿Obra maestra? Más allá de que se abusa de ese término alegremente, Boyhood no es una película sobresaliente. Es una película ambiciosa, única, obstinada, es una película apreciable, pero no alcanza la categoría de obra maestra, aunque una gran parte de la crítica se haya desmayado tras su estreno.

(...)

Linklater quiere atrapar el tiempo en sus películas, ya sea un día o toda una vida. Su cine hiperrealista, como muestra también en Boyhood, aspira a sujetar ese momento, ese instante de vida, como dice un personaje al final de la cinta…

A principios de los 90, con Slacker, Linklater ponía los mimbres de su cine. Aquel estrafalario desfile de personajes noventeros, vagando por las calles de una ciudad tejana, fue un experimento interesante. Un testimonio de una época. Si se quiere entender aquella extraña etapa, la del grunge, la apatía, las camisas a cuadros, y la ironía como escape vital, Slacker es una cinta de obligado visionado. Aunque nosotros preferimos Suburbia, un perfeccionamiento del concepto Slacker por parte de Linklater, ya después de rodar Antes del Amanecer.

En Suburbia, el director tejano introducía algunos elementos dramáticos, dando más empaque a su cine. Suburbia ya no era solo un desfile de personajillos más o menos insoportables divagando sobre la vida, era un tratado sobre el desencanto juvenil, sobre la pérdida de la inocencia, la amistad, los ajustes de cuentas y el miedo al futuro. Los personajes de Linklater no quieren crecer, no quieren seguir la línea marcada, dudan sobre el camino a recorrer.

Como duda el protagonista de Boyhood. “¿Realmente quiero ir a la universidad, hacer lo que todo el mundo hace? ¿Para qué? Mi madre lo hizo, y está tan confusa como yo”. 20 años después los personajes de Linklater estando igual de confusos. Mason podría ser uno de esos chavales de Slacker, o uno de los amigos que pasaban el rato bebiendo en la parte trasera de la gasolinera en Suburbia. Nada ha cambiado.

Boyhood alterna grandes momentos como el que acabamos de citar, reflexiones de peso, con instantes más intrascendentes. Pero creemos que Linklater lo ha planteado así de forma deliberada. No le gustan las exageraciones dramáticas, disfruta de lo ordinario, de la belleza de un día normal, de una vida normal. Mason ha tenido una vida normal (para un estadounidense). Y ese es quizás uno de los puntos débiles de Boyhood. Todo es demasiado normal.

El personaje principal tampoco ayuda a elevar mucho el ánimo. Como le dice uno de las parejas de su madre, se pasa la vida murmurando. Más allá de eso, su actitud es un poco meliflua. O dicho de otra forma, su personaje y la mayor parte de sus preocupaciones, no me resultan demasiado interesantes. Es la misma historia de un jovencito estadounidense que ya hemos visto decenas de veces.

En el caso de Linklater no podemos decir que le haya faltado ambición con su proyecto. Este es su estilo, su visión de la vida, un tejano de pura cepa, que vivió una infancia y adolescencia parecida, y con Boyhood ha querido volver a repasarla. El problema, en mi caso, es que no conecto muy bien con sus personajes. Mason no es una excepción. Más interesante es la evolución del personaje que encarna Ethan Hawke. De la confusión de un treintañero a los trajes y la mini-van de un padre de familia.

Boyhood es una de las películas más singulares de las últimas décadas. De eso no cabe duda y hay que valorarlo. Pero en su justa medida. Más allá de que Linklater haya utilizado a los mismos actores durante un rodaje de 12 años (¡ole sus huevos!), la historia de Boyhood no es gran cosa. Es la vida, sí. La vida de Mason. Y a mí el chaval, muy buen chaval por cierto, no me hace tilín.

Lo Mejor: única y ambiciosa en su planteamiento. La naturalidad de las interpretaciones y de algunos diálogos.

Lo Peor: A la historia, al guión, le falta chicha. Si te gusta Linklater, disfrutarás. Si no, son 3 horas de puro Linklater…

[crítica publicada en alucine.es]
david
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14 de septiembre de 2014
25 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se como empezar a describir mi frustración. Después de leer la multitud de críticas positivas, los grandes elogios de tantos que entienden de cine, mucho más que yo seguro y finalizadas las dos horas largas de película, acabé aburrido, exhausto de tanta realidad, de una realidad intrascendente, soporífera.

La realidad de un adolescente cualquiera, con problemas, con unos padres separados. No nos cuenta la realidad de una sociedad como pasa por ejemplo en American Beauty, ni siquiera es una realidad de alguien que tenga algo “diferente” que contar como podemos encontrar en Intouchables o Las sesiones, ni una realidad transgresora y directa como La vida de Adèle, es simplemente una historia de unos personajes que no se acaban de desarrollar del todo, y no será por falta de horas, a excepción del más irrelevante, el personaje principal. La historia gira en torno a un adolescente normal y corriente, y a uno se le quedan las ganas de conocer mucho más en profundidad a personajes que desaparecen de la historia sin volver a saber nada de ellos, o personajes que están ahí alrededor de la vida del chaval, simplemente de relleno, como la madre el padre o su hermana.

Por todo esto, porque me aburrí como nunca al verla, por la falta de imaginación y por las pocas ganas de arriesgar del director Ben Lewin le doy un 3.5/10.
Caperucita_Azul
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19 de enero de 2015
36 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película de simulada profundidad, falsa y hueca como una cáscara vacía, en resumen, una estafa. Durante tres horas uno está esperando a que la película arranque, a que se produzca ese chispazo que detone algo, ALGO, una lección, una emoción, una vivencia significativa, pero, como he leído por aquí, todo se queda en la más profunda e intrascendente NADA. Así que te sientes estafado, porque esta película, pese a sus 12 años de rodaje, ni aporta nada ni consigue emocionarte ni es depositaria de ningún mensaje.
Pese a ello, arrasará en los Oscars, claro. Sólo hace falta presentar algo absurdo disfrazado pomposamente de artificio para dejar a críticos sin criterio con la boca abierta.
No os dejéis engañar, es lo mismo que hacen los estafadores.
laracroft
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13 de septiembre de 2014
32 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobrevalorada. Creo que lo único que la hace atractiva es el hecho original de estar rodada en 12 años.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Genoveses
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