La vida futura

Durante la II GM (1940-1966), una de las facciones en lucha extiende una enfermedad conocida como la peste, o la enfermedad errante, una pandemia que ha matado a la mitad de la población mundial y ha condenado a la otra prácticamente a la Edad de piedra.

Aunque en época de postguerra la peste ha sido controlada, la paz sigue estando en entredicho. Rudolph el Patrón (Ralph Richardson), un jefe local que dirige el anacrónico territorio de Everytown, un estado soberano e independiente, busca la paz a través de la guerra. Sin embargo, la llegada de John Cabal (Raymond Massey), representante del último grupo de científicos e ingenieros, Alas sobre el mundo, trastocará sus planes de dominar el aire y conquistar la Tierra.

Una vez que los caudillos como Rudolph han sido derrotados, y su empuje bélico “limpiado” (gracias al uso del “gas de la paz” expandido por la sociedad Alas sobre el mundo), comienza la tarea de reconstrucción y la creación de un Nuevo Orden Mundial que garantice la paz bajocualquier circunstancia o amenaza.

En 2036, los avances de la dictadura tecnológica han provocado grandes avances. Sin embargo, un grupo de disidentes, liderados por Theotocopulos (Cedric Hardwicke), se oponen al progreso de esta sociedad, tan alejada de la esencia humana, y tratarán de boicotear el nuevo proyecto científico: un cohete capaz de atravesar las estrellas y de conquistar el Universo.

CONCLUSIÓN

La tragedia más profunda del ser humano quizás sea la ambición desmedida, que antepone el conocimiento y la exploración de lo desconocido a la libertad y a la felicidad individual. Aunque lo más llamativo de la cinta es su faceta profética (anticipa el estallido de la II GM, la globalización y la carrera espacial, entre otras, por no hablar del concepto de NOM), lo más inquietante es determinar quién es quién aquí. ¿A qué bando representa Cabal?.

John Cabal, el “dictador del aire”, es el fundador y representante de este Nuevo Futuro que practica una paz “activa y agresiva” y que “no permite los estados soberanos e independientes”. Esta victoriosa y pacífica sociedad, diseñada por los hombres como Cabal, tiene dos caras bien diferentes: por una parte, impide la democracia; por la otra, se convierte en portavoz de la razón y de la cordura (de la estabilidad mundial y de todo aquello que tenga que ver con el progreso y la bondad humana).

La visión apocalíptica de H. G. Wells retrata dos filosofías igualmente opresoras y totalitarias, estableciendo así una doble distopía: sociedad de la paz (el Nuevo Orden Globalista de Cabal) contra sociedad de la guerra (el Viejo Orden Nacionalista de Rudolph). El pensamiento que H. G. Wells y W. C. Menzies pretenden transmitirnos es muy adelantado a su época. Sea quien sea el vencedor, el fin de la guerra traerá consigo una época de prosperidad cuyo precio será elevado: el retroceso de las libertades y de la soberanía nacional, es decir, el fin de los Estados.

Si cambiamos el concepto de Alas sobre el mundo (Era científica, Masonería científica, Hermandad eficiente o Comunicación mundial) por el de Globalización (Aldea global, Alianza de civilizaciones, Bien común o Transferencia de conocimiento) tendremos un retrato de la sociedad actual, de ahí la grandeza de esta película. Igual que Ned Ludd pronosticó las consecuencias del maquinismo, si H. G. Wells viviera hoy día sería el mejor cronista de los siglos XXI y XXII.

Poco más que añadir, excepto que es mi película de ciencia ficción favorita. Un guión genial (H. G. Wells, basado en las obras del propio Wells, Esquema de los tiempos futuros y El trabajo, la riqueza y la dicha de la Humanidad) e interpretaciones a la altura [Dr. Harding (Maurice Braddell); Pippa Passworthy (Edward Chapman); el mecánico Richard Gordon (Derrick De Marney); Roxana (Margaretta Scott), pareja de Rudolf el patrón; Sra. Cabal (Sophie Stewart); Catherine Cabal (Pearl Argyle)]. El vestuario es muy apropiado y los efectos especiales están muy bien para la época.