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Interiores

Drama Eve, una mujer que ha sido abandonada por su marido, se reúne con sus tres hijas para tratar de afrontar la situación. Ella se encuentra en un momento crítico, pero sus hijas también tienen sus propios problemas, algunos de ellos derivados del poco cariño que han recibido de su madre. Las emociones se desbordan cuando el marido se presenta en la casa familiar acompañado de la mujer con la que quiere casarse. (FILMAFFINITY)
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Críticas 51
Críticas ordenadas por utilidad
10 de enero de 2009
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy admiradora de mayor parte de la obra de Woody Allen, pero no soy incondicional, ni estoy ciega. Me gusta cuando hace comedias y también cuando hace dramas, pero a veces se le va la mano en ambos géneros. Por ejemplo, no pude soportar la comedia "El dormilón", y tampoco me ha gustado el drama "Interiores".

La protagonista se me hizo absolutamente insufrible. Puede que el problema esté bien plasmado, pero, créanme, a mí me sacó de quicio. No me gusta que la gente se revuelque en su propia miseria, así como tampoco me gusta la gente que no está conforme con nada. Y no me gustan las películas que le dan mil ochocientas vueltas al mismo asunto sabiendo que la cosa no tiene arreglo, porque es la historia de alquien que no quiere tener arreglo.

No es que me aburriera; como ya les dije, más bien acabé de mal humor. Yo les dejo advertidos.
BigCat
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27 de enero de 2007
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Woody Allen se pone más intenso que nunca y rueda una película minimalista, con el único apoyo de los actores, que interpretan a personajes con tonos muy shakesperianos, casi símbolos de las pasiones humanas. El film plantea las grandes preguntas de la vida en la carne de unos personajes atormentados, que reprimen constantemente sus sentimientos y se ven asfixiados por el giro que toman sus vidas. Un drama que sabe captar muy bien la esencia de los personajes y utilizar los espacios y los tonos sombríos para conjugarlos con los estados de ánimo de aquellos. Una película muy cuidada. Un buen drama psicológico.
juanantlopez
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27 de diciembre de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que a los que hayan echado un vistazo a las críticas de esta peli publicadas por aquí no le quedarán ya muchas dudas del carácter Bergmaniano que tiene este título de Allen. Ello mismo puede producir rechazo de antemano o, por contra, un entusiasmo exacerbado. A mí me deja un tanto frío. Y no es que la cámara esté muy alejada de los personajes, por contra se mete de lleno en el interior de los mismos. Pero Allen no es Bergman. Me gusta la influencia que ejerció sobre él y que se percibe en tantas películas, pero me aploma cuando trata que sea casi la única referencia sobre la pantalla. Tanto resentimiento, tanto personaje extremo incapaz de sonreír, tanta crisis matrimonial setentera, tanta crónica de familia perturbada... Y el caso es que la película es buena, bien rodada, con genial dirección de actores, con guion bien trenzado en sus diálogos...pero se me hace excesivamente dramática, donde ni una sóla conversación no aborda la esencialidad de las vidas. De acuerdo que el sentimiento de culpabilidad es tan de Allen, pero tampoco hace falta que los actores se autoflagelen psicológicamente. Tanto es así que en un momento dado uno odia a la familia retratada por completo para, al terminar de verla, olvidarla sin más y pensar en volver a ver Manhattan.

Un punto y aparte es el sentido arquitectónico de la puesta en escena. Limpio y calculado, perfecto y quizás nunca más logrado por el director como en este film. Con ello me quedo.
REXMUNDI
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10 de junio de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay personas que deberían (deberíamos) sentirnos afortunadas por vivir lo que les toca disfrutar. Sin embargo, dedican (dedicamos) buena parte de sus (nuestros) esfuerzos a sufrir, a torturarse (torturarnos). El ser humano tiene por costumbre inventar problemas, cacarearlos, hacerlos universales y cuidarlos con mucho cariño para que duren mucho. Si hablamos de las clases acomodadas, podríamos decir que eso es lo que más le gusta hacer. Parece mentira que con la que está cayendo, desde que el mundo es mundo, dediquemos un solo segundo a semejante cosa. Pero es así. Algo natural, algo que todo el mundo da como bueno.
Woody Allen es el director de cine que mejor retrata a esos individuos de clase acomodada que teniendo todo añoran todo, que convierten su vida en un valle de lágrimas sin saber por qué; a esos sujetos que viven de su propia compasión, que hacen del lamento, por sí mismos, una forma de vida. Woody Allen es el director de cine que mejor ha sabido detectar los problemas de una clase social estúpida hasta límites insólitos. Comodidad y estupidez parecen caminar siempre juntos formando una correlación perfecta.
Me gusta Woody Allen porque es cine. Me gusta Woody Allen porque lo que cuenta es la vida de todos. Me gusta Woody Allen porque enseña las miserias, los desastres personales y las desdichas de una sociedad que nada en la abundancia (de todo) y no es capaz de inventar la felicidad. Ni siquiera de fingirla. Me gusta Woody Allen porque nos deja con su cine las pruebas necesarias para que, de una vez por todas, seamos conscientes de que nuestro intento de alcanzar límites personales es directamente proporcional a lo poco que nos gustamos.
Disfruté con las comedias desenfadadas y sin pretensiones del viejo Allen. Me maravillaron sus comedias más maduras. Pero, también, me encantaron sus dramas. Especialmente, Interiores. Aún no entiendo el porqué esta película no fue recibida, en su momento, como lo que es, como una formidable obra.
El paralelismo que muestra Allen entre los interiores personales y los de los hogares en los que se vive es indicativo de lo que intenta el director con esta cinta. Todos tenemos decorado nuestro propio yo y, tarde o temprano, eso tan íntimo se deja ver en algún lugar, en algún momento; se ve modificado para siempre o se vacía sin remedio.
La película es deudora del cine de Bergman (esto se ha dicho por activa y por pasiva, así que no seguiré con ello), pero, no obstante, el sello de Allen es indiscutible y está presente de principio a fin.
El uso de unos diálogos excelentes que marcan a sus personajes, aportando rasgos inconfundibles a cada uno de ellos, ya es suficiente prueba de que es así. Les garantizo que si prestan atención a esos diálogos y no miran a la pantalla, podrían saber quien habla en cada momento dada la coherencia casi insólita de los discursos. La inteligencia de Allen no desaparece a pesar de los homenajes. Ni en dramas ni en comedias.
Interiores es una película que habla del fracaso. Concretamente del fracaso de lo artificial, de todo eso que intentamos ser para alejarnos de nosotros mismos (por gustamos poco o nada).
Una familia acomodada. Una mujer (la madre) que intenta dibujar un mundo ajeno a la vulgaridad que termina vacío; entre otras cosas, porque su marido es vulgar, dos de sus hijas los son del mismo modo y la tercera (la que parece más triunfadora) se mueve en territorios normaluchos puesto que le rodea esa vulgaridad sin que pueda respirar. Eso de lo que trata de escapar (la madre) es el propio mundo aunque lo haya intentado cubrir con pan de oro. En una de las escenas vemos como esa mujer (Geraldine Page) habla con su marido de un dibujo de Matisse. El hombre alcanza a decir que le parece muy interesante. Sólo. Se han separado y ella desea que él regrese a casa. Él no entiende de arte, ha encontrado a otra mujer (Maureen Stapleton) que disfruta tanto como puede del sol, del dinero y de lo bueno que encuentra en el mundo. Él es ajeno al universo que le propone su esposa. Y la mujer, sin apenas ser consciente, reclama muebles para su interior. Corrientes, sin valor artístico, esos que tanto le repugnan. No quiere asumir que la vida es vulgar aunque conserva la esperanza de poder barnizar todo aquello que le permite sobrevivir. Como toda la clase acomodada del mundo, vamos.
Joey, la hermana pequeña, (Mary Beth Hurt) está perdida, no sabe dónde quiere llegar. Tan sólo es capaz de envidiar a Renata (Diane Keaton) que, aparentemente, se abre camino en el mundo de la escritura. En realidad, está anclada a lo mustio del fracaso. Su madre fracasa, el padre se desliza hacia el mundo de la mediocridad, su marido se siente fracasado, sus hermanas también (Flyn (Kristin Griffith), otra de las hermanas, no pasa de ser una actriz secundaria que trabaja en series de segunda categoría y obras muy alejadas de la genialidad). Ninguno quiere asumir una realidad común.
(sigue en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
lavidadelreves
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11 de enero de 2009
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una de esas películas que cambiaron el rumbo del trabajo posterior de Woody Allen. Sin embargo es pretenciosa, un drama que me dejó bastante aburrido. Esta no es la película que vería un domino por la tarde, mejor echarse la siesta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
elfuturoyaeshistoria
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