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Una mujer es una mujer

Comedia. Drama. Romance Una stripper quiere tener un bebé. Sin embargo, no consigue convencer a su novio, razón por la cual decide entonces pedir ayuda a su mejor amigo... (FILMAFFINITY)
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
9 de octubre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El festival de Berlín premió esta película por su “originalidad, juventud, audacia e impertinencia”. La verdad es que ya desde los títulos de créditos y de la primera escena en la que Anna Karina -en su debut en la pantalla- entra en el bar y pide un café mientras suena de fondo Charles Aznavour y de repente deja de sonar la música y ella nos guiña un ojo, sabemos que estamos asistiendo a algo diferente. Rodada en cinemascope y tecnicolor, la cámara sigue con persistente insistencia el alocado recorrido de esta muchacha, bailarina de striptease, que desea por encima del todo tener un hijo lo que no satisface demasiado a su novio. Con multitud de recursos narrativos, originalidades y excentricidades: acotaciones teatrales, apelaciones, guiños y saludos al espectador, miradas a la cámara, diálogos que se convierten en recitativos musicales, montaje sincopado, citas autorreferenciales – “tengo prisa, hoy ponen por la noche en la tele “A bout de soufflé”-, homenajes a Truffaut –qué tal va “Jules et Jimes” le pregunta Belmondo a Jeanne Moreau. “Moderato” responde esta- por no hablar del particular, curioso y, a veces, irritante uso que hace de la música y el sonido, es una película inteligentemente gamberra y desigual, de tono irónico y paródico, un falso musical sin canciones, un falso melodrama y casi una falsa película. El problema de tanta fantasía gramatical es que al de cuarenta minutos estos ingenios comienzan a cansarnos un poco pero, sabiamente, Godard opta por centrarse en la historia de esta muchacha obsesionada con tener un hijo -“Je veux en enfant”, “Je veux en enfant”- Como sucedía en “A bout de soufflé” (1960) el deslumbrante debut de Godard, más que la pirotecnia lingüística de la cámara, me divierten los divertidos y frescos diálogos, la simpática complicidad de la pareja formada por Anna Karina y Jean-Claude Brialy, con Belmondo cerrando el trío, con esas maravillosas escenas en casa en la que buscan libros en las estanterías para insultarse en el silencio de la noche o la soberbia escena, digna de Lubitsch, con un fondo de música de raigambre clásica, donde Belmondo espera en la calle la respuesta de ella a sus peticiones mientras da fuego con su cigarrillo a todo el mundo que pasa por ahí. A pesar de todas las salvedades y peros que se le puedan poner sigue siendo una película divertida y muy recomendable.
Gould
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26 de agosto de 2013
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Deliciosa, refrescante, cortazariana, descaradamente visual y rebosante de cotidianeidad y poesía. Todo en esta película está cuestionado; el montaje, el uso de la banda sonora, la interpretación, el guión y la construcción de la historia, pero de una manera arrolladora, natural y luminosa. El París de los 60 y los personajes jóvenes, perdidos, vividores, que sobreviven con ligereza e ingenuidad al existencialismo y al caótico mundo en que no encajan si no es a través de una belleza que ellos mismos proyectan y de la fuga a través de la música, la literatura y el arte. Toda una aventura cinematográfica.
looepz
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7 de octubre de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por desconocimiento no puedo escribir una crítica profunda y elaborada, aunque tampoco lo veo necesario. Que se explayen quienes sepan. Pero si mencionaré algunas impresiones sobre "Une femme est une femme".
Por un lado, al principio aluciné con lo que esta viendo (por lo pintoresco que me parecía). Pero tras algo más de diez minutos empecé a meterme de lleno en la película y, al cabo del tiempo, sin saber por qué, me di cuenta de que estaba disfrutando enormemente.
No sé si será por el tono teatral de ciertas escenas o si por la originalidad en los diálogos, no lo sé. Pero tiene algo.
Aunque pienso que no es una película que pueda gustar a mucha gente, la recomiendo. Simplemente por ver a la pareja discutir sin hablar, ya merece la pena...
merops_apiaster
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1 de marzo de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
EL ESPÍRITU DEL “MUSICAL”
Une femme est une femme es el tercer largometraje de Godard, el segundo con Anna Karina, el segundo con Belmondo y el primero en Scope, en color, con sonido directo y con rodaje en estudio. Si A bout de souffle (1959) es un falso film “negro”, Le petit soldat (1963) es un falso film “político” -pero un verdadero film negro y un Cuento Moral-; Vivre sa vie (1962) es un falso film “sobre la prostitución” y Les Carabiniers (1963), un falso film “de guerra”, Une femme est une femme es un falso film musical. Es, más bien, la AUSENCIA de la comedia musical, su imposibilidad, su recuerdo, su nostalgia, su fantasma. Sería, en todo caso, un musical pensado por Bresson, es decir, la ESENCIA del musical, si no su presencia. Es, por tanto, el más profundo y auténtico de los “musicales”, por oposición a los films de Demy -muy estimables en mi opinión-, que no son sino la APARIENCIA del “musical”. En este sentido, Une femme est une femme está más cerca de Adieu Philippine -o inlcuso de Lola (1961)- que de Les demoiselles de Rochefort (1967). No hablemos ya de Funny Girl (1968) y compañía, que son a Singin’ in the Rain (1952), It’s Always Fair Weather (1955), Carmen Jones (1954) o The Band Wagon (1953) lo que un espantapájaros a un hombre (pues ni siquiera tienen la honestidad de ser su calavera o su esqueleto).

Bruno Forestier, el soldadito, desprecia a los actores , porque obedecen a las órdenes del director: ríen o lloran según se lo manden, y no son, por tanto, personas libres. Godard dice que el cine consiste en filmar a personas libres, es decir, que miran a su alrededor. Por eso sus actores -veamos a Belmondo y Karina, paseando la Porte Saint-Denis- se mueven con toda libertad; por eso Godard incluye un plano en que Anna se equivoca, llora, interrumpe su frase, la dice bien por fin. Y así caemos de lleno en el terreno del cine-verdad, porque a Godard le gusta mezclar la realidad y la ficción, la máxima verdad y el máximo artificio (la comedia musical). Por eso acierta cuando dice que Une femme est une femme es un musical neorrealista: filma como Rossellini a personajes cotidianos, que sueñan ser intérpretes de una comedia musical de Gene Kelly & Stanley Donen. Pero como no lo son, no bailan: la danza queda fijada, suspendida en el aire; no cantan: hablan mientras la música invasora de Michel Legrand da ritmo de canción a sus palabras (evitando así el artificio de Les parapluies de Cherbourg (1964).

Estamos, pues, a mitad de camino entre One Hour with You (1932), de Lubitsch & Cukor, y Due soldi di speranza (1952), de Castellani, entre Le carrosse d’or (1953), de Renoir, y Rio Bravo (1959), de Hawks; entre Die Puppe (1919), de Ernst (cuyo apellido lleva Alfred-Belmondo) y Europa ’51 (1952). Godard recuerda que Chaplin decía que la tragedia es la vida en primer plano y la comedia lo mismo en plano general, y hace una comedia en primer plano. No se sabe, por tanto, si estamos en una tragedia o en una comedia. En todo caso, en una persecución, Angéla, Alfred y Emile (Jean-Claude Brialy) disponen de veinticuatro horas para decidirse, y mientras tanto Godard les sigue con su cámara, intentando captar el momento en que sus personajes se dilatan: al son de una canción de Aznavour en recuerdo de (Tirez sur le pianiste (1960), haciendo un STRIP-TEASE en primer plano, andando por las calles, corriendo para dar con la cabeza contra la pared.

Une femme est une femme es un film hecho con sentimientos e imaginación, con imágenes y sonidos, con una música cuyo aliento se corta – A bout de souffle- y reemprende la marcha, con tres actores que se mueven a lo largo de la pantalla ancha, tras las huellas de Gene Kelly, Cyd Charisse y Fred Astaire, en un París nublado, en un barrio sucio y multicolor, para acudir a una cita con el cine.

(Nuestro cine, nº 97, mayo de 1970, pp. 8-9)
atletico
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10 de abril de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya se sabe que a J.L. Godard le gusta experimentar con las formas, con la estructura de los diálogos, con la posición y el movimiento de las cámaras pero, sobre todo, parece siempre dispuesto a elaborar una teoría vanguardista sobre el método de comunicación cinematográfica adoptando un novedoso estilo narrativo.
Por eso no cabe esperar de su película que el argumento asuma un desarrollo convencional o que los parámetros de la acción se ajusten a lo esperado.
En este contexto el largometraje resulta interesante, su armazón se muestra sólido en todo momento y la historia que cuenta trasmite al público niveles notables de sensibilidad y de sentido intimista recubiertos por un agradable halo de complicidad.
ABSENTA
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