Tienes un e-mail

La química ya funcionó bien con 'Algo para recordar', así que, intentémoslo de nuevo. Y salió bien, tan bien, que ésta la supera. Bajo un discretísimo paralelismo de esta historia con la obra 'Orgullo y prejucio', no tan discreto en la boca de Annie (Meg Ryan), esta película muestra algo muy claro, como realizar un cuento para adultos a raiz de la tecnología. Internet se convierte así, en el sueño que cualquier persona hubiera deseado en tiempos pasados para conocer a otra persona sin tener que viajar, sin tener que arreglarse para salir el viernes por la noche, es sin duda una de las peliculas pioneras en lo que se refiere al romance electrónico. De segundas, varios temas candentes y de actualidad en los '90, la crisis del pequeño comercio, la pérdida de la identidad cultural y la elección personal, y todo lo que divide al arte del comercio. Sin duda, los roles de Hanks y Ryan, son más maduros en esta cinta que en otras previas, y supone toda una satisfacción para el espectador de películas románticas tan abrumado por la histeria cómica de los '90. La historia es creíble en sus personajes, en su desarrollo, y lo mejor, es traducible a al espíritu de 'Orgullo y prejucio' hasta nuestros días.

Vi esta película cuando tenía 9 años aproximadamente y debo decir que al día siguiente fui a crearme una cuenta de mail para poder chatear, felizmente no me pasó nada malo y no contacte ninguna cita con ningún depravado que dijese ser el amor de mi vida. Debió ser clasificada para mayores de 14 o con guía paterna cosa que ahora sería inútil puesto que en ésta época los niños chatean desde los 7 años (conozco muchos casos).

Anoche volví a verla y el libreto me pareció muy pobre, los personajes no le pusieron la pasión que debía tener cada uno de ellos y el encuentro final fue muy seco, tal vez debieron continuar el film con un poco más de escenas porque es decir, quién me aclara qué críticas tuvo ella al cerrar su tiendita de la esquina (después de hacerle alboroto al magnate Joe Fox) y terminar besándose con su competencia "si no puedes con ellos, úneteles"

Rocío Rubio

Tom Hanks y Meg Ryan juegan a ser Jack Lemmon y Audrey Hepburn en un film que lamentablemente no firma Billy Wilder, en su lugar tenemos a la siempre empalagosa Nora Ephron, directora que dota al film de un almíbar poco justificado que encima se acentúa más por ese olor a Navidad que posee la propia cinta.

La narración no es perfecta, tampoco es horrible; su error no está en ser previsible, sino en ser reiterativa, son muchas las idas y vueltas para acercar a esa pareja y demasiados los clichés utilizados en función de.

Lo más destacable y lo que levanta considerablemente la calidad de la cinta son las interpretaciones de dos curtidos del género. La química que existe entre ambos en los momentos que comparten pantalla, y la capacidad expresiva casi caricaturesca que brindan por separado (ella boxeando contra el viento, ambos aprontándose para chatear, etc.). Además los secundarios son de lujo, tanto Kinnear como Posey son un placer en comedia y perfectamente podrían haber sido ellos los protagonistas.

Otros detalles que nutren y rellenan los pozos del guión son la definición de la familia Fox, el padre y abuelo de Hanks casados con mujeres jóvenes y todo el chiste que se genera en torno a esto.

¿Crítica al internet? No lo creo, más bien puede funcionar como un reflejo de lo que sucedía en la época pero en ningún momento busca hacer una crítica respecto de esto, era una moda y se la toma como punto de partida.

Es de esas películas cargadas de bondad -véase la ruptura del pareja de Ryan y Kinnear, no podría ser más dulce- que siempre te hacen sentir bien cuando las ves, no es una maravilla y aburre un poco su empalago pero está por encima de otras ñoñerías.

Lo mejor: el reparto.
Lo peor: demasiado almibarada y bastante reiterativa.

Una hora contigo
Un ladrón en la alcoba
Una mujer para dos
La viuda alegre
Ángel
La octava mujer de Barba Azul
Ninotchka
EL BAZAR DE LAS SORPRESAS
Lo que piensan las mujeres
Ser o no ser
El diablo dijo no
El pecado de Cluny Brown

Doce magistrales razones para no apreciar esta película. Doce maravillosas cosas que hacer antes que verla.

¿Pero es que no saben que Lubitsch era un genio? ¿Que era único? ¿Que el mismo material en otras manos se vuelve lamentable?

A pesar de estar bien rodada (según clichés hollywoodenses), de que generaría más dinero que todo Lubitsch y de que la ví durante una cita (en ocasiones hay que ablandar su "corazón) es imposible que pueda enganchar.

Nota: la cita no fue bien (creo que se dio cuenta de que yo no era alguien como Tom Hanks), pero lo pasé de fábula esa noche volviendo a ver en casa The sop around the corner (El bazar de las sorpresas). Un gran día.

Meg Ryan es la rubia esa que se pasó quince años haciendo comedias románticas. Todas parecidas. Y por poca cosa más será recordada. Cosa que da un poco de pena porque la señora ha demostrado que saliendo de ese registro es capaz de hacer papelones muy buenos.

Pero solo la recordaremos por las moñadas ignominiosas como esta.

Desde luego Tienes un e-mail no es lo peor que ha hecho, y para nada está entre lo peor de las comedias románticas. Hay basurillas que además de previsibles (como son por definición) no son ni románticas ni graciosas. ¿Para que sirven entonces?

Hanks y Ryan se dedican a odiarse premeditadamente y amarse en la clandestinidad, incluso sin saber que son ellos quienes se aman. A finales de los noventa, con Internet en auge, el mundo se dedica a conocer gente sin verle la cara, y desde luego el cine se hace eco de esto. Esta parejita son los que se encargan de escenificar esa realidad dentro del cine. Y bueno, el resultado es aceptable, al menos, mejor que la mayoría, pero por supuesto, muy por debajo de lo deseable.

Otra película que se queda por el camino. ¡Mecachis!