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Un rey en Nueva York

Comedia. Drama Shahdov (Charles Chaplin), rey de Estrovia, tiene que huir precipitadamente de su país al estallar una revolución. Llega a los Estados Unidos sin recursos económicos, pero una joven publicista de televisión (Dawn Addams) le sugiere que protagonice algunos anuncios, aunque no parece la persona más adecuada para este trabajo... Penúltima película del maestro Chaplin, que tres años antes había tenido que exiliarse de Estados Unidos debido ... [+]
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
5 de junio de 2009
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda Chaplin quería defenderse contra su acusación en Estados Unidos de considerarlo comunista y de hacer propaganda en sus películas de ideas comunistas, así que hizo un Rey en New York como defensa a su dura acusación.
Un rey en New York no es para nada una de sus obras maestras pero tiene al igual que otras películas un gran fondo humano, un hombre que no es comunista sino humano, esa es la base que uno ha de saber leer en sus películas, un hombre que iba en contra de cualquier enfrentamiento humano, cualquier guerra, dictador o poder, sino escuchen el final del gran dictador o la discusión con el niño en la escuela, ese es Chaplin.
Como denuncia a su expulsión de Estados Unidos, Chaplin hace esta peculiar comedia, la cual no le salió muy inspirada y redonda si se compara con películas como Candilejas o Tiempos modernos donde las escenas son redondas y compactas.
Dando saltos entre la denuncia contra su persona de ser comunista y el humor, Chaplin retoma en algunos momentos a ese humor de su cine mudo como la escena de la bañera, la manguera del ascensor o la cena en el restaurante.
Critica a la ciudad de New York como un lugar estresante y ruidoso y a Estados Unidos como un lugar donde no saben apreciar lo bueno que tienen, vemos a un Chaplin que guarda rencor a un país al que fue como emigrante a un lugar de oportunidades, las tuvo pero más tarde lo echaron por falsas acusaciones.
Chaplin guarda este rencor y por eso no le sale una comedia tan redonda, Chaplin que fue consciente de su tiempo siempre se encargó de denunciarlo y esta vez le tocó a Estados Unidos, un país que no supo ver en él la humanidad de sus películas.
Un rey en New York avanza a saltitos y tropiezos en su guión con un humor muy poco gracioso a veces pero se ve bien aunque para nada es de lo mejor de Chaplin.
manuel
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2 de febrero de 2010
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy bien por Charles Chaplin. En su exilio por la acusación de comunista, se saca de la manga ésta comedia dramatizada a base de bofetadas a la persecución por la "caza de brujas" ordenada por McCarthy. A su expresión, en la carátula que anuncia la película, con el puño cerrado, sólo le falta el dedo corazón extendido al viento.

Mi votación: 8 sobre 10.
che09
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11 de agosto de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un rey en Nueva York de Charles Chaplin, es una comedia dramática que crítica al comité de actividades antiamericanas de la época en EEUU. Dirigida con un ritmo lento, casi majestuoso, entretiene, y es divertida y amena, además de ser innovadora dentro del cine personal del director con un resultado aceptable y competente, aunque sin demasiado brillo.
Las actuaciones, destacando la de Chaplin que es distinta a lo que nos tiene acostumbrados, es aparentemente más seria, pero con algunos puntos de humor gesticular. Destacando la actuación de su hijo Michael Chaplin siendo tan solo un niño y hablando en boca de su padre de las acusaciones que recibió realmente como comunista, y en las que fue expulsado de los Estados Unidos tan solo unos años atrás. Utilizando para ello unos diálogos ingeniosos, espontáneos y sutiles, para criticar la sociedad y gobierno americano de entonces, de forma ácida, afilada y muy personal.
El guión, trata de una comedia hilarante con un humor más negro del habitual del director, bastante más retorcido para entretener de un modo más reivindicativo que sentimental. Con una narrativa que aún siendo hablada, cala en el espectador por sus mensajes anti sistema, y por utilizar además expresiones mudas con gestos, que utiliza en determinados momentos para recordar su inolvidable personaje del vagabundo, aunque en esta ocasión esté demasiado oculto.
Musicalmente, obra de Chaplin, es divertida y acompaña hábilmente la acción, destacando también unos vestuarios lujosos y elegantes, sugerentes a la trama en cuestión, con decorados en la misma línea. Que son exaltados, como elemento diferenciador de las comedias habituales de Chaplin, gracias a una fotografía evocadora, competente y espléndida, estéticamente trabajada para resaltar el lujo y la ostentación.
Por lo que, en líneas generales, la considero una crítica mordaz hacia los EEUU de la época, recomendable para todos aquellos seguidores de cintas anti sistema, con toques divertidos que la convierten en amena y agradable para su visionado, aunque desde luego, sin el brillo de ternura y emoción, que el resto de sus películas más imprescindibles trasmite.
Elcinederamon
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31 de diciembre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un rey en Nueva York se trata de una de las películas más infravaloradas del insigne Charles Chaplin. Rodada en el Reino Unido y estrenada el 1957, la película ha pasado medio olvidada cuando en realidad contiene grandes momentos en la filmografía del director. Me intuyo a pensar que el ataque político que realiza Chaplin mediante la película es el causante de este olvido forzado.

Es curioso porque Un rey En nueva York trata un argumento similar a la obra de Sacha Baron Cohen, el dictador (2012). En ambas películas nuestros personajes son líderes nacionales de países extravagantes y ficticios que se ven venidos a menos y se ven obligados a exiliarse al supuesto país de la libertad, Estados Unidos. Sin embargo, en ambas películas los directores utilizan este margen creativo para criticar despiadadamente al hipócrita sistema norteamericano. Y las dos utilizan uno de los vehículos más potentes que conoce el ser humano: La risa.

El contexto es importantísimo para entender la película de Chaplin, y es que la caza de brujas había hecho estragos en su figura. Como bien es sabido, en los años cincuenta el senador McCarthy había empezado una persecución tremenda hacía todo lo que para él y su comité de actividades norteamericanas fuera considerado anti norteamericano. El mundo del cine también se vio afectado y personajes tan influyentes como Elia Kazan o Edward Dmytryk se vieron obligados a delatar compañeros de partido con tal de poder seguir en la industria del cine. Chaplin también fue acusado de comunista, justo cuando acababa de estrenar Candilejas (1952) en Europa, y se le prohibió el acceso al país. De hecho Candilejas no fue estrenada en los Estados Unidos hasta veinte años más tarde. Por este motivo Chaplin decide rodar una película como Un rey en Nueva York, una película que no deja títere sin cabeza y que ataca de manera deliberada contra el absurdo comité que creó McCarthy. Como viene siendo habitual en el cine de Chaplin, el fondo de la película se vuelva a comer las formas.

En realidad la película es un absoluto Crescendo en este sentido, y Chaplin utiliza el humor para atacar todo lo que él considera hipócrita. La visión inocente que ofrece nuestro monarca es óbice para mostrarnos una gran serie de secuencias donde todo se pone patas abajo, incluido el mundo del cine. Sí, en una gran parodia en la que asiste el monarca ante una sala de cine, podemos observar la sátira con la que Chaplin afrenta las últimas novedades de la cartelera en Hollywood, con películas con argumentos absurdos y secuencias de acción ambientadas en el universo del western que parecen no acabar nunca.

Y es que este mundo tan hipócrita como es el de Hollywood, que el actor llegó a conocer tan bien cuando era joven, es también uno de sus objetivos a atacar en la película. Como ejemplo tenemos una de las secuencias memorables de la película, en la que el actor acepta introducirse un par de retoques físicos mediante la cirugía estética. Chaplin no es tan salvaje como lo fue John Carpenter en 2013: Rescate en L.A (1996) donde también la película realizaba una acertada crítica sobre las relaciones que hay entre los actores de Hollywood y su obsesión por la cirugía estética, pero sin duda Chaplin sabía contra quien se mofaba.

Hay también un hueco especial para hacer una crítica a la publicidad, que a la postre no deja de ser el pilar básico del capitalismo norteamericano. El personaje de Chaplin no deja de alucinar cuando observa personajes hacer exageradas pantomimas hacia una cámara que no existe, vendiendo un producto determinado como si de un anuncio de teletienda se tratará.

Pero no se puede dejar de obviar el gran ataque que la película realiza sobre McCarthy y sus delirios políticos. Para ello la trama introduce un joven personaje, que está interpretado ni más ni menos que por el hijo de Chaplin, Michael Chaplin. La película pues, no deja de ser una metáfora de la propia vida de nuestro director, porque en el desarrollo del film vemos como el padre del niño interpretado por Michael Chaplin (que nunca vemos en pantalla), es acusado de comunista. Es decir, a la postre Charles Chaplin es acusado de comunista. En una magistral secuencia final, el director acabará utilizando la comicidad para dejar literalmente pasados bajo agua al absurdo tribunal (mojados por una manguera que se le había quedado atascada, en un acto cómico inigualable).

Al fin y al cabo, en cierto sentido el personaje del monarca no deja de ser un Alter ego del propio Chaplin. No es casualidad que el destino de ambos sea compartido en el desarrollo final de Un Rey en Nueva York.

Un magistral broche para una película realmente (nunca mejor dicho) infravalorada.

http://neokunst.wordpress.com/2013/12/31/ciclo-charles-chaplin-un-rey-en-nueva-york/
Kyrios
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3 de agosto de 2012
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película en sí no es de lo más brillante en la filmografía de Chaplin, pero posee una fuerza política inmensa.
Los primeros 45 minutos del film tratan de cómo este rey se escapa de su país buscando asilo en alguna nación que reguarde los derechos de posesión que las monarquías se abogan tener.
Luego podemos criticar si se quiere el desarrollo mismo de la historia (sobre todo el desenvolvimiento del personaje principal), quizás no muy entretenida, pero si llevadera.
Creo que, después de todo, esta película sobre todo en pasajes de discusión ideológica es sobresaliente.
meintz
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