Frankenweenie (C)

El corto original en el que está basado el largometrage del año pasado. Primer corto y película de Tim Burton firmado con Walt Disney que fue despedido por Disney tras finalizar la película; los estudios declararon que él había desperdiciado recursos monetarios de la compañía y que la película era demasiado terrorífica para personas menores.

Raro que años más tarde volviera con Alicia (creo). ¿Que habrá pasado? ¿Vio la Disney que lo terrorífico también es apto para niños? ¿O Tim se vendió? ¿O las dos cosas?

En fin... que tampoco no es tan terrorífico, sí que hay mucha similitudes pequeñas con el largo, como el gato, la niña repipi o la rata gigante (que no sale, pero se menciona).

Curioso los actores, el niño de "La historia interminable" o la madre de "El resplandor".

Es una pequeña joya para los amantes del mundo de Burton.

Tras demostrar con la maravillosa “Vincent” su enorme potencial en el mundo del cine, Tim Burton continuaba trabajando como animador para la Disney sin demasiado éxito y comprobando cada vez más que su peculiar “universo” en poco o en nada encajaba con el de la compañía del ratón. Sin embargo, todavía tendría la oportunidad antes de abandonarla de rodar para ella otro delicioso y diferente cortometraje, esta vez de acción real y también homenajeando a los clásicos del terror que tanto le influyeron en su niñez.

Si en “Vincent” los homenajeados eran Vincent Price y sus películas con Roger Corman, en este caso es el ciclo clásico de Monstruos de la Universal al que nos remite la historia. Y muy concretamente al “Frankenstein” de James Whale, de cuyo doctor (Víctor Frankenstein) toma el nombre el niño protagonista de esta historia, que está interpretado por Barret Oliver (el célebre Bastian de “La historia interminable”). Víctor vive feliz con sus padres y con su perro Sparky, por el que siente verdadera adoración y al que hace partícipe de sus juegos y pequeños proyectos (como las películas en Super 8 que graba en el jardín de su casa, aquí tenemos de nuevo la infancia de Burton proyectada en su obra). Un día, Sparky fallece atropellado por un coche y el niño, tras observar en clase de ciencias cómo la electricidad es capaz de conferir movimiento al cadáver de una rana, decide (como buen Frankenstein) intentar devolverle la vida en una maravillosa secuencia que nos transporta directamente a la de la citada obra de Whale, una de las más icónicas y emblemáticas del cine de terror de todos los tiempos.

Víctor (obviamente, si no no habría historia) tiene éxito en su experimento, pero se encuentra con que el “Sparky resucitado” no cuenta precisamente con el beneplácito de sus vecinos, que desconfían y temen a esta nueva “criatura” (que en realidad es “el mismo Sparky de siempre", en palabras textuales de su joven dueño, pues en efecto el animal no muestra ningún cambio con respecto a su comportamiento anterior). Este mismo panorama de vecinos recelosos y que desconfían de todo lo extraño o diferente lo volverá a plasmar Burton unos años después en su obra maestra “Eduardo Manostijeras”, y es una vez más una plasmación de su infancia en un barrio residencial de Burbank donde (al igual que le sucedió después en la Disney) jamás terminó de encajar.

Un delicioso cortometraje (cuya idea retomaría bastantes años después el propio realizador para rodar una película de animación también muy recomendable) y que forma junto con “Vincent” una excelente carta de presentación de un director que daría mucho que hablar en años posteriores y que sorprendería a propios y extraños con su peculiar imaginario y el impacto visual de su cine.

Qué corto tan maravilloso es Frankenweenie.
En 1984, nadie conocía todavía a Tim Burton, pese a haber estrenado ya su otro corto de culto, Vincent. Al año siguiente debutaría en el largo con La gran aventura de Pee-Wee, pero este Frankenweenie es una joya, aparte de una definición del estilo clásico de Burton, con esa mezcla de gótico y ternura. Es una historia preciosa, que parodia y a la vez homenajea el clásico de Mary Shelley, y que resulta de lo más entretenida, carismática y, como decíamos, tierna. Es fabulosa la relación entre Victor y Sparky.
Maravilloso es también ver a Barret Oliver, mito de la infancia de muchos gracias a su Bastian de La Historia Interminable, y disfrutar de Shelley Duval (El resplandor) y Daniel Stern (el ladrón tonto de Solo en casa) como los padres de Victor.
Encantadora y entrañable.

Uno de los primeros trabajos del que hoy día es un director e culto.
Para mi Burton es un midas todo lo que toca lo convierte en oro y ahora veintiocho años después volverá a rehacer este proyecto en una versión animada como algunos de sus anteriores trabajos. Pero dejare de hablar de lo que será y hablaré de lo que fue.
Esta cinta tarde o temprano se convertirá en un clásico. Si no lo es ya. En ella descubrimos una historia bastante graciosa y original, con escenarios perfectamente ambientados y totalmente al estilo Burton.
Lo mejor: Los escenarios y su ambientación.
Lo peor: Su corta duración.
Mejor escena: Esta vivo.
Otras cintas del director: Batman, Eduardo Manostijeras y Sleepy Hollow.

Inquietante y densa, insinuante y divertida, emotiva, sugerente y de ritmo muy intenso, esta película de Tim Burton posee ese marchamo que la hace tan peculiar como otras de sus producciones.

No sé si el cortometraje es infantil, es para adultos o admite a todos los públicos pero lo que no ofrece ninguna duda es que nos hallamos ante un guión cargado de dinamismo que en la pantalla aparece lleno de frescura narrativa y en la butaca no deja indiferente a nadie.
Todos toman partido.