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Kedi (Gatos de Estambul)

Kedi (Gatos de Estambul)
2016 Turquía
Documental, Intervenciones de: Yaman Barlas, Arzu Göl, Kemal Suncu ...
7,0
1.652
Documental Cientos de miles de gatos vagan libremente por la frenética ciudad de Estambul, la metrópolis turca de casi 15 millones de habitantes que divide Oriente de Occidente. Sin dueño, estos animales viven entre dos mundos, ni salvajes ni domésticos -y llenan de alegría a los que deciden adoptar-. En Estambul, los gatos funcionan como reflejo de las gentes, permitiéndoles reflexionar sobre sus vidas de una forma única. (FILMAFFINITY)
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
15 de junio de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es este un documental sobre los gatos de Estambul, o sobre Estambul con la excusa de los gatos, o sobre cómo en un lugar clave en el mundo, la clave también la tienen los gatos.

Si bien lo determinante en la evolución fue el pulgar oponible entre quienes caminaron de pie (recuerdo que también hablé aquí en FA del cortometraje "Isla de las flores"), entre quienes caminaron a gatas o a cuatro patas es obvio que la precisión quedó en la familia de lo felino. En un mundo en que lo canino y lo gregario marcan la historia del éxito de los imperios y sus rapiñas, poder contemplar y aprender de los felinos nos compensa, nos naturaliza. Como bien se dice en el documental, los perros creen que los hombres son sus dioses. Y por tanto sus amos. Los gatos saben que no es así.

De los lobos, chacales y demás caninos silvestres se han podido extraer alambicados resultados extremos: del caniche al doberman. Cualquier exceso humano tiene su raza de perro ad hoc. Cosa que nunca se podrá hacer con gatos. El gato es la adaptación de lo felino a lo civilizado, pero sin más transacciones que el menor tamaño y la menor fiereza. En cambio las degeneraciones de lo canino van en paralelo a las degeneraciones de nuestros caprichos. Lo dicho antes, del caniche al doberman. Por eso no hay gatos policía ni gatos falderos. Por eso muchos simpatizamos de esa esencia. Civilizada esencia, por otro lado.

El documental maravilla con su banda sonora, con su fotografía, con su combinación de situaciones de cámara, desde las más subterráneas a las del dron. Las siete historias, las siete vidas, que hacen de columna argumental, también tienen un equilibrio fenomenal. Obviamente es una cinta pensada para los amantes de lo gatuno. Pero no solo es eso: es un alegato de lo que puede darse en una ciudad clave, en una ciudad puente, en una ciudad ideal para los gatos pues todo transita por su historia de forma mucho más filosofal que instrumental.

Un buen rato, un muy buen rato, se puede pasar con este alegato en favor de lo que más alegatos merece: la razón última de la perfección no tuneable.ni tergiversable, la razón de la mirada profunda y sabia de cualquier gato del mundo. Cuando más si además vive en una ciudad que los arrulla desde tiempo inmemorial.
Ugrafiator
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