Adiós

El motor del thriller con su ruido espeluznante, ensordece el resto. Todo es demasiado extraño: los diálogos siempre creíbles apoyan un argumento enloquecido.

La mayoría de las escenas se entregan a comportamientos violentos, los cuales agotan muy pronto el interés del espectador, al no ofrecer mucho más.

Buenas interpretaciones de la mayoría de actores, no bastan para salvarla... Porque de verdad... no se salva.

¡¡Que poco apetecible!! Cuanta dificultad para que la historia interese. Tan distante y envarada que no he logrado meterme en ella... Es como un juego que nunca disfrutas porque los personajes no los sientes.

Hace tiempo descubrí que en el cine nos atrae aquello que sentimos cerca, sea cual sea la razón y causa. Y lamentablemente, ADIOS, es la palabra que me rondaba la cabeza cuando salí del cine. No pensaba hacer crítica, pero es necesario que la industria emplee mas recursos en trabajar sus guiones, la dirección de actores, así como un buen casting, para que los resultados sean otros.

El ritmo trepidante con un elenco que está a la altura de lo esperado con una banda sonora donde emociona en cada momento.
Paco Cabezas dirige este thriller con maestría.
Si bien parece confuso el entramado a medida que va adentrándose en la profundidad de las 3000 se va disipando.
Te hace que no pestañes con la gran interpretación de sus dos actores principales.

Drama, thriller, historia de amor y flamenco, estos son los mimbres con los que Paco Cabezas, ha tejido Adiós su última película.

La acción se desarrolla en la barriada sevillana de Las tres mil viviendas, donde Juan, un preso en tercer grado por tráfico de drogas, sale de prisión para celebrar la comunión de su hija, junto a su mujer Triana.

Pero lo que parecía un día feliz, se torna en desgracia, cuando al volver a casa, el coche en el que viajaba la familia es embestido y como consecuencia la hija de Juan muere en el accidente. Ese incidente, desatará una guerra entre los distintos clanes y la policia.

Mario Casas y Natalia de Molina forman la pareja protagonista, con un reparto que lo completan Ruth Díaz, Carlos Bardem, Vicente Romero y Mona Martínez.

La película está estructurada en tres partes, como si de las diferentes estrofas de una soleá se tratase.

Adiós, es un quejío flamenco, una tragedia lorquiana, en la que se mezclan las escenas de acción, con interpretaciones desgarradores de los actores principales ante la muerte de su niña.

Paco Cabezas, consigue mezclar lo mejor de casa, la visceralidad de nuestros actores, con lo aprendido en Estados Unidos sobre el cine de acción.

Reconozco que Mario Casas, aunque es un actor que me encanta, en pocas ocasiones se ha lucido como lo hace en esta película, demostrando además una química brutal con la coprotagonista Natalia de Molina, que borda su papel a lo largo de todo el film. Todo ello contribuye a que el resultado final tenga una gran fuerza emotiva, de modo que el espectador puede sentir la rabia, la ira, el dolor y el asfixiante tormento que genera la pérdida de una hija.

Sin embargo, creo que Paco Cabezas ha cometido un error que, aunque para mi gusto no convierte la película en mediocre ni mala, hace que sobretodo en la última parte incluso resulte un poco agobiante, incluso algo aburrida, pues se centra en la sed de venganza de los padres (sobretodo de Juan, Mario Casas) contra los que sospecha que han sido culpables de la muerte de su pequeña, haciendo para ello un uso (a mi modo de ver) exagerado de la violencia en cada una de sus escenas. No era necesaria tanta sangre para transmitir lo que la película creo que desea transmitir, que es la necesidad de unos padres de hacer justícia por la muerte de su hija.