Hablar

A golpe de latido, de potente latido urbanita y social, Joquín Oristrell (‘Novios’ o ‘Dieta mediterránea’) presenta un proyecto casi experimental a caballo entre el cine y el teatro, donde 20 historias se van cruzando en un solo plano secuencia (rodado en continuidad y sin cortes) a través de las calles del madrileño barrio de Lavapiés.

Oristrell, curtido en mil batallas y con sabiduría en todos los medios de realización (cine, televisión y teatro) presenta una apuesta valiente a modo de ensayo, que participa de un movimiento social en voz de un lujoso y desprendido reparto con ganas de poner voz a una situación, la que se vive en muchos barrios y bulevares de cualquier ciudad española. Dramas con la crisis como epicentro que se desarrollan a través de la conversaciones que van y vienen, en las que hacen partícipe al espectador y a través de las cuales quieren mostrar una serie de consignas emocionales y sociales con cierto calado y con la palabra como arma fundamental.

Las historias serán en la mayoría cercanas, aunque alguna quizás nos sorprenda, y a través de ellas combina tragedia y humor con inteligencia. El trabajo en la dirección es muy notable, pues ya no hablamos de presentar una historia, filmarla y montarla, sino que hablamos de la preparación de una película de casi ochenta minutos rodada sin ningún corte. Un trabajo que incluía la organización milimétrica de apariciones y minutos de dialogo, para que las piezas encajaran a la perfección y formularan este proyecto en parte innovador y en parte experimental.

En la película sentiremos el drama de quienes no tienen para comer, los problemas de los inmigrantes, de la búsqueda de trabajo, de los puestos ilegales, de las agrupaciones sociales que se organizan alrededor de todo ello, de la incomunicación a través de las nuevas tecnologías, el compañerismo laboral, la amistad a flor de piel, etc. Y todo ello en la piel de un notable trabajo actoral, donde la huella de Cristina Rota está muy presente, y compuesto por las apariciones puntuales de, entre otros, Goya Toledo, Marta Etura, Sergio Peris-Mencheta, Raúl Arévalo, Juan Diego Botto, Secun de la Rosa, Antonio de la Torre, Miguel Ángel Muñoz, María Botto, Petra Martínez, Estefanía de los Santos, Carmen Balagué, Melanie Olivares o Nur Al Levi.

Una película/proyecto (inauguración el pasado Festival de Málaga) sobre la fuerza de la palabra -como punto de unión y de separación- que entretiene pero de la que a posteriori no se le puede sacar mucho más jugo, al menos más allá del experimento físico en la sala, y emocional durante su visionado. Interesante y atrevida.

Lo mejor: El enorme trabajo de precisión que supone el plano secuencia. La valentía de Oristrell.
Lo peor: Echo en falta algo más de profundidad en el discurso, más allá de la concatenación de elementos
dramáticos.

Valoración:
Banda sonora: 5
Fotografía: 6
Interpretación: 7
Dirección: 8
Guion: 6
Satisfacción: 6
NOTA FINAL: 6,3

@hilodeseda - www.habladecine.com

Ese cartelito que nos dice que todo es un plano secuencia nos da una idea de la pretenciosidad vacía. No se han enterado que esto va de entretener y no de soltar los dogmas de la tribu en un envoltorio pretendidamente moderno que, en realidad, es de lo más rancio y aburrido. Imagino que el dinero lo habrá puesto él y sus amigos porque la recaudación ha debido de ser de órdago. Y se entiende. Cine del malo, en el peor sentido, sobreactuado y sobredirigido

El plano secuencia no es nada nuevo en el cine; ha sido un recurso utilizado desde sus comienzos, aunque no lo veamos tanto en el cine español y, menos aún, rodar una película entera de este modo. ¿Las consecuencias? pues que, como todo invento o experimento, tiene sus ventajas e inconvenientes.
Como ventaja principal podríamos destacar la agilidad en el ritmo del film y como el mayor inconveniente, al haber una única secuencia, no puedes repetir las escenas una y otra vez hasta quedarte con la más apropiada, por lo que la improvisación es algo primordial, y, si se hiciera bien, bravo! pero muchos de los actores no aprovechan esta oportunidad de lucirse en la pantalla. Algunos sí lo hacen: Marta Etura, María Botto, Juan Diego Botto...pero otros se nota que están soltando un diálogo aprendido al milímetro y lo sueltan con poca naturalidad: Melani Olivares, Miguel Ángel Muñoz...Aquí se ven las tablas que tienen unos y lo mucho que les falta a otros para estar al nivel de sus compañeros.
Por otro lado, todas las historias están enlazadas en un trasfondo social actual (la crisis española y sus consecuencias sobre los ciudadanos más vulnerables) que a veces roza la exageración o el tópico más típico, aunque se agradece el tono de denuncia de la cinta, así como la variada gama de personalidades que se nos muestran andando y divagando por el igualmente variado barrio madrileño de Lavapiés.
Hasta aquí tendríamos una película española interesante en su técnica, en su forma, pero a mi parecer, todo experimento ha de tener un buen resultado, que sea igual de interesante, y "Hablar" no lo tiene, ya que los defectos deslumbran todo lo demás, especialmente el final, que deja en "nada" todo lo demás. Además, esa simbiosis cine-teatro que se respira tanto aquí, no me terminó de convencer. Pese a ello, si quieres verla, te animo, para que la juzgues tú mismo y disfrutes de algo que se ve poco aquí en España: un plano secuencia continuado.

Interesante film barra experimento donde Joaquín Oristrell sorprende a propios y extraños. Resultado notable para un film que requiere una gran planificación, una enorme concentración y coordinación y donde no se ve, a nivel técnico, forzado el único plano secuencia del film y donde los actores trabajan más que bien, siendo ellos y sus conversaciones el corazón de la película. Hasta tal punto lo afirmo que para mi sorpresa y aunque sus papeles sean breves, algunos actores a quienes no les tenía ninguna consideración profesional hacen un muy buen papel (lo reconozco, Miguel Ángel Muñoz siempre me ha parecido una piedra con pectorales).
Lo único por lo que la cinta no es mejor es porque no trasciende de la filigrana técnica. Es verdad que es una gran plano secuencia y es verdad que sus historias cotidianas resultan muy atractivas, pero le falta algo que le dé más solemnidad o trascendencia. Y no tiene que ser algo “gordo”, pero sí algo más sensible (la historia de Alicia podría haberlo sido, pero le falta un punto más, un algo que supusiera un golpe mayor al espectador; pero si fuera así habría historias por encima de las otras y eso tampoco sería bueno; ¿una historia transversal a todas?, bueno, Sergio Peris-Mencheta se mete en varias historias).
Otra cosa buena de la cinta es a lo mejor lo que no le permite ser algo más: las historias que protagonizan los actores han sido en parte hechas por ellos y posiblemente es lo que no permite dar una mayor coherencia a la cinta, que aunque sea una película coral, no deja de ser una sola película.
Pero pese a eso, vale la pena anotarla en la lista de películas que hay que ver y así valorar mejor nuestro cine.

Arriesga y en varias de las historia consigue engancharte y atraparte, pero otras no consigue ni el entretenimiento, para mi gusto hay algunas hasta risibles. Lo mejor de la película sin duda es la valentía a la hora de rodar y como lo hace es distinta, original y eso le hace ganar enteros.
Mi opinión, parece mas una obra teatral que una película, pero no es todo lo redonda que podía haber llegado a ser. Un placer.