Al otro lado

Mentiría si no dijera que esperaba más de Fatih Akin después de aquel hiriente y magnífico puñetazo que supuso "Gegen die Wand". Hay en "Auf der Anderen Seite" tal vez un exceso de planificación, un tejido demasiado cerrado, lejano de aquella desgarradora e imprevisible historia de su anterior película. Aquí hay un juego capitulado en 3 ocasiones con letreros tan evidentes como "Muerte de x, muerte de y (no daremos nombres) y el último de ellos con el nombre de la película". Es una película, una vez más a caballo entre Alemania y Turquía, más abierta en cuanto a personajes diversos pero más carente a lo mejor de naturalidad. Levantan la función momentos notables como el inmenso placer de contemplar el influjo de Hanna Schygulla, el finalmente quebradizo círculo argumental, la magia de unos entornos cargados de emocionalidad... Pero no me acaban de encajar esta suerte de "Vidas cruzadas" tan aferradas a unas intenciones tan evidentes, aunque haya poder en sus imágenes no comparto o no me llega del todo el film porque tengo la sensación de estar leyendo un guión que está calculado tan al milimetro que pierde frescura, algo que, para mi gusto, tiene que fluir para que un drama tan potente como éste llegue al fondo emocional del espectador. Ese reflejo del azar, de la casualidad, del encuentro o el no encuentro sin duda tuvo y tiene un maestro y ese es Eric Rohmer, no siempre funciona aunque seguiremos confiando en Akin. Por cierto ¿quién vino antes, el cartel de "Die falscher" o éste de "Auf der anderen seite"?.

Se trata de la historia de un padre y un hijo turcos en Alemania; de una prostituta turca que decide convivir con el padre de este hijo, profesor en una Universidad alemana; de una hija de la prostituta que crece sola en Turquía, y de una madre y una hija alemanas, la última de las cuales entabla una relación homosexual con la hija de la prostituta turca. La prostituta, Yeter, muere en circunstancias trágicas, pero su hija no lo sabe, y va a Alemania a buscarla (y ahí es donde conoce a Charlotte, la chica alemana), mientras que el hijo de Ali, el padre turco que vive en Alemania, decide volver a Turquía a buscar a la hija de la prostituta a la que el padre ha matado accidentalmente.

Una vez más Fatih juega con el camino de Alemania a Turquía para presentarnos una muy cuidada película a la que yo tacharía de poética.

"Al otro lado". Pues la vida siempre tiene dos caras que muchas veces se funden en una.
Pero, vayamos por partes:

Al otro lado, es una película compleja muy bien estructurada. Si es verdad, que pueden haber momentos donde el espectador no sabe si es un "antes" o un "después". Un "ir" o un "porvenir", pero que resuelve perfectamente al instante. Una película con muchos cabos, pero sin hilos sueltos.

Un guión transparente que nos acerca un poco más a la realidad de Fatih, nos ayuda a conocerle y nos plantea preguntas acerca de Turquía, Alemania, la U.E y sobretodo de la vida. De la infinidad de historias que hay en el mundo que se entrelazan y comparten realidades.

Una fotografía y una banda sonora que te transportan dentro de la película y te hace sentir en ella.

Los personajes son muy reales, lejos de típicos y tópicos que te presentan su realidad, te acercan a su visión del mundo:
a sus costumbres, inquietudes y vicios.

Una película conmovedora fruto de casualidades como la vida misma. Las imágenes hablan por si solas y el espectador sólo tiene que dejarse llevar entrando en el mundo de cada personaje.

Le doy un 9, pues la debo de volver a ver. Bravo.

Película extremadamente interesante y original en que seis personajes se alternan el protagonismo de un modo magnífico.
Los personajes están tan bien definidos e interpretados que unas pocas escenas de cada uno bastan para comprenderlo.
A saber en qué estaría pensando la Academia cuando la dejó de lado en las nominaciones a película extranjera. Por suerte Alemania sí fue justa con ella en sus premios, si bien olvidó algún reconocimiento al escepcional reparto.
Excelente drama.

Película de corte intimista, de pequeñas historias de vida que tienen como escenario o telón de fondo la convulsa sociedad turca.
A pesar de ser una historia de pocos personajes (cuatro mujeres y dos hombres) y de tener un entramado relativamente sencillo, la película aborda temas complejos tales como la integración de Turquía en la Unión Europea, la defensa de los derechos humanos o la violencia (ya sea machista o como caldo de cultivo de la pobreza). A un nivel más interno, explora unas complicadas relaciones paterno-filiales, en este caso, madre-hija e hijo-padre.

La película es de una gran belleza plástica. En el apartado técnico, el film es notable. Una clara y limpia fotografía, acompañada por una prodigiosa dirección artística, escueta pero llamativa, hacen que los encuadres parezcan en ocasiones, lienzos, en los cuales los actores siempre saben qué espacio deben ocupar. La cámara siempre está bien situada.

La mirada de Faith Akin es relativamente neutral, intentando mostrar la realidad de una sociedad y unos personajes que se encuentra a medio camino entre Oriente y Occidente. Son personas sin suerte, con una existencia a la que le falta algo. Un pensionista viudo, una prostituta que no ve a su hija (una excelente Nursel Köse), un profesor que apenas tiene relación con su padre –único familiar-, una estudiante alemana que lo deja todo por amor o su incomprensiva madre.

Los hechos, mostrados con gran verismo, son bastante crudos y descarnados, impactantes pero sin el menor adorno. Un ejemplo: en un alarde de simplificación narrativa, nos muestra desde una toma lejana, un féretro transportado en la pista de un aeropuerto (según Akin, es una película sobre la muerte).
Sabe captar la esencia de historias muy personales y mostrarlas con cierta objetividad, pero la fuerza de las mismas acaba por hacer partícipe al espectador, de modo que terminan hablando por sí mismas.

Aconsejable para el que el que quiera aproximarse a una mirada sobre la sociedad turca contemporánea y, sobre todo, para quien guste de pequeñas historias humanas de gran interés.