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Gigante

Drama. Romance El joven terrateniente Jordan 'Bick' Benedict (Rock Hudson) llega a su inmenso rancho de Texas con su flamante esposa Leslie (Elizabeth Taylor), una rica y bella muchacha del Este. No tardan mucho en descubrir que pertenecen a mundos radicalmente opuestos y que los separa un abismo. Jett Rink (James Dean), un joven y arrogante empleado de los Benedict, tiene la suerte de encontrar petróleo en unas tierras que le ha dejado en su ... [+]
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Críticas 52
Críticas ordenadas por utilidad
21 de agosto de 2020
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jordan Benedict se enamora perdidamente de Leslie, con la que se casa y a la que lleva a su rancho de Texas, lugar al que ella tardará en adaptarse.

Melodrama de ambición desmesurada, gigantesca, que nos cuenta la historia de una nación durante la primera mitad del siglo XX a través de los altibajos de un matrimonio formado por un rico terrateniente del Sur y una bella mujer de ideas modernas, abordando temas como el racismo o las desigualdades sociales. Con destellos ilustres de gran dirección –esa manera de narrar un enamoramiento sin apenas diálogos, ese reencuentro de los protagonistas durante una boda–, dada su duración excesiva resulta un film desequilibrado, que combina segmentos de mucho interés con otros más insulsos.

Recuerdo haberla visto en mi niñez, atraído porque fuera una de las tres películas en las que participara James Dean, fascinado por ese relato de aliento épico sobre el que flota una nube de amargura. Recuerdo haber pasado toda una tarde pegado al televisor. Dean actúa a su manera extraña, diferente, encarna a un pobre receloso de sus jefes, obsesionado con el dinero e incapaz de disfrutarlo cuando lo consigue. Rock Hudson no lo hace mal, aunque la estrella de la función sea la hermosísima Elizabeth Taylor. Lo que ocurre en los minutos finales, con la escena del bar y el discurso de Taylor, puede parecer un poco inverosímil y demasiado optimista a día de hoy, que nos hemos vuelto tan cínicos.

“Gigante” pertenece al último periodo del cine clásico, cuando el sistema de estudios se hallaba en franco declive, todavía buscando desesperadamente repetir los éxitos del pasado, y las imágenes aún se diseñaban para maravillar y no para consumirse como hamburguesas.
Jackie Daytona
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18 de enero de 2008
21 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Haciendo honor a su inconfundible título, "Gigante" es gigantesca (quiere ser, más bien) en todo. Una gran producción, el "Lo que el viento se llevó" de los 50, pero es que debió de ser tan fuerte la fiereza del viento que la película queda casi como un solar.
A lo largo de más de tres interminables, inexplicables e insufribles horas el señor Stevens nos cuenta la aburridísima vida de dos generaciones de una familia texana dedicada al petróleo. El "star system", con un trío esplendoroso a la cabeza, pone su cara bonita y ¡hala!: a funcionar. Fue la última película del malogrado y mediocre, no sé por qué mítico, James Dean y es un film tan impersonal, frío y distante que uno no sabe si está viendo un western sin alma, plenamente insípido e inverosímil de mastodóntico que es, o un melodrama desangelado, descorazonador y aburridísimo, o un drama de personajes que son como hormiguitas en la infinidad del universo. "Gigante" es por todo ello, un film ejemplarmente mal construido, mediocre, agotador, un despropósito, casualmente interesante, en medio de tan presunto gigantismo.
kafka
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15 de enero de 2009
19 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hubiera durado la mitad, le habría dado una nota bastante más alta. Desde el descubrimiento del petroleo hasta el final, el director ha dado unos tumbos que no se los cree ni él. Diálogos de traca, escenas y situaciones sin pies ni cabeza; En definitiva, ha cambiado un guión medianamente aceptable por un bochornoso espectáculo de mal cine que se me ha hecho más largo que la mili. Con todo, creo que a Rock Hudson, a tenor de la cara de cansado que pone cada vez que sale, se le ha hecho más larga que a mí. El aquí joven Dennis Hopper ha espabilado un poco desde "Rebelde sin causa". Elisabeth Taylor, con todo lo que se ha dicho sobre su belleza, a mí me parece más bien fea pero sí es buena actriz, y James Dean, a pesar de que me revienta que se convierta en mitos a jóvenes cadáveres, en este caso, y como ya dije otra vez, sí que hay un mínimo de razón en ello, pues me parece que es de los pocos actores que tiene (tenía) una interpretación natural y creíble. Resumiendo: film de comienzo más o menos prometedor, que el director mediante vueltas y revueltas ha metido en un lodazal del que no ha sabido salir. Película prescindible.
k03s
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26 de octubre de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viendo Gigante, uno tiene la sensación de que ya no se hacen películas así.
Como muchos de los grandes clásicos de la época dorada de Hollywood, la película de George Stevens (buen realizador que sabe sacar el máximo partido a los impresionantes exteriores y las escenas de masas, aunque los planos domésticos le quedan algo sosos e impersonales) es un melodrama cuidadísimo, de sabor auténtico, en el que da gusto no encontrar cosas superfluas o, aunque parezca extraño decirlo, tacos y sexo innecesarios. En definitiva, es una película que reivindica el valor de lo sencillo desde el punto de vista argumental y de ir al grano para lograr la máxima eficacia en sus diálogos y situaciones y también la máxima identificación con sus personajes. Hay que reconocerle también a Stevens que sabe sacar lo mejor de un Rock Hudson muy alejado aquí de su clásico papel de galán de las películas con Doris Day. Y cómo olvidar a Elizabeth Taylor, que siempre ha sido una de las mejores actrices de la Historia, acercándose ya a la monumental intérprete de La gata sobre el tejado de zinc, Cleopatra o sobre todo ¿Quién teme a Virginia Woolf?
O al menos durante un rato. Porque cuando desaparece de escena el Jett de un espectacular James Dean (no sé si alguna vez ha habido un actor que con veintipico años haya tenido una presencia en cámara tan apabullante, masculina y carismática. Es simple y llanamente la definición de una estrella de la pantalla), el interés de la trama decae mucho. No resulta demasiado estimulante ver los dilemas familiares, raciales y personales de los personajes durante tantísimo metraje (¿tres horas y diez minutos? no hay quien defienda esa duración, a todas luces excesiva). Afortunadamente, el tercio final recupera el brío de su primera hora y media.
En definitiva, una película que hay que ver, maravillosa y que produce multitud de sensaciones en el espectador, pero ni mucho menos perfecta ni una obra maestra.

Lo mejor: Los actores y todo su primer acto, hasta que Jett encuentra petróleo.
Lo peor: Es eterna y el interés decae una vez James Dean desaparece de escena.
Sibila de Delfos
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23 de junio de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este es un film con pretensiones de grandiosidad epopéyica, pues se nos cuenta más de 25 años de vida familiar, se hace un somero repaso al Este y el Oeste americanos, al racismo y a la intransigencia, a la riqueza y a la pobreza, a la relación entre padres e hijos, entre tejanos y mejicanos, a la guerra, a la paz, al amor, al enfrentamiento entre generaciones y a la evolución, bajo el pretexto de efectuar un retrato del ciudadano americano. Lo peor en mi opinión es que los acontecimientos tienen más relevancia que las personas y en la que éstas funcionan como estereotipos. En el fondo lo que propone el film de Stevens, no es sino una transposición de la clásica novela gótica al marco del Oeste americano.

Las circunstancias argumentales que concurren en “Gigante” son harto evidentes: una muchacha que se casa con un hombre que la lleva a vivir a un lugar extraño, inhóspito y desconocido para ella; la hermana del terrateniente (estupenda Mercedes McCambridge) es un remedo de la siniestra ama de llaves, cuya función más explícita es recordar continuamente con su presencia que la recién llegada es una intrusa; el poderoso señor Benedict (colosal, Rock Hudson) recuerda a Maxim de Winter; Jeff (James Dean entró en la leyenda con este film, que no pudo ver estrenado debido a su prematura muerte en accidente de tráfico) es un personaje similar al que hemos conocido en tantas novelas de estas características (a veces ejerciendo las tareas de jardinero): su presencia sirve para recordar las turbias circunstancias en que nació la fortuna de los Benedict.

Es cierto que George Stevens contó con un reparto fabuloso, grandes medios económicos y más de tres horas de duración para adaptar el “best seller” de Edna Ferber, pero hay que reconocer que Stevens se las arregló para llenar de detalles tantos metros de celuloide sin dejar nunca de exprimir talentos tan dispares y en apariencia irreconciliables como los que confluyen en esta obra. “Gigante” nos enseña que la grandeza de ese cine se ha perdido para siempre, pero también que en aquellos años veinte, al menos en Maryland (Texas), no era inusual que la lucha de clases, la racial y hasta la más primitiva de todas las luchas, la que sostienen dos hombres por una mujer, se resolvieran a puñetazos. Ni siquiera la fascinante Elizabeth Taylor, sorprendentemente eclipsada por sus dos compañeros de reparto, deja de demostrar su sensibilidad y su oficio con algunas intervenciones memorables. Precursora de las series familiares televisivas, el film puede verse muchas veces, porque una visión no basta para abarcarla.
Antonio Morales
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