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The Disaster Artist

Comedia Narra la historia real de la producción de la película 'The Room', que ha sido considerada como “una de las peores películas de la historia". Dirigida en 2003 por Tommy Wiseau, 'The Room' se ha estado proyectando en salas -completamente llenas- por toda Norteamérica desde hace más de una década. 'The Disaster Artist' es una comedia sobre dos inadaptados en busca de un sueño. Cuando el mundo los rechaza, deciden hacer su propia película, ... [+]
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Críticas 145
Críticas ordenadas por utilidad
31 de diciembre de 2017
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabándose el año me he encontrado con algunas joyitas en el cine, y no, no me refiero a "Star Wars", sino a "Coco" y a "The Disaster Artist", y me es un gran placer celebrar la última crítica que haré este año en Filmaffinity con esta película.

Tommy Wiseau, el hombre misterioso, el hombre extravagante que hizo aquella desastrosa película, "The Room" que por como es se ha convertido en una película de culto, rebosa autenticidad y un aura que pocas películas pueden conseguir, incluso aquellas hechas para ganar el Oscar de turno y que todo el mundo olvida al poco tiempo.
"The Room" llegó en 2003 y aún se habla de ella, tanto tanto que nuestro querido James Franco se mete en la piel de este hombre y recrea no solo el rodaje de esta disparatada cinta, sino también, del entrañable hombre que hay tras ella.

Debo admitir que tras ver "The Disaster Artist" y ver todo lo que el Señor Wiseau sufrió y padeció para estar donde está le he cogido más cariño a su obra única y buena de lo mala que es.

James Franco hace su mejor interpretación, de verdad, es glorioso como encarna a este hombre junto con su caracterización, por eso es imprescindible ver esta cinta en V.O., no digo que verla doblada esté mal pero una de las características de Wiseau y de ser como es es su modo de hablar y James Franco lo borda, cada vez que imitaba la risa del original o se recreaba a la perfección alguna escena de la cinta "The Room" la gente en la sala se asombraba y se reía al mismo tiempo, todos los de la sala sabían a lo que iban, todos conocían "The Room" y es también por ello importante, antes de ver esta cinta, ver la que lo originó todo.

La película no solo muestra el rodaje sino también muchos momentos y facetas del mundo del espectáculo:
- El panorama superficial y roto de Hollywood, aquella estrella de éxito que brilla para la cara más bonita o el mayor lameculos, aunque, por desgracia, eso está en todo el mundo.

- El sudor y lágrimas y el esfuerzo recompensando de lo que supone vivir de la interpretación, algo que realmente solo los que se dedican a la profesión comprenden, y esta cinta guarda un hueco para todos ellos, homenajear a los que lucharon, luchan y lucharan

- Ver, que a pesar de que nadie comprendía a Tommy Wiseau (y es normal) por su visión tan peculiar del mundo (y es curioso que tenga razón en tantísimas cosas) nada le frenó y alcanzó el éxito, quizá no como él esperaba pero fue inteligente (siempre lo ha sido) y le ha sacado partido.

Ahora viene la reflexión:
Es una pena que no se proyecte en demasiados cines, a fin de cuentas, es un negocio, y cada vez se aleja más del arte. Yo adoro el cine palomitero, los blockbusters y los superheroes pero ... es verdad que ya todo queda en eso: secuelas, precuelas, remakes, spinn offs, ... y satura satura satura... Blade Runner 2049 es de las mejores sorpresas que me he llevado y no ha hecho demasiada taquilla ... vivimos tiempos duros en el cine, en el arte, y no se ve porque el público genérico lo ignora ... y es triste ver como una cinta como "The Disaster Artist" pasa desapercibida para la mayoría.

Amo "The Room" porque es la loca ilusión de un hombre por hacer cine y todo sale de él, y creó algo que jamás se repetirá y amo "The Disaster Artist" por el gran homenaje de un hombre que luchó por hacer posible su sueño, y por el camino le ponemos el humor, las risas inteligentes, el cariño y la honestidad de un gran producto, lejos de los efectos especiales, lejos de toda la morralla, ... y eso es lo que el cine necesita.

James Franco interpreta y dirige esta cinta maravillosamente bien y me transmite un mensaje : El cine puede salvarse desde cualquier rincón.

Incluso la escena Postcrédito supera a todas las de Marvel.
perfe
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14 de enero de 2018
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
The disaster artist es Tommy Wiseau, un aspirante (y tanto) a actor que decide poner en marcha lo que muchos anhelan pero pocos consiguen: dirigir una película. En Los Ángeles, en la cuna del cine moderno. Lo que pasa es que Tommy Wiseau es un director (¡persona!) de aspecto extraño, peculiar, friki, extravagante. Enigmático, y por ende atrayente. ¿También borderline? Lo dicho, alguien a quien si te presentan te quedas mirado durante unos segnudos antes de reaccionar y soltar palabra.

Sin tener experiencia alguna, sin poseer el más minímo conocimeutno tyécino ni de la industria, en resumidas cuentas, la película se realizó. Tommy Wiseau la tituló The room y se pudo estrenar Y fracasó. Ahora bien, hoy en día The room pasa por ser una de las películas de culto por autonomasia de los útlimos tiempos en USA, y su director, jaleado por los amantes más combativos del cutre-film. Que ríete de Jess Franco.

Aquí quien se ríe es James Franco.

James Franco, el actor que ha intentado por todos los medios salirse de la imagen de niño guapo con la que Hollywood le ha querido etiquetar desde el primer momento, dirige la que no es precisamente ya su primera película como realizador. Y en su empeño por demostrar que es más que una cara bonita, James Franco ha jugado ahora con la historia de este otro director norteamericanmo, ya decimos, de culto, que es Tommy Wiseau. Una especia de antítesis de Franco, por cierto. Cuando menos, físicamente. Y en ese empeño Franco ha protagonizado también la cinta, en una caracterización de Wiseau a mitad de camino entre paródica y homenajeadora. No podría haber elegido el bueno de Jimmy, si su intención era romper con aquella imagen, mejor camino para ello.

Y James Franco se ríe: de Hollywood, de la manera de hacer cine imperante, del proceso con el que un actor o director se encuentra si quiere hacer cine al margen de los cauces oficiales. Un ejemplo: JJ Abrams bien podría ser el productor que en The disaster artist casi ridiculiza James Franco en determinada escena de la misma, un productor que habla para mal de la nueva entrega de Strar Wars (insoportable, viene a decir). Un JJ Abrams que sí es elegido por Franco, junto a otros nombres reconocidos del cine de hoy, para introducir a modo testimonio la leyenda y las consecuencias de una película del cariz que ha adquirido con los años The room.

Y hablar de The disaster artist es más fácil que si tuviera que hacer crítica de The room. Porque The room, considerada como una de las peores películas de la historia del cine, es imposible de argumentar. O sea, que por fortuna hablamos de The disaster artist, aunque hablar de ella, en el fondo y por mucho que nos neguemos, es hablar impepinablemente de The room.

Cine dentro del cine, James Franco ha dirigido The disaster artist, menos delirante que The room, para tratar de explicar cómo diantres puede llevarse a cabo una película (The room) mala de solemnnidad y cómo esa misma despierta carcajadas (involuntarias) y pasiones en pases nocturnos (¿involuntarias?) desde su estreno en 2003.

En ese sentido resulta de lo más curioso y relevante el visionado de The disaster artist, la cual, dicho sea de paso, entretiene. Y lo dicho, informa. Un making off hecho largometraje que homenajea a los artistas que se quedan al margen del camino desde la primera desviación, porque un desvío es el que toma quien dirige como lo hace Tommy Wiseau. ¿Ed Wood de los 2000? No hablamos de marcianadas ni de travestismos, pero gracias a James Franco podemos tener más claro por qué Tommy Wiseau se ha labrado el hueco que con letras gruesas ha inscrito en la historia bizarra del cine. Ahora bien, el truco puede residir en el misterio nunca resuelto del origen de los seis millones de dólares con los que Wiseau pudo acabar tamaña empresa.
cassavetes
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5 de noviembre de 2017
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravillosa película en la que James Franco ha hecho justo lo que tenía que hacer, lo cual se agradece. Ha cogido una historia, la ha plasmado sin excesos y la ha dirigido con el sentido que requería la obra. La vi en el Zinemaldia y la gente se tronchaba de risa. Y yo también. Y luego está esa lección que está a la altura de la historia. Si crees en algo ve a por ello le pese a quién le pese. Seas lo raro que seas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jlopezcorredor
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2 de febrero de 2018
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Convengamos en que el postureo friki existe. El friki ya no es necesariamente un marginado, y determinadas obras, corrientes o tendencias que acostumbramos a incluir en el catálogo oficioso de frikismos son ya tan cool como los zapatos de Manolo Blanik o el iPhone nosecuántos (he perdido la cuenta).

Precisamente por esto tenía yo mis temores antes de ver “The diaster artist”. Me olía que a James Franco le apetecía pegarse un pasote para vacilar a la industria y ganarse el título —aparentemente despectivo pero más pretencioso de lo que se nos quiere vender— de director maldito, o rebelde, o alternativo, o bueno, sí, friki.

Dicho de otra manera: sospechaba que no se trataría de una comedia para el público, sino de un divertimento exclusivo para su autor. Por suerte me equivoqué, y aunque es verdad que tiene momentos genuinamente graciosos y otros que lo pretenden y no lo son tanto, en general “The disaster artist” es curiosa y entretenida, recomendable sobre todo para los aficionados a ese subgénero conocido como “cine dentro del cine”, que abarca desde las clásicas “Cantando bajo la lluvia” (Stanley Donen, Gene Kelly, 1952), “El crepúsculo de los dioses” (Billy Wilder, 1950) o “Cautivos del mal” (Vincente Minelli, 1952) hasta las modernas “Ed Wood” (Tim Burton, 1994), “Boogie nights” (Paul Thomas Anderson, 1997) o “Vivir rodando” (Tom DiCillo, 1995). Esta última es la más cercana como obra de ficción, aunque la peculiaridad del protagonista y el hecho de que sea un personaje real hace inevitable la asociación con la película de Tim Burton.

Pero hay una diferencia fundamental: Ed Wood era un megalómano casi naif, un animador de cumpleaños infantil que se creía Orson Welles, mientras que Tommy Wiseau es poco menos que un zumbado que se cree un artista complejo y transgresor. Wood es el niño pequeño que te enseña los cuatro rayajos que ha pintado y al que le dices que es un dibujo precioso; Wiseau es el cuñao o el vecino plasta que se cree Kubrick y quiere engancharte para que veas el “artístico” vídeo de la comunión de su hijo.

La película recrea el rodaje de “The room”, un truñardo tan apestoso y lamentable que terminó siendo reivindicado por la incipiente aristocracia friki para amenizar sesiones golfas y practicar el malsano ejercicio de descojonarse de una obra creada justo con la intención opuesta. Ya lo hemos dicho aquí más de una vez: cuando se traspasa la frontera de la máxima intensidad, se entra en el terreno de la comedia involuntaria. Eso le ocurrió al tal Tommy Wiseau, en cuyo pellejo se mete el propio Franco logrando un calco casi perfecto y que puede apreciarse en detalle durante la sucesión de planos paralelos que acompañan a los créditos finales.

Dependiendo de cómo se afronte el visionado (o bien del número de manuales de coaching y similares que uno lleve en el cuerpo) caben dos conclusiones: que no importan los resultados si el trabajo se realiza con empeño e ilusión, o bien que si uno se cree más artista que nadie solo por ser más raro estará condenado irremediablemente al ridículo.

Confieso que durante unos minutos, recién terminada la película, se me despertaron las ganas de ver “The room”, por puro morbo, supongo. Suerte que se me pasaron enseguida y sigo siendo noventa minutos más cuerdo.
Más información en http://ambigugarcia.blogspot.com.es/
Nacho Ambigú García
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9 de enero de 2018
30 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
07/07(07/01/18) Hay films sobrevalorados, inflados, y esta esta cosa producida y dirigida (lo pone en los créditos) por James Franco, avalada por un tsunami de críticas loadoras con premios como la Concha de Oro en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián 2017, y nominaciones a los Globos de Oro y siguiendo en la ola seguro que será nominada a los Oscar, pero esto no cambia un ápice mi visión de este producto aburrido, sin chispa, sin frescura, sin originalidad, sin nada que me llame la atención, un absurdo tras otro en un guión sin pies ni cabeza, mal estructurada, mal explicado, con más lagunas que Finlandia. Leyendo la sinopsis a uno le viene a la mente irremediablemente la “Ed Wood” (1994) de Tim Burton, y es que este esperpento se centra (al igual que la genialidad burtoniana) en un director de cine nefasto, Tommy Wiseau, y la preparación de su trash-movie “The Room” en 2003, pero mientras el director del cabello alborotado despliega un amor e imaginación desbordante por el cine, acompañado a su antihéroe de un grupo de desheredados perdedores, donde por ejemplo conseguir unos dólares creaba componendas de cambios de guión y de protagonistas, aquí todo eso se anula al ser un tipo que dispone de todo el dinero que haga falta, aunque no se sabe de dónde lo saca, el guión se lo saca de la nada, sin explicar qué proceso lo llevó a escribirlo, y la relación fascinante y conmovedora que era entre Ed Wood y Bela Lugosi, aquí se prostituye entre lo que vienen a ser Don Quijote-Wiseau y Sancho Panza- Greg Sestero, relación sin gracia, sin garra, entre un tipo insoportable, arrogante e histriónico con otro inocentón. Prometía un millón de veces más de lo que da, es un drama en el que te da igual lo que les pase a los gélidos protagonistas, y una comedia que no te saca más allá de una mueca (siendo generosos). Se queda en una parodia alargada rellena de momentos penosos, momentos inanes, y momentos zafios, adornado por un final pretendidamente climático y queda en bodrio.

Año 2003, el mundo conoció una historia que redefinió el concepto de lo que se conoce como “película de culto”. Tommy Wiseau, un tipo cuyo pasado está cubierto por un gran manto de misterio, dio a conocer su ópera prima intitulada “The Room”, drama mal escrito y actuado, ampliamente considerada como una de las peores películas hechas, cuyo humor involuntario caló muy hondo en los espectadores que la vieron, terminando por colocarla en el más inesperado (y más alto) de los estándares. La realización de la película fue cubierta en un libro, “The Disaster Artist”, escrito por uno de los protagonistas, Greg Sestero, que los guionistas Scott Neustadter y Michael H. Weber han adaptado. En febrero de 2014, la productora de Seth Rogen, Point Gray Pictures, anunció que había adquirido los derechos del libro y película de The Disaster Artist. James Franco iba a dirigir y jugar Wiseau, y su hermano Dave Franco fue elegido como Sestero (primera vez que actúan juntos los hermanos). James Franco declaró que The Disaster Artist era "una combinación de Boogie Nights y The Master". Según Franco, Wiseau inicialmente esperaba que Johnny Depp lo interpretara.

Hay varios cameos de famoso en el metraje: Bryan Cranston , Judd Apatow , ZachBraff , JJ Abrams , David DeCoteau , LizzyCaplan , Kristen Bell , Keegan-Michael Key , Adam Scott, Danny McBride , Dylan Minnette, Kate Upton, Angelyne, Kevin Smith e IkeBarinholtz como sí mismos. Bob Odenkirk y Brett Gelman aparecen como profesores de actuación en Los Ángeles. Otros cameos incluyen Jessie Ennis, Charlyne Yi, Tom Franco, Zoey Deutch , Sugar Lyn Beard , Brian Huskey, Randall Park, Jerrod Carmichael , Christopher Mintz-Plasse, Casey Wilson y Jason Mitchell. Greg Sestero iba a aparecer como un agente de reparto, pero su escena fue cortada, mientras que Tommy Wiseau aparece en una escena de post-créditos como "Henry".

“The room” es una película que no he visto y tras ver este desatino basado en su creación las ganas son nulas, pues Franco, en la primera película que veo de él dirigiendo, me deja con la sensación de que lo suyo no es la realización, y es que para hacer una película sobre una mala película no es necesario hacer una mala película, pues Franco parece no saber esto, pues me queda una cosa insustancial, infantilizada, narcotizada, sobreactuada, sin cariño, sin ternura alguna, sin emoción, sin una escena con sentido, me parece una cinta hecha por porreros, por fumetas, pues es de una languidez supina, componiendo situaciones que van de lo inane a lo fachoso, puede verse como un reverso serio de comedias buddy-movies tipo “Colega, dónde está mi coche? (2000), pero paradójicamente esta última es más entretenida y tiene más jugo que esta de Franco. Pretende ser una nueva visión al Sueño Americano, un canto a las ganas de ser artista, a la ilusión por hacer cine, aunque las musas no te hayan visitado, pero lo que queda es un revoltijo de escenas erráticas, en una evolución grimante, con personajes intrascendentes, de los que no sabremos nada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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