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Lola Montes

Drama Narra la historia de Lola Montes (1821-1861), cortesana y bailarina famosa en toda Europa. Nacida en Irlanda, Lola (Martine Carol) fue la amante de grandes hombres como el músico húngaro Franz Liszt o Luis I de Baviera. Ya en el ocaso de su carrera, trabajó en un circo de Nueva Orleáns, Luisiana, donde realizaba un número acrobático mientras un maestro de ceremonias (Peter Ustinov) narraba al público su escandalosa vida. (FILMAFFINITY)
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
31 de mayo de 2010
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Da gusto ver un clásico como éste en pantalla grande y versión original. Todo gracias a su vuelta a la actualidad por la remasterización de 2008. Desde luego eligieron bien, porque la película es bastante más "moderna" que la mayoría de las que se ruedan hoy en día. La puesta en escena me parece impactante, y el modo de narrar refinado. El hecho de presentar a una mujer "liberada" como monstruo de circo (ese circo tan surrealista y onírico) retrata a la sociedad que paga por verla. Es lo de siempre, la masa que exorciza sus propios demonios riéndose del vecino. Pudiera pensarse que en la actualidad esto está superado, pero sólo hay que ver a los "famosos" de la tele para desmentirlo. Sólo que ahora las "víctimas" carecen de la grandeza de Lola Montes (el público en cambio sigue siendo igual de grosero). Los famosillos de ahora no son frikis porque el mundo les hizo así (en Lola hay una rebeldía contra una sociedad hipócrita), sino directamente para llenarse el bolsillo. Volviendo a la peli, me parece llena de detalles y hallazgos, como las contínuas muestras de humor sofisticado, desde los enanos enmascarados que cobran por todo, hasta el striptease pictórico. Todo en el filme es pura elegancia, sugiriendo más que evidenciando, sin subrayar nunca nada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fuman2
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3 de agosto de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Técnicamente "Los amantes de Montparnasse" fue la última película en la que se embarcó Ophüls, pero murió antes de completarla y la terminó Jacques Becker estrenandose en el 58. "Lola Montes" pues fue su última obra acabada en la que el director contó con el mayor presupuesto para una película europea y como se suele decir, a mi juicio, se atracó de balón.

La vida y milagros de esta bailarina irlandesa que se hacía pasar por española y que alcanzó la fama como cortesana internacional da para muchas y mejores películas que la singularisima de Ophüls, la versión alemana del 22 y la española del 44. Sabido es que en su estreno fue un tremendo fracaso de crítica y público. La crítica con el paso de los años ha tenido que reconocer sus muchas virtudes formales y darle el mérito que se merece. Algunos incluso la han calificado de obra maestra. El público entre el que me incluyo sigue sin perdonarle que sea aburrida hasta decir basta, por mucho que intentaran a posteriori "arreglarla" con cortes y recortes que la masacraron hasta sus últimas ediciones restauradas.

Da la sensación que al director alemán le importa poco la vida de Elizabeth Rosanna Gilber condesa de Landsfeld, en cualquier caso mucho menos que sus vestidos y la recreación de todos los ambientes arquitectónicos, mobiliario y atrezzo que la rodeaba. La indisoluble vena teatral de Ophüls se ceba a conciencia en ese circo imposible que aparenta ser el hilo conductor de los episodios a modo de postales coloreadas de la vida de Lola, pero que en realidad es el auténtico protagonista con todo su aparataje escénico con el que seguro disfrutó el director. Sus afamados movimientos de cámara siguen estando ahí, pero en este caso como alarde técnico, sin que puedan impulsar una historia y una construcción de personajes del nivel de "Madame de..."  o "Carta a una desconocida". Fue su primera película en color y demostró que podía sacarle partido autoral. La actriz francesa Martine Carol especializada en rubias seductoras, aquí teñida de negro, no está a la altura de un personaje omnipresente por mucho que su vida personal tuviera ecos tan azarosos como la de Lola.

Lola Montes o Montez a quedado a la postre como una extravaganza de un director genial. Lo que llaman una película de culto.

cineziete.wordpress.com
ELZIETE
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9 de junio de 2022
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tan solo 15 años tenía, Eliza Oliver, cuanto contrajo nupcias con el militar británico, Edward Gilbert, y éste de inmediato la embarazó. Como, Elizabeth Rosanna Gilbert, fue bautizada la niña que nació en el condado de Sligo, Irlanda, el 17 de febrero de 1821. Tan solo dos años cumplía la niña, cuando su padre muere víctima del cólera y su madre pronto se volvió a casar, enviando a la pequeña, Elizabeth, a vivir con unos familiares y luego con el padre de su segundo esposo. La niña creció con escasa disciplina al punto que, cierta vez, la vieron corriendo por una calle completamente desnuda y, en otra ocasión, le hizo una travesura a un respetable señor en una iglesia.

La capacidad de decidir siempre por sí misma y su fuerte temperamento, fueron rasgos permanentes en la vida de Elizabeth… y es así como, en 1843, cuando había cumplido 22 años, elige convertirse en bailarina y actriz y, en Londres debuta haciéndose llamar, Lola Montez, “la bailarina española”. El nombre lo eligió, seguramente, porque le encantaba el flamenco, la seguidilla y otros ritmos de este país.

Desde entonces, y más que como bailarina o actriz teatral, Lola Montez -quien no destacaba por ser una mujer especialmente hermosa y quizás atraía más por su personalidad-, se hizo famosa por haber tenido romances o aventuras con célebres compositores, como Franz Liszt y Richard Wagner; también con numerosos aristócratas y hombres adinerados… y en una lista que, se dice superó los 200 nombres, también incluyó al rey, Ludwig I de Baviera, quien la convertiría en, Condesa de Lansfeld, en 1847.

Sobre su vida y sus aventuras, el mismo autor de la recordada, “Caroline Chérie”, Jacques Laurent (bajo el seudónimo, Cécil Saint-Laurent), escribió una novela biográfica titulada, “La Vie Extraordinaire de Lola Montès”, y aún sin haber sido publicada, interesó de inmediato a los productores de cine quienes la dieron a, Jacques Natanson y Annette Wademant, para que la adaptaran, y con la colaboración en el guion del también director, Max Ophüls, la historia comienza con los días difíciles de Lola Montez en un circo de New Orleans convertido, éste, en un paradójico purgatorio, donde la célebre amante debe contar y representar, una y otra vez, sus aventuras amorosas a un público ávido de desnudar su intimidad.

Aunque éste ir y venir del presente al pasado y viceversa, pudo ser de gran impacto, Ophüls no logra un verdadero dramatismo y, además de que las escenas de circo terminan siendo bastante aburridas y reiterativas, el recuento de los principales amantes de Lola, parece un avance (trailer) de lo que fue cada aventura. Exceptuando su relación con el Rey de Baviera que es la más desarrollada -pero, que también falla en la pobrísima recreación de la histórica revuelta y, más aún, en el supuesto baile ante la aristocracia donde se supone que Lola se luce, pero nunca la vemos-, no hay otra escena en la película que logre un verdadero desarrollo o que tenga algún significado distinto al desprendimiento con que vivía la bailarina.

Ni siquiera el personaje de la Lola resulta llamativo por su belleza o su personalidad, y a, Martine Carol, no se le da ocasión de mostrar algún rasgo fuerte de su carácter ni ningún talento como la artista que se supone que fue.

Así las cosas, <<LOLA MONTES>>, se me antoja un filme excesivamente sobrevalorado, pues, unos bellos decorados, un lujoso vestuario y unos colores llamativos, no son suficientes para alcanzar una historia que llegue al alma.

He visto la copia reeditada por el productor, Pierre Braunberger, en 1968, reconstruyéndola como la deseara el director, pero, en definitiva no ha logrado conmoverme.
Luis Guillermo Cardona
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12 de noviembre de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sálvame, ¿sabes el programa?. sí, ¿sabes de lo que hablo?, ¿no?, sí, sí, el programa para marujas, ¿no?, pero claro si lo piensas, los que dicen que es un programa para marujas se sienten filósofos mientras lo dicen así que no tiene mérito. Se ven brillantes en el fondo, ágiles, a ellos no los estafan, yo no soy tonto, a mí no me engañan. Busca lo mejor, libros, documentales y telediarios, entérate de la vida, siempre son los mismos, dando vueltas sobre el mismo círculo vacío, a lo mejor estallados por el sol. ¿Ya te sacaste el curso?, ¿y tu sueldo?, el universo es una carrera después de todo, ¿no?, sé listo, gana siempre, no pierdas nunca, bien hecho. ¿No?.

En España hay un programa que habla de personas famosas que se acuestan con personas famosas, o personas anónimas que se vuelven famosas al acostarse con personas famosas y ellos a su vez se acuestan con nuevos anónimos y la rueda va girando y girando y algunos se quedan y otros van. Lleva años en antena durante horas enteras, ¿por qué?, ¿entretiene o no?, melodrama, crítica, histerismo, diálogos inacabables, jugadas traperas, reconciliaciones una y otra y otra vez, si lo piensas no es tan diferente del cine, la telenovela, la literatura, tanto grande como pequeña, en un formato enlatado, pero no lo olvides, aqui todos somos angelitos y niños dorados, en serio si no fuera por la malvada sociedad no haríamos daño ni a una mosca. Todo es culpa de la tele. Todos somos buenos chicos y buenas chicas, ni lo creerías, en serio.

Lola Montes es eso, Lola Montes es sálvame. Lola Montes es ese programa que habla de famosos hablando de famosos, ¿pero es una película o no lo es?, ¿porque haya colores y decorados mas o menos imaginativos y coloridos en el circo se merece estos elogios?. Pero es solo el mismo programa de tertulia hace un siglo, eso es ese circo, ¿entiendes?. Lola Montes es sólo un capítulo de sálvame de hace siglo y medio, solo, ni más ni menos, sí, muy bien, lo intenta, claro que sí, es un buen chico, la película sabe jugar sus cartas para que no te sientas viendo sálvame, te juega a que la pobre mujer se está jugando la vida, te juega a que el hecho de estar ahí es trágico, pero es sólo un juego, un triquiloque, juego de cartas, a las duras y a las maduras, hablando claro, en plata, nos birlaron, ya no nos queda nada, ni en el bolsillo de atrás, acabamos de presenciar un salvame deluxe con buenos decorados y buenos actores, bueno, ¿y qué?. El dragón también sangra. Nada. Tienes que agarrarte a que es una buena película europea y no un programa de telebasura de un sábado cualquiera, nada más. Volvemos a la oscuridad. Pero no me engañas, te vi, ahí, no tenían tv pero tenían circo, no saltaban pero tenían canguros, su presentador metiendo cizaña, sus enanos y sus colores, iluminación para deslumbrar y quedarte enganchado a una historia de amoríos superficiales, la gloria te arrastra. ¿Te acostaste con reyes?, wow, no puede ser, cuenta, cuenta. todo lo mismo, pasará el universo y seguirá igual. ¿Es una gran película?, no, buenilla a lo más, entretenidilla con un illa largo y enorme. Los amoríos de esa mujer, la pobre, apasionamiento en los palacios, pobrecilla, ya sabes, amoríos descalabrados y hechos a las prisas porque a nadie le interesa. Antes todo era hermosísimo ahora no tenemos ni ojos. ¿Vamos al cielo?. Da igual. Es mentira. La película no da, es una cosita de famosos entre famosos, emm, ¿si?, ¿te tiraste a Lizst?, no puede ser, impresionante, ¿y cómo fue?, cuenta más, cuenta, cuenta. ¿Y a quién?, ¿a quién?, ¿a un rey?, a un conde?, eso debe ser ... ¿cómo es?, cuenta, cuenta... di, di... sigue. Muy interesante. No se cieguen por la elegancia, vieron un sálvame, no se cieguen. No somos los niños buenos, olvídense, somos carnaza y nos gusta la carnaza, como dios manda. no lo engalanen para sentirse mejor, mi primo se llama Hank, ¿a alguien le importa?, no creo, déjennos tranquilos. invítennos a lo que quieran, ¿por que se llama Hank?, no lo sé, a nadie le gusta. Recuerdo que... ¿Empiezo?.
bigbigfuji
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26 de mayo de 2013
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Lola Montes” es la última película del gran Max Ophüls, la rodó en 1955 y su estreno se vio acompañado de la incomprensión casi general, pues sólo una pequeña parte de la crítica francesa, los futuros jefes de la “Nouvelle vague”, comprendió el merito real de esta fascinante película. La protagonista que nos cuenta su vida es Lola, convertida en atracción de circo después de haber pasado su vida eligiendo cada uno de sus numerosos amantes y desafiando todas las convenciones, ella es Martine Carol y ellos son Antón Walbrook, Peter Ustinov, Oskar Werner, Henri Guisol e Ivan Desny. A Lola le gusta ofrecerse desnuda a la mirada de los demás, le apetece ser atracción, en tanto que protagonista, sacar provecho de su carácter libre e independiente, ella lo dice bien claro: “No soy una máquina de fabricar escándalos, todo es mucho más sencillo, siempre hago lo que me apetece”.

De nuevo los travellings, los movimientos circulares, el perfecto vals de las panorámicas, siguiendo los personajes que se entrecruzan y que dibujan el vacío de su existencia. Lola es un torbellino de pasión, un ser capaz de saltarse todas las normas sociales para conseguir sus objetivos, una persona que lo pudo tener todo, explotando su belleza femenina para enriquecerse y satisfacer un ego desmedido, pero en realidad, era un ser vulnerable, débil, que cayó tan pronto como subió. “Lola Montes”, una obra maestra.
Juan Marey
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