La invitación

LA INVITACION empieza bien, y se va diluyendo, hasta volverse predecible antes del desenlace final. La reflexión que se hace alrededor del dolor por las ausencias de los seres queridos es el pretexto que su director utiliza para encadenarnos a una trama conspirativa sin mayor imaginación. El dolor se supera con la muerte: extraña hipótesis de gente demente, embaucadores sin oficio, que terminan reduciendo las capacidades humanas a nivel del cerebro de un mosquito. Pues sí, la humanidad promedio, no parece ser lo suficientemente inteligente para saber distinguir los matices de una existencia misteriosa pero alentadora en sus posibilidades. Que ésta película de “suspenso” haya sido la ganadora del Festival de Sitges no habla bien de las perdedoras.

A fuego lento te cocina.
La encontré y sin demasiadas expectativas me sorprendió gratamente. Creo que, en tiempos en donde las películas incómodas y efectivas escasean, es obligación verla.
Marravillosamente te envuelve de a poco hasta que te atrapa completamente y no te deja respirar, ni soltar aire por muchos instantes. Así como para que una buena carne sea tierna, tiene que cocinarse despacio. Lo mismo con esta película.
Al que quiera pasar un buen rato, debe mirarla.

Torpe y lenta, la propuesta sobre un grupo variopinto que se reúne permitiendo al espectador ir desentrañando el argumento, falla desde el inicio. Con aspecto independiente, como todas las películas y series que son independientes, y música equívoca con acordes arrítmicos, la propuesta que se nos ofrece hace aguas desde el inicio.
Los personajes están trazados de manera muy superficial, incluyendo el protagonista. Además, los guiones son totalmente ridiculos, si un ápice de veracidad. No hay ninguna intriga porque desde el principio se intuye el horrible final.
Es una película pretenciosa pero que se queda en nada. No merece la pena.

Las sospechas y la intriga van germinando en el protagonista mientras arrastran al público dentro de una incertidumbre que por suerte no decepciona una vez resuelta. La inquietante atmósfera llega a poner de los nervios, al igual que ciertas actitudes de algunos de los invitados, lo cual acentúa aún más la sensación de desasosiego. El mérito de esto recae sobretodo en una sobrecogedora realización que le saca todo el partido a una única localización y en un reparto que ofrece unas realistas actuaciones. En definitiva logra algo harto difícil, trasladar una buena idea de un modo más que acertado.

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Creando una atmósfera opresiva y en tensión el director juega con la duda constante, los detalles nos emplazan a fluctuar en la adscripción a un pensamiento claro, a una explicación coherente y que no nos descoloque las referencias sutiles y veladas a una posible explicación. La música, los tipos de planos, todos nos conducen a admirar, guardar e interpretar la realidad recreada, a esperar el momento crucial, y lo consigue, y no por esperado nos deja de golpear. Hasta en la negación de las circunstancias el guión está bien engarzado. Un thriller compacto, bien cerrado e inquietante, con temática creíble y actuaciones nada desmedidas.