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Sonrisas de una noche de verano

Comedia. Romance El abogado Fredrik Egerman (Gunnar Björnstrand) es un hombre maduro que vive una relación platónica con Anne (Ulla Jacobsson), su joven y virginal esposa. Henrik, hijo de un matrimonio anterior, persigue a Petra (Harriet Andersson), la doncella de la familia. Una actriz llamada Desiree (Eva Dahlbeck), antigua amante de Fredrik, está en la ciudad y él la visita, pero ahora ella tiene un nuevo amante, el Conde Malcom, casado con ... [+]
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Críticas 29
Críticas ordenadas por utilidad
29 de mayo de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Declara el maestro sueco que a los críticos no hay que hacerlos ni caso. "Poco divertida, pretenciosa, floja y larga", fue la crítica que le hizo los propios estudios donde filmaba Bergman a esta comedia. El propio director afirmó que efectivamente todo era cierto. La mandaron a Cannes sin que Bergman lo supiera. Dicen que el cine sueco mandaba películas a Cannes para que los productores se hicieran un viajecito de relax. Una mañana leyendo la prensa Bergman descubrió que había ganado el premio al mejor humor poético, lo que supuso su distribución internacional, sobre todo en el resto de Europa, donde a la postre la película pasó sin pena ni gloria.

Así pues se dio la paradoja de que el maestro del cine existencialista experto en diseccionar con pericia de forense las relaciones de pareja (no en vano se había leído los 45 tomos de la obra completa de Strindberg a los 16 años, y eso marca) salió del cascarón sueco a la luz universal con un género para el que siempre reconoció que no estaba dotado. Volviendo al inicio: a los críticos, ni caso. Incluido el propio Bergman.

Este delicioso tratado sobre el amor se inspira en Shakespeare pero también en Marivaux. Nos recuerda a las puesta en escena de Olphus, a las comedias aristocráticas de Lubitsch y por supuesto a "La regla del juego" de Renoir. Sin duda Bergman tenía todo ello en la cabeza cuando en medio de un periodo de retiro en los Alpes, a sus 36 años y con mucho teatro y cine ya estrenado amén de líos amorosos, decidió que o se suicidaba o escribía "algo ligero".  Afortunadamente hizo lo segundo y nos dejó esta perla aparentemente frívola y banal donde el amor sigue siendo un campo de batalla perenne en toda su obra y donde el fino humor (sueco eso sí) apenas oculta el desencanto, el hecho de que amar, desear y sufrir son consustanciales. El amor como la vida tiene sus fases por las que inevitablemente hay que pasar aquellos que tengan la dicha de probarlo. Bergman las estratifica, las mezcla y al final las ordena. Cada mochuelo a su olivo. Final "feliz" que no prodigará en el futuro de sus obras.

El elenco es de lujo, (impagable Naima Wifstrand a sus 65 años) al igual que la puesta en escena, los diálogos  y la fotografía. Lo siento Sr. Bergman, donde quiera que esté, su "peliculilla" es una gozada. Palabra de Woody Allen.

cineziete.wordpress.com
ELZIETE
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20 de octubre de 2005
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acostumbrados a las complejas, psico-filosóficas o freudianas películas de Ingmar Bergman, lo primero que llama la atención de ésta es su aproximación al género de la comedia, amena y entretenida, con una chispeante y enrevesada trama donde cuatro hombres y cuatro mujeres (incluídos dos sirvientes) juguetean y coquetean desordenamente, hasta que al final encaja cada uno con su pareja más afin. Con tan simple planteamiento cualquier otro director habría realizado, a lo más, una historia entretenida. Pero Bergman es un genio, y se las arregla para consumar otra obra maestra, con diálogos mordaces e inteligentes (que hubiera suscrito el mismo Oscar Wilde); cuenta, además, con el añadido de una espléndida fotografía, por supuesto, en blanco y negro.
ANTOINE
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7 de diciembre de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda estamos ante un Bergman poco frecuente pero a su vez estamos ante el Bergman conocedor del género humano y de sus virtudes y sobre todo de sus debilidades, un Bergman entre dos caminos.
Sonrisas de una noche de verano es una película bella, sobre todo bonita, una película al más puro estilo clásico, Bergman nos demuestra con esta película que domina a la perfección el género y es capaz de contar sus historias sobre el ser humano, pues en eso consisten sus historias principalmente.

Un Bergman un tanto extraño ya que se siente en la película ese toque un tanto cómico, la comedia no era algo característico de él y menos cuando se trata del amor y de las debilidades de la carne.
Bergman parece Shakespeare, lleva sus problemas de amor, entre lo real y teatral a un entorno bello, unos paisajes campestres poco característicos de su cine posterior, un cine que será agobiante y tenebroso.
Sonrisas de una noche de verano es una película sobre todo bonita, una preciosa y deliciosa fotografía además de unas agradables historias, diferentes personajes bien analizados que presentan de una manera u otra los diferentes lados del mundo del amor y sexo dentro del ser humano.

No podía faltar la infidelidad, el puro amor, el sentimiento de culpabilidad impuesto por la religión, el amor joven, el amor maduro, el amor descuidado...cientos de amor y cientos de historias concentradas en estos personajes.

Más tarde este tipo de historias y su esencia serán iguales en su cine posterior pero simplemente cambiará su estética, sus valores serán los mismos pero el lenguajes utilizado parecerá ser el de otro director.
A pesar de su preciosa fotografía y su enmarcado clásico, Bergman tiene momentos que ya anuncian su cine posterior, ciertos planos largos de rostros que hablan en un monólogo largo, anuncian ya su cine posterior.

Una preciosa película, en la mayoría de los cosas casi perfecta y en otras es una encantadora historia.
manuel
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14 de agosto de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sonrisas de una noche de verano (1955) de Ingmar Bergman es una comedia romántica sobre líos amorosos de principios del siglo XX. Dirigida con un ritmo apacible y con un estilo cómico de historias cruzadas e idilios amorosos que dista, y mucho, del género más habitual del director, es una obra divertida por los juegos pasionales entre los protagonistas, siendo una película que no profundiza en las personalidades del intérprete como suele hacer el cineasta sueco, sino que más bien nada en lo superficial. Realizada de modo ingenioso tiene un resultado perspicaz que cumple notablemente dentro de un cine que no fue su fuerte.
La fotografía en blanco y negro es alusiva en detalles y tiene imágenes hermosas que hacen buen uso de los claroscuros completando un trabajo visualmente atractivo. La música es clásica y tiene sonidos agradables en sus melodías que dan una sensación alegre al film, cumpliendo en el acompañamiento de la trama. Los planos y movimientos de cámara consuman un magnífico trabajo técnico a través del uso de los detalles, travellings, avanti, retroceso y primeros planos.
Las actuaciones son genuinas. Como principales Gunnar Björnstrand está seductor en un estupendo papel, siendo también muy apropiadas las interpretaciones de Ulla Jacobsson, Harriet Andersson, Margit Carlqvist y Bibi Andersson entre muchos otros. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones distinguidos y bien cuidados en detalles, señalando junto con unos oportunos decorados la alta clase social a la que pertenecen los protagonistas.
El guion, escrito por el director, es ocurrente en amores y tiene un argumento agradable por los embrollos de pareja y constantes infidelidades en un buen trabajo repleto de un fino humor muy acertado, que es totalmente distinto al resto de la filmografía del singular director sueco. Esto es llevado a cabo con una narrativa clásica y lírica que cumple de manera impoluta con un sugestivo trabajo lleno de cordialidad e insidias ocultas, que gusta escuchar y ameniza su visionado.
Para finalizar, la considero una obra magnífica y alejada de su género más habitual, que está repleta de humor y líos amorosos que nada en el exterior de los personajes en lugar de penetrar en ellos como suele hacer Bergman con el resto de sus películas. Recomendable por su dirección, guion, interpretaciones, fotografía, música, movimientos de cámara, vestuarios y narrativa que convierten a Sonrisas de una noche de verano, en una comedia bien trabajada por un director cuyo reconocimiento cinematográfico es más bien de un género totalmente distinto.
Elcinederamon
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7 de agosto de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El buen cine puede ser o no atemporal. El gran cine siempre lo es. Y es en esta obra, cuya frescura sigue vigente en pleno siglo XXI, donde queda demostrado. Bergman realiza una comedia dramática de enredos en la que todo queda perfectamente definido, estudiado... en la que todo es comprensible apenas sin esfuerzo (la narrativa de Bergman nunca defrauda). Con mensaje filosófico incluido, Bergman nos hace reflexionar acerca de las relaciones humanas y, sobre todo, respecto al egoísmo, del cual esta película vertebra una disertación.
gpiqueras
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