Cabeza borradora

Hay películas que odias o que directamente te enamoran. Digamos que este puede ser el caso de 'Eraserhead', a mí sinceramente no me ha gustado porque la he visto demasiado concreta . Aunque para ser justos, he de reconocer que la atmósfera resulta agobiante y repugnante en su mayoría, todo gracias a la intención remarcada de hacer un homenaje al expresionismo alemán.
Planos oscuros, lentos y lúgubres consiguen meternos a ratos en una historia con pies y cabeza (al césar lo que es del césar) con pinceladas, cuanto menos descabelladas.
Sin embargo, le faltan demasiadas cosas. Es posible hacer buenas películas puramente estéticas, pero es totalmente necesario un mínimo de dinamismo en las secuencias, ya sea por un continuado transcurso de acontecimientos o, algo que Kubrick sabía hacer muy bien, una banda sonora que llevara la película sola ('2001')
Además de poca profundidad en sus escuetos diálogos, a los que se le podría haber sacado mucho más, sobre todo, a la mujer de detrás del radiador.
En definitiva, no es una mala película que consigue lo que busca, enmudecer al espectador con locas pesadillas dignas de una mente perturbada (la de Henry), pero que peca de monótona, a pesar de un final espeluznante.

Cuando vi este filme por primera vez no me encontraba en el mejor estado de ánimo. Grave error. Detesté la película y no puede adentrarme en ella. Un año después la volví a ver, esta vez en pantalla grande y mi percepción de este filme cambió completamente. No puedo decir que haya comprendido el filme (de por sí este no es filme para ser comprendido), pero pude percibir la indescriptible genialidad de esta obra, concebida en la mente de ese peculiar señor proveniente de la tierra de la Coca-Cola y el pie de manzana: David Lynch.

En definitiva la palabras para describir este filme son inexistentes. No me voy a centrar en el tema de la paternidad. Tema que ha sido discutido hasta la saciedad, y en el que no aportaría nada nuevo. Este es un filme que retuerce al espectador durante sus noventa minutos de metraje. Un filme donde el miedo está presente, ayudado por la agobiante música, y la fotografía.

La mayoría de la gente, y yo la primera vez que la vi, nos quejamos de no comprender el filme, pero el ser humano es difícil de comprender. Este filme es críptico como lo es la naturaleza humana. David Lynch en este como en sus otros filmes se adentra en la compleja mente del ser humano. El ser humano está lleno de inseguridades y obsesiones. Vulnerable y desamparado, víctima de una sociedad que lo devora, este se esconde detrás de una falsa máscara, y crea una falsa realidad, pero llega el momento en que la máscara se cae, la realidad se derrumba, y se empieza actuar de formas inimaginables. David Lynch no es santo de mi devoción, pero es un director que fascina por la enorme discusión que se genera entorno a su cine. Para mí el cine más interesante es el que mayor discusión genera.

Tengo preferencia hacia el cine que me ponga al límite como espectador. En mi opinión, el cine debe retorcer al espectador, y hacer cuestionar su realidad y todo lo que ha conocido hasta el momento. Sacarlo de su zona de confort. Sin embargo, no niego que filmes como este hay que verlos con el estado de ánimo adecuado y de forma ocasional. Amado u odiado David Lynch fue un director que se adentró donde nadie más se atrevió.

La película que menos me gusta de este magnífico director.

Su Opera Prima, con cuatro duros y mucha ilusión (me gustó más del extra de como se hizo que la propia película).

Desde luego que ya se nota como se las gasta el amigo Lynch, su mundo de imágenes sugerentes y simbólicas.

Sin embargo me pareció desagradable en exceso, me sacaba constantemente de la película el pollo ese, Jesús!!.

Lo mas destacable es el ejercicio de imaginación y la original forma de contar la historia y transmitir angustia. Los sonidos, el blanco y negro.

Es la única que solo he visto una vez y no creo que le de otra oportunidad.

No termino de entender la exaltación que a veces veo por esta película. Pero para gustos hay colores.

He llegado vírgen al matrimonio, digo... a la película; es decir, que no había leído nada de ella, ni la sinopsis y he tenido suerte: ese 'ser deforme' que dice que tiene como hijo, no lo veo como tal; ni tampoco como un espermatozoide, como dicen en alguna crítica (en el spoiler desvelo mi teoría).
No es que haya entendido muy bien la película; entonces ¿por qué le pongo el 5? Por el trabajo de los actores/actrices. Cualquier personaje desarrollado en una película actúa de modo 'normal' (vale, lo que hace Freddy Krueger no es normal, pero sí sus movimientos, sus gestos, su 'forma de ser'). Los personajes de esta película no actúan naturalmente; nadie va con la forma de moverse de Henry (con su peinado sí que he visto a más de uno) ni como la familia de la novia, como esa madre rara, ese padre tarado (la abuela tiene un pase). Tiene que ser duro para un actor/actriz oir la palabra 'acción' y transformarse en una cosa que parece una persona pero se mueve y actúa como otra cosa... y volver a ser uno mismo al oir 'corten'.

Cabeza Borradora es una película a la que muchos nos acercamos tras visualizar gran parte de la trayectoria de Lynch, acto que incluso se convierte en recomendable para afrontar advertidos el producto que nos vamos a encontrar, pudiendo admirar mejor la obra que afrontamos en sus inicios.

Es curioso como en esta cinta se plasma con mayor evidencia el paso del surrealismo marcado en una historia más cotidiana sin perder la identidad de los sueños. De este modo, la película se torna en pesadilla, una inquietud mental proyectada a través del personaje interpretado por Jack Nance, que vive angustiado en su propia realidad por alcanzar sus metas, parodia macabra de nuestras vidas. La simbiosis entre temores y deseos, el intento por matar la existencia que debe afrontar, la necesidad de liberar sus deseos, se refleja de forma magistral a través del trato estético y artístico: el juego de luces y sombras, la densa fotografía, el manejo del sonido y del decorado, logran invadirte de ese sueño perturbador, ese ahogo de ilusiones marcadas por una sociedad también enferma.

Al fin y al cabo, eso es David Lynch, difícilmente evaluable e incapaz de pasar desapercibido. La calificación siempre será subjetiva, y su verdadero logro, abrir tu estado mental para que la valoración de cada uno esté condicionada por el mensaje que ha logrado, o no, transmitirte.