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Mandy

Drama El matrimonio Garland (Terence Morgan y Phyllis Calvert) vive feliz con su hija Mandy (Mandy Miller) hasta que un día se dan cuenta de que la niña es sordomuda. Deciden, para protegerla, instalarse en casa de los abuelos, para que no sufra del contacto con otros niños en la escuela. Cuando la niña cumple seis años su madre decide llevarla a una escuela especializada, lo que provoca un conflicto con su esposo y sus suegros. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
12 de enero de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras dos comedias, Alexander MacKendrick cambia de registro con este drama; donde trata temas con la discapacidad, la aceptación, la superación, los celos, envidias profesionales, el peligro de los rumores, y el amor de una madre por su hija. En manos de un director menos capacitado, podría haber quedado una obra sentimentaloide repleta de clichés y personajes planos; pero MacKendrick ha superado satisfactoriamente la prueba, narrando la historia con firmeza consigue hacer partícipe al mundo del drama de Many (y de su familia) sin caer en sentimentalismos. Los personajes no son meros clichés andantes, como sucede en otras producciones con temas similares, sino que cada personaje tiene sus propios intereses y puntos de vista. Un ejemplo es el personaje del padre, que aunque tenga una opinión diferente a su esposa, sólo quiere hacer lo mejor para su hija; evitando el típico discurso moralista de “buenos y malos”.

Todas las actuaciones cumplen perfectamente su cometido, lo que demuestra la habilidad de MacKendrick en la dirección de actores, especialmente en niños. Porque, la actuación que destaca por encima de todas es la de la joven Mandy Miller (que ya trabajó para MacKendick en “El hombre del traje blanco”) completamente desgarradora, que consigue que vivamos la historia de esa pobre niña sordomuda; sufriendo sus frustraciones y alegrándonos por sus triunfos. También ayuda a ello las escenas subjetivas desde el punto de vista de la niña; que aunque apenas sean un par en la película, han sido elegidas con acierto y realizadas de una manera impecable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Time Bandit
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20 de septiembre de 2022
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Una película muy emotiva y muy bien hecha. Ya que se ve con los ojos de Mandy lo que es ser sorda, lo que puede o no captar y lo difícil que es la comunicación. Por eso comento que, el siguiente paso es ver "El milagro de Ana Sullivan", ya que esa niña además de sorda, era ciega. Y eso algo muy difícil de trabajar.

En los años 50, por lo que se ve en la película, estaban en pañales con la enseñanza con personas sordas, aunque bueno, bastante avanzado gracias al profesorado que sale en la película (que no sé si en la realidad pasa así o realmente es como decía el padre: colegio "cuchitril", por decirlo de alguna forma).

Muy intensa y los primeros planos con zoom hace que se intensifique el momento, como también los cambios de plano tan rápidos, hace que el efecto de presión aumente.
edugrn
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30 de octubre de 2022
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342/19(18/10/22) Didáctico y reflexivo drama británico dirigido por dirigida por Alexander Mackendrick, especialista en comedias de la Ealing, prueba de ello sus dos exitosas cintas pretéritas “Whisky Galore!” y “The Man in the White Suit”, y la posterior obra maestra “Ladykillers”. Curiosamente participó en un crudo drama en 1943, fue director de la segunda unidad para el clásico del realizador italiano Roberto Rossellini, “Roma, ciudad abierta”. Este que me ocupa es un relato que aborda la problemática que supone tener un bebe (el titular) sordomudo, sobre todo en los años 50. El guión de Nigel Balchin y Jack Whittingham, adaptando la novela “The Day Is Ours” de Hilda Lewis, protagonizada por Phyllis Calvert, Jack Hawkins y Terence Morgan, cuenta con la primera aparición cinematográfica de Jane Asher.

La deficiencia física de la niña es el McGuffing para hablarnos de como un matrimonio es afectado por un accidente de la naturaleza que les toca en mala suerte deriva en los diferentes modos de afrontarlo agrieta y socaba un aparente paraíso de amor, también se habla de las pedagogías, del amor materno-filial, del poder de los rumores insidiosos, de la vocación educativa, de las dudas sobre afrontar educadores a niños problemáticos, y sobre todo se loa el espíritu de superación. Y ello sin caer e lo almibarado-sentimentaloide. Tangencialmente se tocan los malos tratos domésticos, aunque aquí desde un prisma envejecido, donde la madre llega a justificar que le den un guantazo.

Film con momentos muy emotivos, que llegan a emocionarte, ello gracias a una visión la mayor parte del tiempo desde la niña, con tramos incisivos en que desde lo subjetivo de ella sentimos el ensordecedor silencio frente a gente que le habla, sentimos su inquietud, su temor, su zozobra. Esto gracias a la notable cinematografía de Douglas Slocombe, con muy expresivos primeros planos, con zooms incisivos, con primera persona, con fuerte contraste de grises, con algunos juegos expresionistas en la utilización tenebrosa de sombras, con planos generales muy alegóricos (ejemplo son las tomas de la niña en el patio de los abuelos, cual prisión, incluso con una reja al exterior, viéndose un corte donde vemos un descampado con niños jugando, cual si eso reflejará la libertad a alcanzar por Mandy). Todo en un crescendo dramático en los tiras y afloja, con picos emocionales, hasta desembocar en un final muy satisfactorio.

Lo más flojo es la tensión sexual latente no resuelta entre la madre de la niña y su pedagogo, me resulta impostado, forzado. No me encaja con el tono y el núcleo que requiere la historia. Como tampoco me es estridente el tramo de los abogados con los que consulta el padre de la niña, fuera de lugar me queda, desvía la atención de lo importante. Con el añadido de la rivalidad del pedagogo con su superior el Sr. Ackland (correcto Edward Chapman), algo incrustado con fórceps con claro sentido que haya algo de tensión dramática añadida, me chirría. Tiene más éxito en la confrontación de cómo afrontar la sordomudez de la niña, dos fuertes caracteres buscando lo mejor para la hija, con visiones distintas, la del padre más conservadora y la de la madre Christine más valiente, claramente el guion se posiciona de parte de ella, coloca al padre como egoísta y reaccionario, queriendo encerrar a la hijita con vergüenza entre las paredes de una casa, para no tener problemas lo mejor es no afrontarlos es la táctica, mientras la madre quiere que su niña pueda tener una vida lo más normal posible, que socialice con los demás. Para ello nos encontramos con este colegio (filmada principalmente en los edificios victorianos de la Real Escuela Residencial para sordos en Manchester) para los que tengan la patología de la sordomudez y como los estimulan para se abran y puedan relacionarse con los demás con naturalidad, el adalid en este sentido es el pedagogo Dick Searle (Jack Hawkins), tipo con un gran sentido de su vocación. En el tramo del colegio especial, vemos los problemas de adaptación de la niña, de las dificultades de tener esta tara que te aísla del mundo, y como cada niño puede tener sus propia solución, con lo que vamos asistiendo a los pequeños avances, pero avances que tiene Mandy, siendo toda una epopeya escucharla soplar sobre el plástico de un globo hinchado y como sale de su interior sonido de la ‘b’. Incluso asistimos a los problemas que los profesores de estas instituciones pueden tener en sus dudas con su trabajo, ello a través de una trabajadora encarnada por una buena Dorothy Alison.

Phyllis Calvert crea a una madre muy sentida, desprende la pasión y cariño abnegado de una madre-coraje, impregnando a su rol de matices, amor, frustración, ilusión, desesperación, esperanza. Aunque me sobra su tensión romántica con Dick, un artificio que es un tiro en el pie del guion; Terence Morgan como el padre resulta un rol muy rígido y plano, muy posesivo y machista, claramente influenciado por la flemática madre, le falta dimensión que le saque de su severidad; Jack Hawkins aporta su fuerte carisma y marcado carácter, con adustez, dejando traslucir sus debilidades humanas, muy bueno; Marjorie Fielding está muy bien como la abuela posesiva y metomentodo que manipula a su hijo; Godfrey Tearle encarna al padre de Harry, lo vemos la mayor parte del tiempo ensimismado jugando contra sí mismo al ajedrez, parece alejado de todo, ataráxico, seguro resignado por su agria esposa, pero tenido gran importancia en el tramo final donde se nota no muy de acuerdo con su mujer, teniendo una muy humana reacción;… (sigo en spoiler)
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TOM REGAN
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