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El hombre elefante

Drama A finales del siglo XIX, el doctor Frederick Treves descubre en un circo a un hombre llamado John Merrick. Se trata de un ciudadano británico con la cabeza monstruosamente deformada, que vive en una situación de constante humillación y sufrimiento al ser exhibido diariamente como una atracción de feria. (FILMAFFINITY)
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Críticas 211
Críticas ordenadas por utilidad
16 de febrero de 2009
31 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segundo largometraje de David Lynch, de narración más clásica que la habitual en él. El guión, de Christopher De Vore, Eric Bergren y del propio Lynch, se basa libremente en la información que sobre J. Merrick aportan dos obras: “The Elephant Man and Other Reminiscences” (1923), de Frederick Treves, y “The Elephant Man, a Study in Human Dignity” (1971), de Ashley Montagu. El guión no tiene relación con la obra de teatro “The Elephant Man” (Pomerance, 1979), ni con otras creaciones de ficción. Se rueda en escenarios reales de Londres y en los platós de Lee Internacional Studios (Wembley, Londres) y de Shepperton Studios (Surrey, Inglaterra), con un presupuesto estimado de 5 M USD. Es nominado a 8 Oscar (película, director, guión, actor, dirección artística, vestuario, montaje y banda sonora). Producido por Jonathan Sanger para Brooksfilms y Paramount, se proyecta por primera vez en público el 3-X-1980 (NYC, preestreno).

La acción dramática tiene lugar en Londres a lo largo de 6 años (1884-1890). El médico cirujano Frederick Treves (Hopkins) acude a la barraca de feria donde J. Merrick (Hurt), “el hombre elefante”, es exhibido al público por dinero. Bytes (Jones) lo tiene a su cargo y lo explota como medio de subsistencia. Treves conviene con él la liberación de Merrick para ingresarlo en el Hospital de Londres. A Frederick le mueven razones humanitarias y profesionales. Descubre con sorpresa que Merrick tiene un cociente intelectual normal y una sensibilidad normal.

El film suma drama, historia, biopic, crítica social y enfermedad. El proceso de preproducción y producción de la obra ocupan 3 años de trabajo intenso, que Lynch asume como un reto personal que le ocupa de los 31 a los 34 años. La enfermedad se ha manifiestado en Merrick a partir de los 18 meses y afecta al 90 % del cuerpo. No afecta al brazo izquierdo ni al sexo. Los diagnósticos actualizados hablan de síndrome de Proteo, enfermedad congénita, poco común, progresiva e incurable, identificada y descrita por el Dr. Michael Cohen en 1979. Merrick padecía además neurofibromatosis aguda y bronquitis crónica.

El realizador construye en torno al protagonista una atmósfera densa, tensa, incierta y misteriosa, que constituye uno de los principales atractivos del film. Las interpretaciones de Hopkins, Hurt y Gielgud, son convincentes y sugestivas. El relato se desarrolla de modo bastante convencional, si bien incorpora escenas fantasmagóricas y extrañas, que delatan la mano del autor, como los planos de elefantes inquietos, el ataque de éstos a la madre cuando embarazada se hallaba en una isla inexplorada de África, el paseo por las estrellas, el desfile de enanos y gigantes, etc.

(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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26 de febrero de 2010
29 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya injusticia la infligida sobre David Lynch. El Arofnosky hace una película ultra-convencional como "The wrestler" y hasta sus sectarios más acérrimos lo alaban. El hombre de los conejos se marca "El hombre elefante", más clásica que un trench de Burberry y la mayoría de sus fans histéricas se tiran de los pelos porque ha hecho una peli que se entiende.

Sin embargo, con el tiempo y los imperios interiores que habrían de llegar, "El hombre elefante" se ha constituido como el máximo reto que Lynch ha tendido a sus afiliados.

El juego esta vez se llama: "Descubrir las claves de mi mundo en un mundo que no es el mío".

Aquí será más difícil, porque al contrario que en otras películas, el desatado onirismo y la convicción de que Lynch se droga más de la cuenta no son evidentes, no están en primer plano y no se demuestran con escenas de conejos, fetos rarillos ni polvetes lesbian chic en otra dimensión del espacio tiempo.

No, "El hombre elefante" no lo deja fácil.

Pero ahí está. Escondido. Como la oreja en "Terciopelo azul" que revela el inicio de un mundo podrido. Sólo hay que saber leer el lenguaje de signos. Inténtalo.

Ah, no era tan fácil, ¿eh?. Era más sencillo desconectar, dejarse llevar por un único nivel, los conejitos y los colorines y sentirse muy especial porque entrar en comunión con un cine con el que la masa vil no traga.

Puede que no quieras que te guste "El hombre elefante". Sin embargo, nunca el "entender" fue tan superfluo como en esta película. Ni el comprender tan difícil.

¿A que ahora sí preferirías haberte quedado en Inland Empire?
Neathara
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2 de mayo de 2008
25 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Merrick sueña que su hermosa madre es violada por un elefante. Lo sueña porque esa es la historia que cuenta el "Amo" del "hombre elefante" para que la gente pague por ver a este fenómeno deforme de la naturaleza. Este es el extremo más cruel del ser humano, no sólo puede vivir de la desgracia de Merrick sino que lo maltrata. Para su "amo" Merrick no es humano, es una bestia inmunda y repelente.

Lynch nos posiciona en apenas un suspiro, nadie se merece esto. Luego vemos el rostro y cuerpo deforme de Merrick. Al otro lado, aunque el mismo lo dude, está el Dr. Frederick Treves (Anthony Hopkins), quien se lo lleva de esa cueva del circo para darle un trato más humano en el hospital. El Doctor se hace famoso con Merrick, pero el Doctor no es amo de nadie.

Luego observamos que Merrick entiende, no sólo no es un animal horrible, sino que es un ser humano que entiende, habla, se comunica, y además es un caballero. Observas a Merrick con curiosidad. Nadie se merece, obviamente no el trato que le dieron, que se da por hecho, sino que nadie se merece ser así, vivir con esa deformidad. Lynch nos hace mirarlo con ojos piadosos, aunque no creo que se pueda ver a Merrick con otros ojos que no sean los de la lástima.

Pero Merrick también es mirado con desprecio y repulsión. Querer sacar provecho de él es delictivo, pero en "El hombre elefante" no son pocos los que lo hacen. Y Merrick huye, y es juzgado por su aspecto, y los que lo miramos con los ojos que Lynch nos ha prestado, sentimos dolor, sentimos aprecio y lloramos por el hombre elefante, lloramos por Merrick.
Sersolo
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15 de febrero de 2011
23 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer, cuando termine de ver la película, pensé en Film Affinity y en los usuarios; ya que al investigar las pelis favoritas de algunos, leer sus críticas etc hacen que cada noche me ponga una película que no habia visto, todas recomendadas por sus críticas y votaciones, anoche tocó El Hombre Elefante. Ésta es una película que , si no es por Film Affinity, creo que no habria visto. Ya que en la televisión, estas peliculas tan poco comerciales no se demandan.
Esto es una verdadera maravilla de película (nominada a 8 Oscars), el ambiente londinense, la perfecta fotografía, la relación entre Merrick y Hopkins, todo es mágico e irrepetible. Tienes sensaciones con esta película que no tendrás con ninguna otra.
David Lynch utiliza el blanco y negro perfectamente, ya que creo que esta película en color perderia casi el 80 por ciento de lo que es ella en sí, magnifica aportación que sea en blanco y negro, detalles así diferencian a buenos directores de Grandes Directores, adeemas de tener un magnifico cuidado de como llevar las escenas y destapar al hombre en el momento adecuado. A mi personalmente, la figura de Merrick andando por la calle con un trapo en la cabeza con un agujero para ver , y una gorra puesta, creo que nunca se me olvidara por que es bello, Lynch lo hace bello.
Obra Maestra Emocionante, con una Banda Sonora de 10 , una historia de 10... en definitiva es una película de 10
Andres_Rublev
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4 de febrero de 2009
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comenzamos a ver la película y nos encontramos con ese Lynch que tanto nos gusta y nos inquieta: la escena con los elefantes del inicio, ese rostro de mujer como de plástico, los aspavientos que realiza… pero hasta ahí se permite su sello de irrealidad y abstracción, pues se trata de una cinta que pretendía ser comercial, que de hecho fue nominada a varios Óscar, y que con el paso del tiempo se fue convirtiendo en un clásico, en uno de los films más conmovedores que se hubieran hecho jamás. La historia de un joven grotescamente deformado por unos incontrolables tumores papilomatosos que crecen en su rostro y en su cuerpo por doquier, y que es utilizado como monstruo de barraca por un descorazonado y abominable amo, bien podría haber resultado una historia sensiblera con fines moralistas, pero en manos de Lynch se convierte en una obra maestra que nos produce tristeza, repugnancia, simpatía e inquietud a partes iguales. Anthony Hopkins representa magistralmente al prestigioso doctor que encuentra al hombre elefante y que lo rescata del malvado feriante para intentar ayudarle. Sin embargo, su relación con este no queda aquí, pues el personaje del doctor pronto empezará a plantearse los valores éticos de su rescate: aunque al principio sólo era mera curiosidad médica, con el tiempo, al ir desvelando paulatinamente las cualidades artísticas, sensibles y humanas de John Merrick, se fue encariñando con el chico y lo convertió muy a su pesar en otro monstruo de feria, a quien la sociedad atendía únicamente por curiosidad y puro morbo. Debido a ello, se llegará a plantear si realmente es una buena persona, si sus motivos eran nobles desde un principio, o si lo que pretendía en realidad era afrontar egoístamente uno de los mayores retos de su vida profesional. Por otro lado, tenemos a John Merrick (la fabulosa caracterización e interpretación que John Hurt hace de este personaje bien podría formar parte del manual de lo que se conoce por maquillaje e interpretación en el cine), que se muestra sobrecogido y profundamente agradecido con las personas que ya no le gritan ni se ríen de él. La ternura que nos inspira este personaje es un sentimiento que rara vez consigue igualar ninguna película romántica o dramática, y su realización como ser humano después de toda una vida de vejaciones supone al mismo tiempo una gran satisfacción para el público, que se siente más humano a su vez.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
lyncheano
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