En tierra de hombres

Se habla continuamente del estancamiento del proceso creativo. De la ausencia de producir sensaciones emotivas de diferente índole narrando historias.
El espectador no elige ver un drama social para que le escupan a la cara o le aleccionen mientras suenan bellos violines en la banda sonora. Lo hace siempre y cuando adopte un carácter introspectivo, un retrato de sí mismos.
A nadie le interesa verse totalmente reflejado, con sus defectos al alza, en una película. O puede que sí.
No acostumbro a entronizar a una película que sólo se realiza para dar un mensaje. Éste debería ser mas bien la consecuencia del relato, de la narración formal.

Tratándose de una novela, "En tierra de hombres" sí funcionaría, en relación con el resultado en la pantalla. Hablamos de diferentes ejecuciones y licencias para contar la misma cosa.
En este caso, la película no existe mas que para denunciar la discriminación social e, indirectamente, las tensiones emocionales en el núcleo familiar.
Su valor se minimiza debido a la ejecución de Niki Caro, que es reiterativa y efectista, cuando no inconsistente.
Sabemos que, desgraciadamente, existe la discriminación en el trabajo; sabemos que hay empleos en los que se renuncia al contrato de mujeres; y sabemos que el estereotipo de gordo, con pelo sucio, asqueado por su trabajo, succionado por la rutina, y soportando un matrimonio que, virtualmente, no existe, abusa cuanto puede de las mujeres de buen ver.
Pero la posición dubitativa que se muestra, queriendo ser tan formalmente adaptado como pretendidamente cáustico, es lo que merma el resultado final.
Por tanto, o lo haces al nivel que merece el trío femenino protagonista, o lo empleas como una carta desesperada, como un grito de odio, tal y como se hizo en "Fóllame".

Ésta película transmite que los hombres son malos, las mujeres tercas y luchadoras, y el lugar de convergencia (ya sea en un bufete de abogados o en una fábrica) una zona de guerra.
Yo, ante eso, transmito: ni tanto ni tan poco.

Gran reparto, para un buen guión, con un fallo tremendo, que hace que la película pierda muchos enteros.

Por momentos te sientes alineado con las mujeres del film y piensas lo dificil que lo tenian en esos tiempos, porque aunque no sean demasiados años, los hechos descritos en la película me parece imposible que se den hoy día.

Interesante película de denuncia social que pese a sus evidentes defectos también conserva muchos elementos de interés. La historia es trillada y mil veces vista, su puesta en escena, por mucha panorámica que la directora inserte de esos parajes, la mina, etc... no pasa de tener cierto aspecto de telefim de lujo; de nuevo los traductores españoles han puesto un titulo que podría llevarse el premio a la obviedad. Pero al márgen de todo esto nos encontramos con una historia que merece ser contada: la de una mujer torturada por la vida que entra a trabajar en una mina por consejo de una amiga, y allí sufrirá, al igual que sus compañeras, la humillación de sus compañeros hombres. Por esto, se convierte en una pionera de la historia judicial al hacer una demanda conjunta contra la mina por acoso sexual, aún a pesar de no contar ni con el apoyo de sus compañeras ni de su familia.
Si algo también destaca son sus interpretaciones. Si bien algunos intérpretes no disponen de muchas escenas para desarrollar sus personajes, la profesionalidad de estos consigue hacerlos humanos y creibles. En este grupo estarían Sissy Spacek, que en sus escenas cotidianas y con su hija consigue transmitir la situación de encierro de su personaje y el profundo amor y respeto que le profesa a su hija, tal vez por tener el valos que ella nunca tuvo de enfrentarse al mundo. Woody Harrelson se aleja de los excesos de muchos de sus papeles para interpretar a un abogado resentido y probablemente homosexual de una forma sutil y creible. El casi debutante Richard Jenkins, el personaje con más evolución del film refleja con acierto la situación de encrucijada de su personaje al no saber si apoyar su vida de siempre o el progreso, el cual va parejo con su hija. Y por último Sean Bean vuelve a demostrar lo bien que sabe aprovechar los roles secundarios al interpretar al bondadoso marido de una minera, pieza de engranaje de muchos personajes del film como el de la protagonista con sus hijos (las escenas que comparten son certeras y emocionantes, como cuando consigue darles regalos de navidad, la comida en una cafetería o la de después del partido de Hockey, por la cual Charlize Theron se merece todos los premios a los que estuvo nominada). Frances Macdormand construye un personaje emotivo que empatiza con el espectador tomando como referencia otros de su propia carrera, y por último Theron demuestra una vez más lo excelete actriz dramática que es a sus detractores, y a pesar de que parece que su belleza juega en su contra a la hora de ser valorada, consigue, con un personaje muy distinto al de su celebrada Monster, llenarlo de fuerza, fiereza, ternura y sinceridad. Con esta caracterización ya entra en el selecto grupo de actrices que con personajes de similares historias y vidas de lucha (como la Sally Field de Norma Rae, la Meryl Streep de Silkwood, o la Julia Roberts de Erin Brocovitch), llegaron hasta los oscars.

La tremenda Theron, después de Monster quiso repetir jugada con película dura y escondiendo belleza para conseguir la segunda estatuilla. Es cierto que entre ambas hay un par de films pero son comerciales para hacer caja sin mayor pretensión que el entretenimiento.
Y la cosa casi sale: nominada de nuevo y le acompaña la señora de Cohen en su papel secundario. Es un drama personal entroncado en la dureza machista minera, rodado ásperamente con un buen reparto, destacando los padres de ella. Es previsible, y hay un momento de deriva hacia película judicial que no le ayuda en nada por comparación: por citar recientes, Civil Action o Erin Brockovich.
Nota: 5,85.

No está mal la historia. Bien Charlize, bien Harrelson, bien Sean Bean, muy bien la McDormand, pero falta algo..., o sobra algo. Son demasiado "malos" los hombres. El sermón del padre en la reunión de mineros no entra ni con calzador. La confesión del minero testigo de la violación no "cuela". No sé, podría haber sido mejor pensado el desenlace en un guión que prometía cautivar al espectador más de lo que lo logra.