E.T. el extraterrestre

Notable película dirigida magistralmente por el famoso Steven Spielberg.

Se nos narra la vida de un niño (Elliot) que casualmente encuentra a un extraterrestre en el jardín de su casa. Comparten experiencias, emociones y se divierten juntos mostrando a E.T. como son los objetos y la tierra.

Es un bonito film sobre la amistad y sobre la infancia que no sólo es para niños, si no también para mayores; E.T. es el ser que todos llevamos dentro.

No cabe duda que esta fue la carta de presentación más importante en la vida de Steven Spielberg, una película increiblemente encantadora donde el pequeño extraterrestre de apariencia monstruosa pero con inocencia infantil atrapa el corazón de quienes lo observan.

Eterno clásico del cine infantil.

Después de su fantástica Encuentros en la Tercera Fase, Spielberg nos regala una emotiva historia a cerca de la amistad entre un extraterrestre y un niño humano, que sobrepasó todas las expectativas habidas y por haber. Fue un éxito rotundo entonces y durante muchos años más (con contínuas reposiciones en los cines durante años y todo un acontecimiento el día de su estreno en la pequeña pantalla) y convirtió a Spielberg en el Rey Midas de Hollywood. La banda sonora es de quitarse el sombrero y el compás de tambores en la escena final de la película sigue poniendo los pelos de punta. Para el recuerdo nos quedarán las pequeñas frases que tiene E.T. (mi casa, teléfono) y la deliciosa Drew Barrymore cuando entra en la habitación y empiza a chillar cuando le vé (y el también). Spielberg, sin duda, eres un genio.

Vuelvo a ver E.T muchos años después. Y ya no soy un niño. Y ahora me doy cuenta de todas las cursiladas, de los esfuerzos artificiosos de Spielberg por hacernos llorar, de la innecesariedad de tanto dramatismo, del cutre pastelón familiar que no viene a cuento y de muchos otros defectos.

Pero oye, que me da igual todo esto. Que me sigue pareciendo un peliculón, que me lo paso de miedo viéndola, que el bicho extraterrestre mola un montanazo y que aunque el tal Elliott sea un memo repelente, me da mucha envidia porque yo quiero también encontrarme un amigo alienígena en mi jardín y llevármele de paseo en bici. De hecho, mola saber que cualquier día en tu jardín puedes encontrarte un bicho del espacio y hacerte coleguita suyo. Y eso no lo sabríamos si no fuese por esta película tan defectuosa. Gracias Spielberg!

En cuanto me propuse a ver “ET” sabía que algo malo me iba a pasar. Si he intentado verla varias veces y siempre me quedo sin concluirla por aburrimiento, es porque me resulta aburrida… Así pues, me aburrí cosa fina desde que los policías entraron a tocar los cataplines a la familia del niño que tiene al extraterrestre. ¿Qué me pasó de malo? Que me aburrí y me entraron ganas de emular al bueno de Ernest Hemingway y su revólver… Por fortuna, para mi madre (ya que le hubiera dejado el salón lleno de sangre), no me dio por volarme la tapa de los sesos al ver este film, cuya parte final es un castigo para cualquier persona cuyas pelis de ciencia ficción les resulten algo ajenas. Pero no era por su temática. Era porque aburre su final. Será que le tengo asquete a la policía por aquello de que no sirven para mucho más que para chupar dinero del estado… No sé…

Quitando la parte inicial y los juegos de los niños con el feo bicho no hay nada salvable. Creo que en según que épocas de la historia del cine algunos directores (como Spielberg), eran vistos y celebrados por dinámica, porque esta cosa es una película tirando a mala…