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836
Cine negro. Intriga
Una editora literaria (Audrey Totter) encarga al detective Phillip Marlowe (Robert Montgomery) encontrar a la misteriosa mujer de su jefe (Leon Ames), que supuestamente ha huido con un amante (Richard Simmons) y tal vez ha provocado una muerte. (FILMAFFINITY)
15 de enero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo no quiero ser Marlowe:
Me gustaría seguir siendo el hombre invisible que se cuela en las películas. El espectador omnipotente que todo lo controla.
Este film me hace sentir incómodo porque me clava a la butaca del cine y no me deja entrar en la pantalla para ocupar justamente el sitio donde se coloca la cámara. No consigo relajarme porque continuamente se me interpela. No puedo desconectar porque ni siquiera los actores se dirigen a mí. Conversan con un tal P. Marlowe encarnado por mí y sin mi consentimiento.
Definitivamente desaparece esa magia que consigue que el espectador vaya cambiando de plano, saltando de una escena a otra y situándose siempre en el mejor de los sitios. Ya no existe esa sensación tan agradable de divina invisibilidad. Y además, tampoco puedo besar de incógnito a la protagonista.
Ahora los actores me ven disfrazado de detective. Ya no puedo desplazarme con total impunidad de un rincón de la habitación al contrario. Ya no soy ese entrometido que se entera de toda la trama como un curioso e impertinente 'voyeur' que no deja de ser el mudo, el pasivo espectador que solo piensa en espiar y en conocer las vidas ajenas.
El plano subjetivo es un recurso cinematográfico del que se abusa hasta la exasperación en esta película. Quiero pensar que fue concebida como un experimento. Es una rareza nada propia de su época y por supuesto no es "puro cine". Es otra cosa.
Realmente me gustaría que los personajes me dejaran en paz y que no me descubriesen en mitad de mi vuelo invisible.
Me gustaría seguir siendo el hombre invisible que se cuela en las películas. El espectador omnipotente que todo lo controla.
Este film me hace sentir incómodo porque me clava a la butaca del cine y no me deja entrar en la pantalla para ocupar justamente el sitio donde se coloca la cámara. No consigo relajarme porque continuamente se me interpela. No puedo desconectar porque ni siquiera los actores se dirigen a mí. Conversan con un tal P. Marlowe encarnado por mí y sin mi consentimiento.
Definitivamente desaparece esa magia que consigue que el espectador vaya cambiando de plano, saltando de una escena a otra y situándose siempre en el mejor de los sitios. Ya no existe esa sensación tan agradable de divina invisibilidad. Y además, tampoco puedo besar de incógnito a la protagonista.
Ahora los actores me ven disfrazado de detective. Ya no puedo desplazarme con total impunidad de un rincón de la habitación al contrario. Ya no soy ese entrometido que se entera de toda la trama como un curioso e impertinente 'voyeur' que no deja de ser el mudo, el pasivo espectador que solo piensa en espiar y en conocer las vidas ajenas.
El plano subjetivo es un recurso cinematográfico del que se abusa hasta la exasperación en esta película. Quiero pensar que fue concebida como un experimento. Es una rareza nada propia de su época y por supuesto no es "puro cine". Es otra cosa.
Realmente me gustaría que los personajes me dejaran en paz y que no me descubriesen en mitad de mi vuelo invisible.
10 de enero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La adaptación más ligera y "experimental" de una novela de Chandler. Es más una comedia negra al borde de la parodia que un noir, peor en esa indecisión está una de sus principales fallas.
La película quiere ser experimental pero también dejar claro todo, ser un noir y la vez una comedia, es un constante quiero y no puedo que solo gana cuando más fiel es a la novela.
Lo peor: eso de meter la navidad al pedo. No le aporta absolutamente nada, remarcar la irónica de cotar una historia "oscura" justo en días de amor y paz, no sé todo eso me pareció muy arbitrario y estúpido, aunque quiso ser ingenioso, no les quedó.
Jayne Meadows interpreta a la mujer fatal más insulsa que he visto.
Lo mejor: Audrey Totter, su personaje Adrienne es el más interesante de la película. También la historia de amor con Marlowe, muy diferente a la de la novela, está simpática.
La película quiere ser experimental pero también dejar claro todo, ser un noir y la vez una comedia, es un constante quiero y no puedo que solo gana cuando más fiel es a la novela.
Lo peor: eso de meter la navidad al pedo. No le aporta absolutamente nada, remarcar la irónica de cotar una historia "oscura" justo en días de amor y paz, no sé todo eso me pareció muy arbitrario y estúpido, aunque quiso ser ingenioso, no les quedó.
Jayne Meadows interpreta a la mujer fatal más insulsa que he visto.
Lo mejor: Audrey Totter, su personaje Adrienne es el más interesante de la película. También la historia de amor con Marlowe, muy diferente a la de la novela, está simpática.
Argylle
21 de febrero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Felipe. Felipón. Feliz Navidad, Mr. Chandler. Todo o nada.
Hablan mucho y demasiado y todo el rato. Los sentimientos que expresan o exponen con todo lujo de detalle son grandilocuentes y efectistas, solemnes y ridículos, excesivos, las actrices están de risa por exageradas aunque tan guapas, él es un pasmarote de cuerpo entero y presente, habeas corpus, el cuerpo del delito, ínclito, sin ningún atractivo, encanto, gracia o atributo y el final es patético doble o triplemente por tópico (te voy a matar y lo sabes y como te voy a matar y lo sabes te cuento que te voy a matar y lo sabes porque te voy a matar y te lo cuento y lo sabes y te mato... el cuento de nunca acabar, las mil y una noches, Penélope teje y desteje, cuando despertó, el policía todavía estaba allí) y revirado rebuscado y redicho.
A cambio, la ironía sarcasmo constante(s), (a Dios) gracias, que la trama, a pesar de ser tan loca, absurda, delirante y estúpida (lamentable, imposible) bien se sigue, (te) la explican al dente, no pierdes ripio, se toman la molestia, educación ante todo, la foto y lo dicho, que la prota es atractiva está to güena aunque actriz tan mala (pone morritos y deja caer los ojitos, pechito con pechito, mucho y muchito).
Ah, sí, claro, y que mi escribir es subjetivo, la cámara mirada impronta (no) se fija en mi estilo o estilismo, sino en lo/s demás, ese es el quid o matiz de mi severo soberano morrocotudo éxito, la clave, la flor de mi secreto, el truco del almendruco, mi dopaje o gatuperio.
Hablan mucho y demasiado y todo el rato. Los sentimientos que expresan o exponen con todo lujo de detalle son grandilocuentes y efectistas, solemnes y ridículos, excesivos, las actrices están de risa por exageradas aunque tan guapas, él es un pasmarote de cuerpo entero y presente, habeas corpus, el cuerpo del delito, ínclito, sin ningún atractivo, encanto, gracia o atributo y el final es patético doble o triplemente por tópico (te voy a matar y lo sabes y como te voy a matar y lo sabes te cuento que te voy a matar y lo sabes porque te voy a matar y te lo cuento y lo sabes y te mato... el cuento de nunca acabar, las mil y una noches, Penélope teje y desteje, cuando despertó, el policía todavía estaba allí) y revirado rebuscado y redicho.
A cambio, la ironía sarcasmo constante(s), (a Dios) gracias, que la trama, a pesar de ser tan loca, absurda, delirante y estúpida (lamentable, imposible) bien se sigue, (te) la explican al dente, no pierdes ripio, se toman la molestia, educación ante todo, la foto y lo dicho, que la prota es atractiva está to güena aunque actriz tan mala (pone morritos y deja caer los ojitos, pechito con pechito, mucho y muchito).
Ah, sí, claro, y que mi escribir es subjetivo, la cámara mirada impronta (no) se fija en mi estilo o estilismo, sino en lo/s demás, ese es el quid o matiz de mi severo soberano morrocotudo éxito, la clave, la flor de mi secreto, el truco del almendruco, mi dopaje o gatuperio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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13 de diciembre de 2008
8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La idea de partida (un film contado COMPLETAMENTE en primera persona subjetiva) es buena.
Pero se agota pronto. Y surge una sensación de extrañeza al tener que seguir el film así. Termina por cansar y resultar algo chocante.
Tal vez porque tal tratamiento de la historia revela la falsedad de la interpretación de algunos actores. O tal vez porque a la idea no se le podía sacar todo el jugo en 1947.
Pero... ¿y ahora? ¿Qué me dicen de realizar ahora un film parecido pero en relieve con modernas cámaras, transiciones digitales invisibles y toda la pesca?
Humm...
Pero se agota pronto. Y surge una sensación de extrañeza al tener que seguir el film así. Termina por cansar y resultar algo chocante.
Tal vez porque tal tratamiento de la historia revela la falsedad de la interpretación de algunos actores. O tal vez porque a la idea no se le podía sacar todo el jugo en 1947.
Pero... ¿y ahora? ¿Qué me dicen de realizar ahora un film parecido pero en relieve con modernas cámaras, transiciones digitales invisibles y toda la pesca?
Humm...
8 de diciembre de 2011
8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me quito el sombrero y me pongo una cámara en la cabeza. Ando como un extraterrestre. Esta es una película en primera persona por tanto esta es una crítica en primera persona. Es Navidad. La gente me mira. Las rubias me miran más.
Soy un tío duro. Me gusta el café fuerte. ¡El editor la que me está soltando! Qué rollo. Qué me importará como le gustan a él las narraciones. Ahora va y me pregunta que qué es lo que me gusta a mi.
-Las frases cortas.
Toma ya. Ahora va la otra rubia y me pregunta que dónde paso yo la Navidad.
-Yo la Navidad la paso en el bar.
Sí, vale. Diálogos muy a lo Raymond Chandler que es mi creador. Cada vez está peor esto de ser detective privado. Hay que fastidiarse como mienten las tías. Cuando empiezan a llorar me hacen gracia. Me dedico a buscar personas por encargo. Ahora busco a una mujer que por lo visto se ha ido a un lago. Sí, a pescar... A pescar a un tío que la caliente un poco en estos días tan fríos.
Cuando estoy trabajando los puños vuelan a mi alrededor y las pistolas me apuntan con descaro. Se conduce fatal con la cámara encima de la cabeza. Por todo lo demás, la historia no queda mal. Quedaría mejor si me quitara la cámara de la cabeza y me pusiera el sombrero, pero soy muy cabezón y ya no paro hasta el final.
Es increíble: he escrito un cuento, he terminado dos veces en la cárcel y…
Soy un tío duro. Me gusta el café fuerte. ¡El editor la que me está soltando! Qué rollo. Qué me importará como le gustan a él las narraciones. Ahora va y me pregunta que qué es lo que me gusta a mi.
-Las frases cortas.
Toma ya. Ahora va la otra rubia y me pregunta que dónde paso yo la Navidad.
-Yo la Navidad la paso en el bar.
Sí, vale. Diálogos muy a lo Raymond Chandler que es mi creador. Cada vez está peor esto de ser detective privado. Hay que fastidiarse como mienten las tías. Cuando empiezan a llorar me hacen gracia. Me dedico a buscar personas por encargo. Ahora busco a una mujer que por lo visto se ha ido a un lago. Sí, a pescar... A pescar a un tío que la caliente un poco en estos días tan fríos.
Cuando estoy trabajando los puños vuelan a mi alrededor y las pistolas me apuntan con descaro. Se conduce fatal con la cámara encima de la cabeza. Por todo lo demás, la historia no queda mal. Quedaría mejor si me quitara la cámara de la cabeza y me pusiera el sombrero, pero soy muy cabezón y ya no paro hasta el final.
Es increíble: he escrito un cuento, he terminado dos veces en la cárcel y…
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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