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American Beauty

Drama. Comedia Lester Burnham (Kevin Spacey), un cuarentón en crisis, cansado de su trabajo y de su mujer Carolyn (Annette Bening), despierta de su letargo cuando conoce a la atractiva amiga (Mena Suvari) de su hija (Thora Birch), a la que intentará impresionar a toda costa. (FILMAFFINITY)
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Críticas 332
Críticas ordenadas por utilidad
18 de agosto de 2010
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿En qué proyectamos nuestra vida? ¿Cuál es nuestra felicidad? ¿Nos moldemos a la sociedad? ¿Somos libres? ¿Hacemos lo que realmente disfrutamos? ¿Se justifica vivir una vida sin ninguna razón para vivir? ¿Por qué no nos dedicamos simplemente a ser felices?

Y mientras nos preguntamos, nos vamos amoldando. Damos raíces a los bienes materiales. Despreciamos a lo distinto. Somos incapaces de comprender los gustos ajenos, de apreciar la belleza que nos rodea, y de comprender la forma en que la aprecia cada uno. Y las preguntas se nos olvidan, más allá del recuerdo de ese sueño que siempre añoramos.


John Lennon dijo: "La vida es eso que nos pasa mientras estamos ocupados haciendo planes".

Cada día me parece más cierto.
Estepario
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17 de enero de 2010
29 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
La he visto muchas veces Belleza Americana y siempre le encuentro una lectura distinta, tal vez tenga que ver el ánimo con el que me encuentro cuando la veo, a veces me mato de la risa, otras me siento un poco apenada por todos los protas, y en otras oportunidades pienso que todos son unos hipócritas y malvados y que se merecen pasarla mal. Ahora bien, el padre de familia interpretado por Spacey es un loser todo terreno, al que no lo quiere ni Dios y cuando se da cuenta que la vida se le está yendo le ataca el viejazo y comienza a comportarse como una pende-viejo patético. Supongo que somos varios los que conocemos casos similares y sabemos de lo que hablamos. A nuestro viejo verde se le cae la ficha cuando conoce a la amiguita de su hija Jane, una putita escolar medio buscona que le quema los sesos y se convierte en el objeto de sus fantasía eróticas más secretas. Y a raíz de toda ésta movida nuestro héroe decide quemar las naves. Se hace despedir de su empleo, se pone coqueto y empieza a ejercitarse, se droga un poquito y otras menudencias más que provocan la vergüenza catastrófica de la familia. La pelicula es una estupenda cachetada al gran sueño americano y a las apariencias de una vida idílica que debajo de la alfombra esconde basura muy podrida y hedionda. Excelente el reparto y cabe destacarse a una Annette Bening colosal como la esposa, también desgastada por una vida irreal que cada vez le resulta más insostenible. El gran punto a favor del film es que no tenemos víctimas ni victimarios, acá son todos unos miserables que, queriendo o sin querer, se ocupan de destrozar la vida de aquellos a los que dicen amar. Amigos, vecinos, padres, amantes y hasta los propios hijos se convierten en monstruos que no dudan un instante en romper en pedazos las ilusiones ajenas. Porque no olvidemos que nada ni nadie es lo que aparenta ser. Con una dirección deslumbrante y un guión impecable la película fué la justa ganadora del premio Oscar de la Academia. Un final súbito e inesperado le da el broche de oro a una de las comedias más negras y brillantes que nos brindó la industria.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Srita davidlynch
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25 de julio de 2010
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y para hacerlo has de vivir, vivir intensamente porque de lo contrario nada tiene sentido. Porque anclarse en la rutina es carcomerse internamente, es dejar de ser libre y ceder al sutil pero continuo peso de lo cotidiano, seguir la inercia de tus actos sin detenerte a juzgar que significan para ti, entrar en el círculo de lo común sin plantearte porqué sigues arrastrándote por el camino fácil y no te levantas a contemplar la vida en su totalidad, a dar el paso para llenar ese vacío interior que te consume imperceptiblemente.

Y ese paso es American Beauty, es una oda a la vida, al vitalismo, a la belleza. Es un canto a mantenerse vivo, a romper las cadenas de la monotonía, a doblegar los lazos de las apariencias, a sentir la libertad de encontrarse con uno mismo y volver a ver todo de una forma diferente, más sincera y sobretodo más bella.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fran
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16 de enero de 2009
86 de 157 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucho se dijo y muy positivo acerca de American Beauty. Obra de arte, crítica y subversiva, original y única... Con tales precedentes, sentados desde las altas esferas de los sesudos críticos de cine y seguidos a pies juntillas por gran parte de los espectadores, quién soy yo, humilde mortal, para cuestionarlos. Y sin embargo y tras su visionado, no pude dejar de sentirme estafado ni deshacerme de esa sensación de mendacidaz que rodea toda la película. ¿Ataque visceral al "american way of life"? ¿Crítica y ácida? ¿Subversiva? Si lo anterior lo firmara Walt Disney o Bill Cosby, supongo que tendría cierto sentido, pero para un europeo criado en los patrones culturales y sociales del Viejo Continente, la película no deja de ser otra cinta con crítica autocomplaciente que Hollywood nos regala para demostrar lo críticos y abiertos de mente que pueden llegar a ser los tan menospreciados y conservadores norteamericanos. Y es que si reunir unos cuantos tópicos que demuestran que triste es el estilo de vida estadounidense, cuan vacío y superficial resulta no es ser, ni de lejos, subversivo ni radical. Si lo fuera, ¿qué calificativo reservaríamos entonces para creadores como Costa-Gavras, Ken Loach o el gran Todd Solondz? Seguramente, terroristas y se les aplicará el Patriot Act. Solo una secuencia de Happiness contiene más subversión que toda American Beauty.
Ojo, no digo que la película sea especialmente mala. Las actuaciones son acertadas, la realización y puesta en escena de Sam Mendes no están mal, y el guión de Alan Ball, siempre controvertido e interesante, tiene buenos momentos. Pero ya está. No es un ataque directo a nada, ni una mordaz y demoledora crítica. Solo ilustra algo consabido y, creo yo, que no necesita demostración: lo vacuo, banal, materialista e hipócrita del sistema social estadounidense, un sistema que, seamos realistas, se está exportando a todo el mundo, Europa incluida. Tal vez sea yo un ácrata sin perspectiva y esto sea lo máximo que se le puede pedir al cine norteamericano en cuanto a crítica social, pero lo que resulta innegable es que no estamos ante el atentado visual contra el "stablishment" que ciertos sectores (imagino conservadores) han querido ver en la obra. Para eso, ya hay autores con más mala baba y menos espíritu comercial que han convertido el cine en el medio de expresión de la disidencia y que Hollywood por ello nunca producirá y los críticos así como el público en general nunca alabarán. American Beauty no deja de ser parte del mainstream, un producto comercial realizado por y para norteamericanos. De ahí sus carencias.
Gunnar Hansen
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21 de abril de 2008
21 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una de esas películas que hay que ver una vez al año. Se trata de una clara representación de la familia acomodada en general, y no específica del sueño americano. Magnífica presentación de la clásica "muerte en vida" con la ulterior resurrección contada de una forma magistral, con una banda sonora más que increíble usada a la perfección.
La película transcurre muy ágilmente, dos horas convertidas en un instante gracias a la calidad de los diálogos y a la teletransportación a un mundo onírico gracias a escenas sobrenaturales como la de la bolsa o la de la bañera, escenas que se han convertido en un sello distintivo de este filme, pero sobre todo gracias al retrato fílmico de nuestra propia basura, de la vida que vivimos, de lo que somos, de la carencia de emociones y sensaciones, del lento pero continuo letargo en el que nos sumergimos con el paso de los años, de nuestros deseos más profundos y mezquinos, de nuestra ruindad, de nuestra avaricia, de todo ese cúmulo de desvergüenzas que fluye en armonía y que se rompe cuando aparece el personaje de Mena Suvari, que representa esa chispa que enciende la llama candescente de la ilusión por despertar cada mañana, y que inspira a Lester en su cruzada contra los convencionalismos sociales. Por otra parte Annette Bening cumple con creces el papel de la frenética e histriónica mujer de clase media-alta incapaz que quiere destacar a toda costa.

Fantástico también Chris Cooper, bordando el papel del padre militar autoritario, floja Thora Birch compensada por una genial e inesperada Mena Suvari y por el desconocido Wes Bentley.


En resumen, un grandísimo trabajo merecedor de los 5 oscars que se llevó, del 10 con el que la he calificado y que como he dicho al principio es merecedora de ser vista anualmente para recordarnos a nosotros mismos que de tanto soñar se nos está olvidando vivir.
Yerro
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