Senderos de gloria

Que se puede decir de Stanley Kubrick, solo una palabra MAESTRO.
Esta vez no me quiero basar en la magnífica dirección de Stanley Kubrick, cualquier cosa que diga seria redundar, esta vez quiero hablar del estupendo guion de esta película y algunas de sus frases y reflexiones personales a cerca de estas
General Paul:
-Soy responsable de la vida de 8000 hombres, cuánto vale mi ambición y reputación al lado de eso.
-Daria todo por mis hombres
- Coronel Dax sus hombres murieron bien hoy.
Un solo soldado me importa más que toda la decoración de Francia
Que personaje, cada vez que escuchas algo salido de la boca del general Paul, no sabes si reír irónicamente o llorar de rabia por lo descarado e hipócrita de sus palabras.
La frase del padre al consolar a los 3 sentenciados
- La muerte nos llega a todos: ¡vaya consuelo! es cierto que la muerte nos llega a todos pero el problema radica en cómo nos llega y si la vida nos es arrebatada injustamente de nuestras manos.
Las 3 mejores frases de la película que desde mi punto de vista la describen.
-seré muchas cosas señor pero no soy su hijo
-El patriotismo es el último refugio del canalla
-si no sabe lo que hizo mal lo compadezco
La última escena delos soldados en el bar y la cantante alemana ¿acaso un poco de sátira para lo que fue la segunda guerra mundial? para que los soldados aliados y los alemanes lo analicen, cual fue el verdadero enemigo, y los intereses de quien realmente estaban defendiendo.

"La patrulla infernal" (título latinoamericano) tiene la particularidad de ser un drama judicial diferente al tiempo que es un cine bélico diferente. En definitiva es puro Kubrick, un director caracterizado siempre por traspasar las líneas de lo estipulado por el género.

Capaz de mostrar tanto en tan poco tiempo. En menos de una hora y media plantea un conflicto moral de gran profundidad, donde un grupo de soldados será condenado por no haber cumplido lo que significaba una misión suicida. Tres se sacrificarán por el resto y Douglas tendrá la responsabilidad de defenderlos ante un jurado que parece haber tomado su decisión desde antes de empezado el juicio. Pero esto no le alcanza a Kubrick para mostrar el lado más oscuro de la milicia y sobre el final de la cinta coloca otro acto de total inmoralidad en manos del Jefe de jefes, además de cerrar al final el círculo dando a entender que todo el infierno volverá a comenzar.

Esta es una película que demuestra que hubo tiempos -y me temo que todavía los hay- en los que ser cobarde era un crimen, si es que al hecho de tenerle miedo a la muerte se le puede llamar cobardía. En estas épocas ser sensato y emprender la retirada era un pecado, y al maestro no le hace falta mostrar escenas bélicas para retratar este infierno que supone la guerra.

Ese mismo año Lean filmó "El puente sobre el río Kwai" y se llevó todos los Oscars. Con todo respeto creo que Lean no le roza los talones a Kubrick, las más de 2 horas que dura la obra inglesa no alcanzan para lograr lo que Kubrick en 80 minutos. La dirección del maestro neoyorkino es sensacional, la alineación de las cabezas de los soldados en cada plano, la puesta en escena -sobre todo en esa sala donde se desarrolla el juicio, con esos decorados tan cuidados-, todo compone una armonía visual que sólo Kubrick sabía crear.

Douglas está en uno de sus mejores roles, soberbio. Carey es el que me parece inverosímil, bastante sobreactuado. Y MacReady es un villano para el recuerdo.

No sé porque pero cuando escuché a la mujer de Kubrick cantar a mí también se me erizó la piel, que cojonuda escena, inexplicable sensación, un final melancólico y la sospecha de un nuevo y cruel comienzo. "Sargento, démosle a estos hombres unos minutos más".

Lo mejor: la dirección de uno de los maestros del séptimo arte -para mí, su primera gran película-.
Lo peor: la Academia se olvidó de tenerla en cuenta. La interpretación exagerada de Carey.

Una película bélica no tiene porqué estar llena de piernas cercenadas, cabezas rodando por la arena, cuerpos acribillados o explosiones que destrozan personas. Es muy posible que eso esté muy cercano a la realidad. No lo discuto. Pero no se trata de contar las cosas rozando el documental. El cine es mucho más que eso. Puede que cause un efecto demoledor en el espectador, que lo espectacular supere cualquier expectativa abierta, que nos estemos acostumbrando a esas cosas que se han convertido en una carrera ( a ver quién consigue los mejores efectos especiales, a ver quién consigue mayor realismo, a ver quién suma más bajas en menos minutos), pero el cine es otra cosa. Una cámara en movimiento, con el encuadre perfecto, sin una sola gota de sangre, puede mostrar mucho mejor lo que es un campo de batalla que cien kilos de dinamita y seis millones de extremidades repartidas por el escenario.
Stanley Kubrick es un genio. Eso por un lado. Senderos de Gloria es una obra de arte. Eso por otro. Es, posiblemente, la película de género bélico mejor rodada de todos los tiempos. El uso que hace el director de la cámara es, sencillamente magistral. La escena en la que el coronel Dax (Kirk Douglas) camina por las trincheras antes de lanzarse al ataque con su regimiento mientras las explosiones atemorizan a los soldados o la del consejo de guerra que se produce poco después de la batalla, son de una limpieza abrumadora. La tensión que el espectador va a sentir durante el fusilamiento del cabo Philip Pares (Ralph Meeker) y los soldados Maurice Ferol (Timothy Carey) y Pierre Arnaud (Joe Turkel) es desquiciante. La escena final en la que la soldadesca se divierte en una taberna es una de las más enternecedoras que recuerdo. Beben, gritan y ríen hasta que aparece una muchacha alemana que es obligada a cantar entre lágrimas (Christiane Harlan). No parecen dispuestos a escuchar, pero, poco a poco, van quedando en silencio y se unen en el canto. Ven el sufrimiento de la guerra en ella, en sí mismos. Dax que escucha desde fuera recibe la orden de volver al frente, pero le dice al sargento que les deje un rato más allí. Quiere que disfruten de su propia humanidad, la que perderán al entrar en combate poco después. La humanidad y la vida, puesto que la guerra es carnicera y arrasadora. La lírica de la guerra sin grandes aspavientos, a través de planos cortos y medios que nos muestran un desastre total en cada persona. Dicen que Kubrick era capaz de repetir una toma hasta la saciedad, hasta que le parecía perfecta. Una bendición para el cine.
Sin embargo, la secuencia más terrorífica de todas me parece otra diferente a estas que menciono. Los generales franceses, Mireau (George McReady) y Broulard (Adolphe Menjou), almuerzan en los salones de su cuartel general. Es casi obsceno el contraste entre las trincheras y el lujo que envuelve la escena. Dax aparece por allí porque ha sido convocado por Broulard. Le reciben con una frase lapidaria. Qué bien han muerto sus soldados. Se refieren a los ejecutados, a los soldados condenados a muerte por ser cobardes después de un consejo de guerra patético que no da una sola oportunidad a los acusados. Qué bien han muerto sus soldados. La distancia entre los hombres de las trincheras y el mando es infinita. Y lo peor de todo es que entre medias no hay nada. Ni alguien que ponga un punto de cordura, ni un plan que evite desastres, ni nada de nada. Aterrador.
Las película está basada en la novela de Humphrey Cobb, Paths of glory, escrita en 1935. Y el guión adaptado es espléndido. Huye de lo literario y se convierte en un excelente modo de evolución para todos los personajes. Antibelicismo y una pequeña luz de esperanza gracias a esa escena final en la que comprobamos que los hombres, finalmente, son lo que son. Seres humanos.
No exagero (creo) si digo que todo aficionado al cine ha de ver esta película para serlo del todo. No exagero.
inventodeldemonio.es/blog

No olvidaré jamás la primera vez que vi esta película. Años 80, haciendo zapping en la tele de casa de mis padres, sobre la 1 de la madrugada, y de repente, suena la marsellesa, una película en blanco y negro, de la primera guerra mundial y sale Kirk Douglas¡¡¡¡ Es un poco tarde, pero me pondré a verla, pensé.

A partir de aquí, no se describir con palabras lo que sentí aquella noche, creo que aquella noche amé el cine por primera vez. Supongo que todos habrán pasado por esta emoción con alguna película y en alguna ocasión. A mi me pasó con ésta. Y eso que me dejó aturdido. Es una película que golpea conciencias. Estuve dos semanas hecho polvo, maldiciendo la naturaleza humana, pensando continuamente en esos hombres cuya suerte vino marcada por la estupidez humana y ese final tan cruel como inolvidable. Y cada vez que la veo pienso que va a pasar algo distinto.

A partir de esta película, y dado el impacto que me ocasionó, investigué sobre ella, conocí al maestro kubrick (hoy he visto todas sus películas, incluso las primeras menos conocidas antes de ·"el beso del asesino"), se que la alemanita de la escena final fue su mujer, spielberg en alguna ocasión dijo que lo que es el cine se puede explicar viendo la escena final, también se que el final previsto en el guión era más convencional y finalmente se cambió, la enemistad de Douglas y Kubrick, ya después de Espartaco.

En fin, es una película que jamás olvidaré y que marcó mi juventud, aquella juventud que nunca más habrá de volver. Gracias a todos los que la hicieron posible.

Epítome del Cine bélico, Con un blanco y negro desgarrador y con unos personajes infinitos, que nunca dejaran de estar en nuestro corazón, bien sea para bien, o para mal.
Prohibida en España y en Francia, supone un amplio examen de la conducta humana, de la honradez y de la infamia, de la grandeza moral y de la miseria de los poderosos.
Kubrick y Douglas dieron con el toque perfecto que cualquier artista busca en su carrera. Insuperable desde todos los ángulos, narrativo, musical, fotográfico e interpretativo, puede considerarse una de las diez mejores películas de la historia del Cine.