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Bienvenidos al fin del mundo

Comedia. Ciencia ficción Cinco amigos de la infancia se reúnen después de 20 años porque uno de ellos está empeñado en volver a probar suerte en un maratón alcohólico que nunca pudieron llegar a completar. Gary King, un cuarentón que todavía no ha conseguido superar la adolescencia, convence a sus cuatro reacios amigos y los arrastra a su pueblo natal en un desesperado intento por llegar al famoso pub “The World’s End”. Pero mientras intentan reconciliar el ... [+]
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Críticas 86
Críticas ordenadas por utilidad
19 de noviembre de 2013
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué le pasa a esta película? ¿Por qué hay algo que no llega a convencer? ¿Y por qué cualquier insinuación de convencimiento convencido por mi parte se me antoja un autoengaño?

Se me ocurren muchas razones. Una trilogía con tantos devotos, de los que yo quizá sea uno, tiene difícil concluir sorteando la decepción. Más -y quizá esté aquí el eje de la cuestión- cuando hay entre fotogramas la ligera impresión de que la trilogía se ha convertido en franquicia, en fórmula semiautomática.

Que quede claro: con Edgar Wright, Simon Pegg y Nick Frost me lo he pasado, ya desde esa pequeña joya televisiva que es Spaced, de puta madre siempre. Este Fin del Mundo no es una excepción. La sonrisa cómplice con narrador y personajes es constante, pero también lo es el sabor a refrito descarado de lo que estos proponen. Arma Fatal y Zombies Party están en cada barra de pub, en cada calle de pueblo misterioso. Vamos, que me toca un poco la moral el nulo esfuerzo de estos señores por renovarse, aún dentro de sus parámetros.

Menos mal que esos parámetros dan para mucho. Son clave el humor ágil y ocurrente, el montaje habilísimo, el ritmo preciso, la riqueza de detalles del guión a los que se vuelve tarde o temprano con gracia, o el cuidado perfil de los personajes. De hecho, con respecto a este último punto, no sabría decir en qué medida perjudica el giro de la trama hacia una situación paranormal (a la que, por muchísimo gamberrismo y absurdo del que guste Wright, no se le perdona la sangrante insostenibilidad, que se vuelve incomprensión -"¿qué coño hacen?"- por momentos) desde la atractiva premisa: la vuelta a la adolescencia de un puñado de hombres, el adiós temporal a las ataduras en las que nunca se quisieron ver, la gran chuzada como libación a la amistad que anhela resucitar, y más matices... son cosas que me tiran más, abordadas de forma más certera que ese asunto extraterrestre que en parte (aunque el equilibrio está logrado) las pisa. Cosas que fundamentan en lo humano los verdaderos puntos álgidos de la película. Ejemplo: la reflexión etilizada, en un contexto de WTF genial, sobre la naturaleza del hombre que se hace hacia el final. No nos va a desvelar nada nuevo sobre nuestra condición ni sobre nada, obviamente, pero la sonrisa en la cara nos la va a dejar.

Y eso es muestra de lo que le pasa a esta película: que Edgar Wright es el tipo que cuenta (que ejecuta) de puta madre un chiste en realidad normalillo. Te ríes, captas mejor las virtudes del texto gracias a él (y, dejadme romper el simil un momentillo, gracias a los actores), y disfrutas, pero en definitiva... al final... pues... como que hay algo extraño.

Eso sí, en un momento en el que todos están hasta las pelotas de todos, en el que el odio por desconfianza radical está a punto de sustituir a lo que sea que aún nos une mínimamente como especie, se aprecia que una película venga, con un par, a enorgullecerse de lo capullos que somos. De que podremos dejar la cerveza, por dejar algo, pero más difícil es que dejemos de ser la imperfección (o puto desastre) más pura e incorregible.
AGF
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12 de noviembre de 2013
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El singularísimo Edgar Wright vuelve a la carga con Bienvenidos al fin del mundo, una película que se une por similtudes a Zombies y Arma fatal, tanto por desarrollo y personalidad como por compartir la misma dupla de protagonistas cómicos, Simon Pegg y Nick Frost. Al igual que las dos anteriores obras del director, Bienvenidos al fin del mundo es sin duda alguna una muestra más del originalísimo mundo que el director británico es capaz de crear en su mente y de mostrarlo definitivamente en la pantalla. Si ya Arma fatal iba un paso más allá en cuanto a imaginación que Zombies Party, la última película de la trilogía se convierte sin duda alguna en la que más castillos en el aire intenta desplegar. No es de extrañar que no llegue a causar por tanto, el mismo entusiasmo que causó con Zombies Party, una película mucho más digerible, tanto por argumento como en la narración.

Es cierto que bienvenidos al fin del mundo es más rara que un perro verde. Seguramente lo es tanto como el personaje principal interpretado por Simon Pegg, un cuarentón drogadicto que sigue anclado en sus sueños de fantasía, y en su mundo adolescente, de cual sigue sin madurar un ápice. El planteamiento inicial de la película parece sencillo, este personaje, convence a sus cuatro antiguos compañeros para que le acompañen en un reto alcohólico que dejaron inacabado cuando eran jóvenes, sin embargo las cosas acabarán complicándose, en una vorágine argumental que haría estirar de los pelos a cualquier guionista académico que se precie. Wright está tan absolutamente convencido de lo que está dirigiendo, que no tiene ningún inconveniente en mezclar cualquier tipo de género y película en su particular visión. Por otra parte se nota la madurez del director, y que está es su obra más sólida, por lo menos en la actitud del director. Formalmente el inicio de la película es brillante, y sólo destacaré una de las marcas de la casa con las que Wright completa parte del montaje. Una vez los personajes han hecho acto de aparición en el escenario o ambiente de la secuencia en cuestión, el director nos muestra unos rapidísimos planos (normalmente de máquinas o utensilios mecánicos, en el caso de la película fuentes que llenan vasos de cerveza) que sirven a modo de cortinilla para ambientar la nueva secuencia. Sin duda una fórmula original, que parece sacada de un videoclip (sin que esto tenga connotaciones negativas) y que ha hecho un sello más que visible en por otra parte, el mundo forman tan original del director.

Just what is it that you want to do?
We wanna be free
We wanna be free to do what we wanna do
And we wanna get loaded .

Con este discurso que abre la canción de Primal Scream, Loaded (que a su vez está sacado de un discurso de la película Ángeles del infierno de Roger Corman) se dejan bien claras las intenciones del director. Más allá de una película totalmente concesiva al público o a la crítica, lo que ha pretendido Wright con su obra es una celebración bacanal tal y como la viven sus propios personajes protagonistas. Un autohomenaje tanto a él mismo como al cine con el que disfrutó de joven. La fiesta, compañera universal de cualquier ser humano que se precie, es pues la que anima el ánimo, valga la redundancia, de los presentes en la película, y es precisamente la sensación que queda al espectador mientras está viendo la película: Una brillante, banal y absurda fiesta que parece no tener nunca un final.Ni más ni menos.

Wright se aleja de cualquier película pretenciosa (aunque veremos momentos de reflexión) o recrearse en una belleza académica totalmente perfecta, los gustos y objetivos del director se encuentran diametralmente opuestos a la gran mayoría de films que provienen de Hollywood. La película destaca precisamente por el cariño Freaky que destilan todos sus personajes. Es por este motivo que al gran público le puede causar repulsa la película, porque bienvenidos al fin del mundo se aleja de los cánones tradicionales para ofrecer una loca bizarrada que tiene muy poco en cuenta los gustos de muchos sectores.

Los guiños y homenajes quedan más que claros y el director no tiene ningún reparo en mostrarlos a lo largo de la obra. La película se inscribe como lo hacían Zombies Party y Arma fatal en un singular cruce de géneros, donde aparece la ciencia ficción, el humor y la acción por partes iguales. Los referentes a las películas pilares de la ciencia ficción quedan más que claros y el argumento de los Ladrones de Cuerpos (en cualquiera de sus distintas versiones cinematográficas) aparece como la influencia más evidente, aunque no podemos dejar de ver otras, que incluso parodian al propio director, y es que la aparente tranquilidad con la que se representa al pueblo y al ambiente por donde se mueven nuestros personajes no puede dejar de recordarnos al mismo que el de las dos películas precedentes del director (especialmente en la aldea tranquila y apacible de Arma Fatal). ¿Quizás, un guiño que tiene el propio director? Puede que sus personajes sean un reflejo del aislamiento en el que se encuentra Wright ante una sociedad hermética que epidérmicamente parece apacible pero que en el fondo tiene mucho de autoritaria.

Si en Zombies Party nos encontrábamos con un mensaje crítico que salía a relucir entre tanta capa de humor corrosivo, igual sucede en Bienvenidos al fin del mundo. Nuestro director se posiciona al lado de nuestros personajes principales, en especial de Simon Pegg, que como ya comentaba es el retrato de un personaje incapaz de admitir sus defectos. Precisamente esta inmadurez es la que hace de él un ser totalmente único, con lo que aprovecha el director para defender la idiosincrasia del ser humano, en frente de la uniformidad alienígena.

http://neokunst.wordpress.com/2013/11/12/bienvenidos-al-fin-del-mundo/
Kyrios
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11 de noviembre de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercera reunión del director Edgar Wrigth con el dúo Simon Pegg/Nick Frost después de las exitosas Zombie's Party (2004) y Arma Fatal (2007). Bienvenidos al Fin del Mundo se ha estrenado este 2013 con no menos elogios por parte de crítica y público, encontrando fecha de distribución en España para finales de este noviembre. Si Zombie's Party era un homenaje al subgénero zombie, Arma Fatal a las buddy movies y el cine de acción, con Bienvenidos al Fin del Mundo Wrigth le rinde tributo al cine de invasiones extraterrestres y al apocalíptico.

Protagonizan actores habituales en esta trilogía Cornetto -que es como se la conoce-: la pareja Pegg/Frost, Paddy Considine, Martin Freeman y Eddie Marsan entre otros. Debutan en el cine del director Rosamund Pike y en un breve papel Pierce Brosnan, segundo James Bond que colabora en el realizador después de que lo hiciera Timothy Dalton en Arma Fatal.

Cinco amigos de la adolescencia (Pegg, Frost, Considine, Freeman y Marsan) se reúnen veinte años después para hacer una ruta cervecera; consiste en beberse una pinta en cada uno de los doce pubs del pueblo de Newton Haven, al que vuelven después de ese mismo periodo de tiempo. Viejas rencillas entre los cinco protas y la suplantación de cada miembro del pueblo por parte de unos extraterrestres y/o robots hacen que la velada no vaya como es de esperar.

Comedia de colegueo con motivación etílica de trasfondo, con personajes con problemas de mediana edad derivados de la nostalgia por los tiempos pasados o los traumas procedentes de los mismos tiempos. La verdad es que aunque mantiene un nivel alto Bienvenidos al Fin del Mundo es una pequeña decepción para quién disfrutó de Zombie's Party y Arma Fatal. El humor no funciona como en las películas anteriores mentadas y los personajes, si bien son ampliamente presentados en el largo primer acto, no consiguen transmitir la misma simpatía que en las dos películas precedentes -Pegg llega a hacerse pesado, y salvo un entonado y bastante serio Nick Frost, el resto de personajes no cuentan mucho (Brosnan y Freeman están especialmente desaprovechados)-.

La otra trama, la de los ET's, es otra nueva re-interpretación de La Ladrones de Cuerpos, la novela de Jack Finney adaptada múltiples veces de manera directa -cuatro versiones- o indirecta -The Faculty o The Broken por ejemplo-. Esta parte de la película tarda en arrancar -allá por el minuto 35- pero una vez lo hace el ritmo es dinámico y el virtuosismo de Edgar Wright en las escenas de acción y su buena imaginación aportan las mejores imágenes de una película que siempre gusta pero nunca deslumbra. Cuando debiera hacerlo además, da lugar un clímax anticlimático y un mal epílogo que le hacen flaco favor al resultado final.

Otros largometrajes a los que recuerda: las recientes Juerga Hasta el Fin -bastante más disparatada y divertida- y Los Amos del Barrio -ésta última inferior a Bienvenidos al Fin del Mundo-.
David MS
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3 de diciembre de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bienvenidos al fin del mundo es el punto y final con el que Edgar Wright, ha despedido su trilogía del Cornetto. Aquella que empezó hace ya casi una década (2004) con la delirante y gran Zombies Party, y a la que siguió en 2007 la sorprendente Arma Fatal. Como no podía ser de otra manera no podían faltar para esta despedida dos de los pilares fundamentales de la filmografía de Wright, Simon Pegg y Nick Frost; lo sentimos Martin Freeman (participa también en las tres) pero no serás tan recordado como el dúo en este tridente de genialidad y frescura que ha sido la trilogía del Cornetto.

Una trilogía que por encima de ser recordada, que lo será, nos ha dejado muy buen sabor de boca durante estos nueve años, con lo que ha sido un claro guiño al cine de terror de hace varias décadas. Si con Zombies Party vivimos una claro homenaje al cine de George A. Romero, en esta vemos un más de lo mismo respecto a la cinta de Don Siegel La invasión de los ladrones de cuerpos, perdón por el spoiler si aún no han visto el trailer.

Con su necesario e inconfundible humor inglés, esta comedia conquista desde la nostalgia, aunque no tanto por su humor. Si mantener el nivel de Zombies Party y Arma Fatal era difícil por si sólo, más aún lo es si tenemos en cuenta la presión y las expectativas de un público con ganas de morir de risa en la sala. Por fortuna, Wright sabe como ganarse al público, especialmente con el masculino. No hay mejor manera que pedir perdón a tantos años de espera que tomándose una cerveza, aunque sea viendo como se la toman otros. Así es como comienza el principio del fin, con una reunión tabernera, con el dulce sabor de la reconciliación que sólo una cerveza sabe dar. Y así es como se presenta el quinteto protagonista, reuniéndose tras casi 20 años retornando al pueblo donde todo comenzó.

La cosa pinta bien, nostálgico reúne al grupo, ellos acceden y se lía la marimorena mientras hacen la ruta de la birra. Porque, como que no quiere la cosa el asunto se termina torciendo, como en cualquier noche maravillosa en el alguien llega y lo fastidia todo. Así, de repente, lo que pretendía ser una reunión para confraternizar se convierte en un sálvese quien pueda delirante. Lo que parecía tranquilo e igual que hace 20 años se vuelve extraño y peligroso en décimas de segundo. Y hay tenemos a nuestro reducido grupo de héroes improvisado, ¡intentado tomarse una cerveza más! Donde tiene que imperar la lógica y la cordura, se asoma la insensatez. Claro que, nosotros no ponemos pegas a las imprudencias tomadas por este grupo de temerarios, todo sea por el bien de echarse unas buenas risas.

Probablemente sea la más floja de las tres, pero si os gustó Zombies Party y Arma fatal, esta tercera conseguirá sacaros más de una risa. Wright, Pegg y Frost son un seguro, con amigos mejor.

Más y mejores críticas en la revista digital ojocritico.com
prosikito88
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1 de diciembre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la línea de los anteriores films empieza con una presentación de personajes, los cuales pueden encajar con muchos de nosotros, los cuales se encuentran para batir un record que no pudieron mientras que estaban en el instituto hacer el recorrido de las doce cervecerías de su ciudad natal y sin quererlo se dan de bruces, con algo que los supera en todos los sentidos.

Una comedia testosteronémica, con guiños a los adolescentes que llevamos dentro, humor poco ingles pero sin llegar al inexistente humor yanqui.

Recomendable aunque la primera parte se me hizo algo lenta.

Un saludo
berserkos
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