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El triunfo de la voluntad

El triunfo de la voluntad
1935 Alemania
Documental, Intervenciones de: Adolf Hitler, Josef Goebbels
7,4
5.288
Documental Alemania, año 1934. Adolf Hitler acababa de llegar al poder un año antes. En Nuremberg, el partido nacionalsocialista celebra un triunfalista y patriótico congreso en el que se exaltan los valores del pueblo alemán y la raza aria. (FILMAFFINITY)
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Críticas 44
Críticas ordenadas por utilidad
24 de agosto de 2009
79 de 153 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay ocasiones en que uno lee todo lo que aquí se expone y en realidad sabe con certeza que no ha leído nada. Esta es una de esas escasas ocasiones en las que me ha sucedido con esta página. Lamentable!! Pero lamentable con mayúsculas. Os aconsejo que si quereis hablar de Historia, de Leni (para mí desde hoy Maleni), de los putos nazis o de las biografías de algunos de los gerifaltes que por esta cinta aparecen... lo hagais en un lugar más adecuado que el de una página sobre Cine. En este burdo y vulgar documental la magnificiencia, la inmortalidad, el escenario... LA PONEN LOS NAZIS, NO QUIÉN LOS RETRATÓ!!! cojones! Y basta ya!! de escribir como marionetas que un congreso nazi provoca náuseas. Si están todos magníficos!!! O es que no los veis? Magníficos!! Y eso no es por quién llevaba la batuta, sino por la concentración misma. Y son dos hechos que no tienen nada que ver.

Ahora me acabo de enterar que Leni Riefenstahl inventó los contraplanos, el travelling, la panorámica, el contrapicado y las tomas aéreas. Supongo que su colega Fritz Lang se partiría de risa desde el exilio leyendo semejantes majaderías. Ése sí que sabía rodar buen Cine, no la Maleni de los cojones, que únicamente ha provocado en quien esto escribe ganas imaginarias de asfixiarla entre mis manos por haber rodado con tan ingentes medios semejante chufa vacía de contenido y expresividad. El contenido y la expresividad ya estaban allí, por tanto su único deber como realizadora consistía en transmitirlo con la mayor emotividad posible y haciendo partícipe al espectador, lo que en ningún momento consigue. Las razones están en el montaje. Doy por hecho, asevero, afirmo y sentencio que fue Goebbels y no Maleni quien seleccionó las dos horas de película, es decir, el tres por ciento de su metraje. Y desde luego no se puede negar la infalibilidad del fulano en asuntos de propaganda.

Por consiguiente nos queda una obra montada por Goebbels que alterna desfiles con discursos vacíos con desfiles con discursos vacíos y con unos garrulos en ropa interior haciendo el gilipollas en el inmenso campamento montado por las juventudes de las SA en Nüremberg. La incapacidad de Maleni queda expuesta para la posteridad. También me hace gracia leer que las secuencias que se exponen son sobrecogedoras. Lo sobrecogedor es ver las imágenes de los judíos hacinados en fosas comunes y cubiertos de cal viva que nos mostraron años después. Un desfile nazi como este no es sobrecogedor, es magnífico. Y lo es tanto por su abrumador número como por su impecabilidad estética. Pero lo es por ellos mismos, no por quien llevaba la cámara. Hasta los cincuenta mil agricultores alemanes armados con su pala y formando delante del Fürher están espléndidos con sus cancioncillas y uniformes. Sobrecogen otras cosas, no mostrar la grandeza de un partido o de un ejército, cualidad innata de sendas agrupaciones sean del país que sean y consuman la ideología que consuman.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Txarly
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8 de diciembre de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En estos tiempos en los que los medios de comunicación de masas, son los principales difusores de cultura y el conocimiento, la televisión, internet y las redes sociales, hubo un tiempo en que sólo existía la radio y la prensa, pero el cine era indudablemente el medio más atractivo para transmitir mensajes, ideas, propaganda política y adoctrinamiento. De eso era consciente Hitler que no dudó en crear tras su victoria en las elecciones de 1933, el poderoso ministerio de propaganda nazi, que dirigía Joseph Goebbels, pero sería el propio Hitler tras ver la película de Leni Riefenstahl, “La luz azul” de 1931, contra la voluntad de su ministro, le encarga rodar “El triunfo de la fe”, un documental sobre el V congreso en la historia NSDAP que Leni rueda apresuradamente sin apenas preparación que sirve de aperitivo para su gran obra “El triunfo de la voluntad” sobre el congreso de Nuremberg de 1934.

Es un documental de un gran valor artístico pese a su lamentable objetivo, ensalzar los valores de la Alemania nazi mediante los vibrantes discursos a las masas de su líder único, excitando sobremanera los sentimientos nacionalistas de la grandeza de la raza aria. A través del virtuosismo técnico y del montaje y gracias a unos medios de producción generosos otorgados por el régimen, Lenni filma un documental patriótico de una soberbia calidad artística, es eso lo que debemos valorar, el medio, que no el execrable fondo moral totalitario y fanático. Lenni coloca la cámara en los lugares idóneos para definir lo mejor posible la personalidad del tirano, así como su mensaje, grandes planos generales que incluye el pueblo enfervorizado saludando en las calles el desfile de sus dirigentes nazis. Su categoría estética y formal permanecen como un testimonio histórico y divulgativo como obra de arte cinematográfica.
Antonio Morales
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1 de octubre de 2007
18 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ver. Al margen de la indudable maestría de esta película que he visto varias veces y no deja de fascinarme, tenemos que abandonar los escrúpulos ideológicos, porque seguro que nadie se rasga las vestiduras por haber visto y alabado cientos de veces "El Acorazado Potemkin" u "Octubre" de Eisenstein (al que adoro por cierto).
Y curiosamente, el comunismo es con diferencia la ideología mas sanguinaria de la historia con diferencia a cualquier otra. Tan totalitaria como el fascismo y tan antidemocrática como la que más. Estas cosas se han podido decir en los últimos años sin tener que ser tildado de nada extraño, sino de observador objetivo del acontecer humano. Lo siento. Se que es un mal despetar para algunos, pero a los números me remito. Al primero que le costó fue a mí.
Así que sin tapujos, reconozcamos que Leni es quiza la mejor directora de todos los tiempos, que por desgracia, trabajó al servicio de una ideología espantosa. Qué le vamos a hacer.
cyranobix
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14 de junio de 2013
14 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
…para quien se deje impresionar por las demostraciones visuales del totalitarismo.
Un documental imprescindible…
…para quien confunda documental con documento histórico.
Una cineasta colosal…
…para quien valore no tanto la ejecución de la cámara y la postproducción como las representaciones que se le permitieron grabar a Riefenstahl.*
Un aporte capital…
…para quien tenga el documental propagandístico por una expresión elevada de la cultura contemporánea.
Una obra meritoria…
…para quien aprecie el derroche de recursos materiales.
Un deleite para los sentidos…
…del militarista y fascistófilo.

‘El triunfo de la voluntad’ no transmite mucho más que el espanto de una ficción racial-nacional que se apoderó de millones de personas, desazón sin el menor valor estético.

* El interés de ‘Octubre’, en cambio, se debe al trabajo descomunal y delirantemente minucioso de Eisenstein, no al el hecho de que la URSS montara un hipotético teatro de masas y le dejase a Serguéi meter el hocico y grabar cuatro planos. (Para todo lo demás, leer la crítica de Txarly)
Telefunken
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28 de diciembre de 2009
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay que quitarse el sombrero. Aunque de yuyu por todo lo que sabemos que hay detrás de este documental y lo que el nazismo supuso, no hay más remedio que hacerlo ya que estamos ante el perfecto documental propagandístico, que es lo que se pretendía hacer al realizar "El triunfo de la voluntad". De manera que hay que dejar aparte el tema de la ideología, locura genocida, atrocidades y horror con las que Adolf Hitler y los suyos sumieron al mundo, marcando con ella la historia de la humanidad, para ceñirse en el documental en sí.

Porque el documental, es una joya. Nos presenta dos figuras claves: el pueblo alemán, que como sustento del poder es importante sólo en su concepto de masa que ama al líder, y como tal es reflejada: miriadas de personas, prácticamente hormigas contemplando y escuchando extasiada a su líder o en efímeros primeros planos que muestran su amor y entrega al mismo. El segundo, obviamente, es Hitler: líder insdiscutible e indiscutido, al que se presenta amado por el pueblo y apoyado por su partido. Se nos muestra como un ser superior: primeros planos tomados abajo hacia arriba (hay que levantar la cabeza para verle, abrumados por su superioridad), o planos a la altura de Hitler, pero viéndose siempre a los restantes miembros por debajo de él. Obviamente en las alocuciones de los distintos personajes -sobretodo en las de Hitler- se ve el claro tufo fascista (imperio, superioridad, obediencia ciega, conmigo o contra mi) que luego teñiría Europa de sangre, lo que lo convierte también en un documento histórico importante y tremendamente interesante.

Así pues, el mensaje que nos deja la cinta no puede ser más claro en todo momento: líder amado, respetado, poderoso, superior. La solución que necesita el pueblo alemán para volver a la senda de la grandeza perdida.
De manera que lo dicho, como muestra de propagandismo no tiene precio y deja clara la calidad de una Riefensthal que quien sabe las muestras de gran cine nos habría dejado si el estigma que le dejó su vinculo con el nazismo no le hubiera cerrado las puertas del séptimo arte.
hetfield
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