Reflejos (Mirrors)

El francés Alexandre Aja vuelve a aventurarse en el cine de terror filmando el remake de un film coreano de 2004 que dirigiera originalmente Kim Seong-ho y que llevó por título en nuestro país “El Otro Lado del Espejo”.

Kiefer Sutherland (“Jóvenes Ocultos”) protagoniza este nueva versión, donde da vida a un traumado guardia de seguridad que ha de vigilar un centro comercial que tiempo atrás fue víctima de las llamas. Curiosamente el lugar está plagado de espejos que sobrevivieron a la tragedia y a través de ellos no tardan en manifestarse poderosas fuerzas oscuras que conducen a la locura e incluso a la muerte a quien osa reflejarse en ellos… el misterio está servido y Kiefer, para conservar su vida y la de los suyos, deberá despejar todas las incógnitas para detener el horror.

Una de las mejores bazas de esta película reside en el hecho de ser prácticamente la única, de entre los diversos remakes con base en el cine de terror oriental reciente (“Llamada perdida”, “The Eye”, “Shutter”…etc) que no calca plano a plano el original, sino que realiza una adaptación libre del mismo, pudiendo así agradar (o no) a los espectadores que visitan la historia tanto por primera vez como tras haber visto la original.

Por el contrario, sí que resulta una película un tanto decepcionante para aquellos que gustan de la carrera de su director, A.Aja baja el pistón de sangre y violencia, intentando realizar un producto más asequible para el público en general, más comercial y menos duro.

Las interpretaciones son correctas así como sus efectos visuales/maquillaje, que nos regalan más de una escena inolvidable, como la de la bañera. La historia se desarrolla correctamente apoyada por un guión aceptable, aunque con más de un agujero en su coherencia argumental que resta credibilidad al conjunto. Otro elemento en su contra resulta el ligero aire de telefilm que posee en varios de sus tramos, lo cual merma su calidad…

De todas maneras, es “Reflejos” una obra bien entretenida, aceptablemente bien filmada e interpretada que nos guarda algún susto que otro en su metraje, y alguna que otra escena brillante y que, sin construir un sólido e inolvidable producto, no está nada mal para pasar el rato sin exigir gran calidad. Interesante.
Enoch

Ben Carson (Kiefer Sutherland) es un ex policía que debió dejar su trabajo tras un lamentable episodio, que le significó caer en el alcoholismo y alejarse de su esposa e hijos. Ahora, algo recuperado, consigue trabajo de nochero en un gigante centro comercial que se encuentra abandonado tras un voraz incendio. En su interior, sus salas se encuentran rodeadas de espejos, los que al pasar los días, comienzan a revelar imágenes terroríficas, obligando a Ben a tomar medidas si no quiere ver amenazada su vida y la de su familia.

“Mirrors” es la tercera cinta de terror dirigida por el francés Alexandre Aja (“Haute Tension”, “The Hills Have Eyes”) y corresponde a un nuevo remake oriental, esta vez de “Into the Mirror”, cinta surcoreana del 2003 muy reconocida entre los fanáticos del género; que no viene a hacer más que confirmar el desgaste de una fórmula ultra manoseada y que asesina sin asco alguno el desarrollo narrativo preciso y bien trabajado de las películas orientales a las cuales tratan de revitalizar, sin ningún buen resultado.

El director domina el suspenso a la perfección, sabe usar grandes planos y sabe recorrer las habitaciones llenas de espejos con su cámara de manera inquietante, impactándonos con más de alguna imagen sorpresiva que, de súbito, nos hace saltar del asiento; (es imposible que no nos intrigue ver como el reflejo de una persona en el espejo cobra vida propia), pero con eso no basta, y es el predecible argumento en lo que este nuevo intento de terror vuelve a caer como tantas que pasan y pasan por los cines. Las actuaciones son relativamente débiles y los personajes planos, con un Kiefer Sutherland a quien cuesta no verlo en su papel de Jack Bauer (“24”), como un tipo falto de sensibilidad y extremadamente “policía” hasta para mirarse frente a un espejo.

Absurdamente, la cinta cae en los mismos tips y errores de siempre, quien cualquiera que disfruta del cine de terror-suspense, podría reconocer. Sabemos que la cinta se basa en hechos demasiado fantásticos e irreales, lo que podría jugarle a favor, pero ahí pierde valor con un sadismo absurdo, un gore forzado y fuera de contexto, que se pierde en un guión que podría haber sido muy atractivo y efectista. La película cuenta con momentos altos, como sus primeros 5 minutos o diversas escenas que, por lógica, nos impactan, pero es cuando se comienzan a explicar los hechos, donde la cinta se hunde y bordea hasta el ridículo. Convengamos: no es la peor película de terror que podamos ver, simplemente vemos como un nuevo director que prometía, se vende al mejor postor. Alexandre Aja llegaba como la nueva apuesta del gore contemporáneo, y terminó sirviendo su talento al gran mercado comercial.

Así como Freddy Krueger nos obligó a mantenernos despierto más de alguna noche por miedo a encontrarlo, al parecer los fantasmas tras los espejos ya no nos dejan con el temor de ir al baño solos o, al menos, su versión norteamericana, no. A no tomársela tan en serio, y prepárense para reír durante algunos minutos.

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Algo ha pasado para que Alex Aja, en un ejercicio de poco estudiado lirismo cinematofráfico, haya dado un paso atrás en su carrera para dirigir esta burda y convencional ghost story, radicalmente alejada del potente estilo narrativo de su dura "Haute tension (2003)" o del estreno en el mercado hollywoodiense con su crudísimo remake de "Las colinas tienes ojos" (2006). Mirrors se inspira en la coreana "Into the mirrors" (Kim Seong-ho, 2003), thriller sobrenatural de factura precisa y honda contención formal, elementos característicos del terror oriental que en la cinta de Aja han desaparecido por completo: el francés se inspira, pero no acierta. La cinta, más allá de sus lamentables giros de guión y de un Kiefer Sutherland que se arrastra en una interpretación plana y mediocre, cede a las presiones del cine comercial, al efectismo gore descontextualizado, tan habitual en las propuestas para adolescentes poco exigentes. He aquí el principal problema de "Mirrors": su estúpido y poco original guión -el tema ya había sido tratado con lamentables resultados por Gary Sherman en la muy olvidable "Poltergeist 3" (1988)-, además de su forzado desarrolllo, plagado de risibles giros narrativos.

Más allá de su carcajeable final "Mirros" pasará a la historia por ser la película que no es y que pudo ser, un bache en la carrera de uno de los realizadores que inicialmente estaban destinados a salvar el cine de género del vacío creativo que estábamos viviendo.

Le he puesto un dos por la puntilla final, que no por el final en sí, que es horrendo.

Se dan en esta cinta todas las características del cine más cutre y peor concebido de la historia, quizá sea la peor película de los últimos 3000 años.

Cine de terror fantástico, bien. El problema sin resolver como tantas veces es que se apoya en la subnormalidad absoluta del ser humano, incapaz de preguntarse porqué unos espejos sobreviven relucientes a un devastador incendio en el que mueren decenas de personas. Esto ya merece un cero y la retirada del carnet de guionista, director, productor y demás encefalogramas agujereados participantes en tan tremendo insulto.

Tenemos un expoli. Esto facilíta que el bendito tenga acceso a incontables archivos, expedientes y un sinfín de investigaciones. Si si, un tipo que recorre un montón de kilómetros, dejando a su familia en peligro, en busca de una persona clave para desentrañar el misterio, y que llegado a casa de esta mujer buscada, y a la primera de cambio, ya se quiere ir porque un paleto no recueda el nombre que va con el apellido (que ni siquiera aparece en internet) que pertenece a su familia. Demencial. De sobra sabemos que al dar media vuelta oiremos una voz que lo retenga pues está en el lugar exacto. Vamos, la mierda de siempre pero en el 2008.

Tenemos una familia numerosa para ir cargándonos miembros y que la cosa no sea del todo light.

Tenemos una mulata que está de toma pan y moja siempre bien escotada e incluso a la que se le empapa la ropa de la parte superior, donde van los pechos por lo general. Mmmmmmmm....qué rico....

Tenemos un submundo, detrás o debajo del submundo de la peli, que posibilita el disparate y nos abre la puerta más fácil a un final sin pies ni cabeza, ni una gota de realidad ni de esfuerzo ni de na de na.

Tenemos un final lleno de disparos, peleas, explosiones etc., etc., mezcla de "Abierto hasta el amanecer", "Pánico en el tunel", "Llamaradas" y "El sexto sentido", esta última, apuntilla y ya le da sentido a todo el peliculón.

Total un cero. Un siete por la música, y un uno por la puntilla. Hago la media y me sale dos.
MALAMALAMALAMALAMALAMALAMALAMALAMALAMALA de cojones, qué verguenza.

Tras ver la nueva película del director francés Alexandre Aja, "Reflejos", no puedo por menos que aplaudir: ¡Por fin una buena historia de terror! La verdad es que tenía ciertos temores, totalmente fundados, al tratarse del realizador de esa peliculita de mal gusto y peor calidad llamada "Las colinas tienen ojos", pero he de reconocer que me he visto gratamente sorprendido ante un film que supera ampliamente al resto de películas del género en cartel ("Passengers" y "Los extraños") además de a la película original en la que está basada (la coreana "El otro lado del espejo").

"Reflejos" cumple con muchos de los requisitos del cine de terror: trama intrigante, sustos bien repartidos, sorpresas, mucha tensión... Pero, sobre todo, consigue dar miedo en varias partes del metraje, algo que parecía una misión imposible en el cine actual. La estética está muy bien cuidada, con excelentes planos que buscan reflejos en cualquier parte, siendo fiel al leit motiv de la película: el mal a través del espejo. Lo mismo ocurre con la sobria puesta en escena, la factura visual y los elegantes efectos técnicos, así como una pequeña dosis de gore de la que el señor Aja parece no saber prescindir, aunque afortunadamente está bastante comedido en este menester.

Si bien vengo protestando desde hace tiempo porque la principal causa del bajón del cine de terror es el poco talento que suele exhibir, en esta ocasión no tengo ninguna queja ya que el protagonista es don Kiefer Sutherland, que hace honor a su padre (el gran Donald Sutherland) con toda una lección magistral de interpretación. Kiefer Sutherland demuestra que no es sólo el temible Jack Bauer de "24", sino que es capaz de dotar a un personaje de todo tipo de registros, desde el llanto más desgarrador hasta la furia más incontenida, pasando por estados anímicos tan diferentes como la ansiedad, la depresión y, posteriormente, la determinación de quien sabe que debe comportarse como un héroe para resolver una situación imposible.

El resto del reparto secunda muy bien a Sutherland, destacando a la bellísima Paula Patton (su parecido físico con Halle Berry lo explica todo). También aparecen Amy Smart ("El efecto mariposa") y Jason Flemyng ("La liga de los hombres extraordinarios") como actores más conocidos.

Así pues tenemos una película que hace honor a su género, bien interpretada, con una trama lógica que va enganchando gracias a un suspense muy bien conseguido (muy diferente del terroríficamente aburrido terror oriental) con buenas secuencias de acción, sustos logrados, algún que otro punto de originalidad, bien ambientado y que además está rematada con un final muy satisfactorio, ideal para este tipo de género. De hecho, su único punto inverosímil , absolutamente increíble, es que el todopoderoso Jack Bauer lleve un año deprimido por haber matado a una única persona... ¿Es que Alexandre Aja no ve la televisión?