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Sufragistas

Drama El movimiento sufragista nació en Inglaterra en vísperas de la Primera Guerra Mundial. La mayoría de las sufragistas no procedían de las clases altas, sino que eran obreras que veían impotentes cómo sus pacíficas protestas no servían para nada. Entonces se radicalizaron y, en su incansable lucha por conseguir la igualdad, se arriesgaron a perderlo todo: su trabajo, su casa, sus hijos y su vida. La protagonista es Maud (Carey Mulligan), ... [+]
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Críticas 77
Críticas ordenadas por utilidad
22 de noviembre de 2015
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se puede negar que Sarah Gavron hace de "Sufragistas" una propuesta histórica que quiere explicar el origen del movimiento sufragista en Inglaterra a finales del XIX, principios de XX, pero lo hace escogiendo como protagonista a una simple trabajadora que no tuvo un papel real en ningún suceso porque es un personaje creado para esta película. Así que la visión que tenemos de la lucha por los derechos de la mujer llegan de la mano de una joven de clase baja -cuando el sufragistpo hunde sus raíces en la clase alta o medio alta- que defiende la acción más que el deseo de una lucha pacífica.
Una buena película pero insuficiente para entender el movimiento sufragista.
Welzen
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21 de enero de 2016
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de su dureza, que la tiene, quizás está algo descontextualizada históricamente y, algunos de sus pasajes tocados con algo de frivolidad. Todo gira alrededor de la excelente interpretación de Carey Mulligan acompañada por una Helena Bonham Carter que, sin todo su trasfondo gótico ofrece dudas y una Meryl Streep en un papel brevísimo e intrascendente.

Uno se queda demasiado indiferente ante una trama que, con la temática sobre la que trata, debería tocar mas.
xandrerl
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4 de septiembre de 2016
25 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Londres, 1912, momento en el que el movimiento feminista se radicaliza en demanda del voto para la mujer.
Como película británica y de época tiene una factura muy correcta y lo cierto es que desde el punto de vista humano consigue tocarte, sobre todo Maud Watts (Carey Mulligan), con un personaje que despierta ternura instintiva. Ahora bien como ensayo histórico es impreciso y sesgado. Por ejemplo, las mujeres no podían votar pero hay que recordar que los que estaban en contra de este derecho no eran "hombres machistas" a granel sino señores y señoras de diferentes sensibilidades. En el fondo a la opinión pública le importaba muy poco el sufragismo porque, no digamos ellos, pero también ellas tenían otras prioridades más acuciantes: llegar a fin de mes, educación, sanidad o evitar que tu hombre te moliera a palos. Y las privilegiadas, clases altas y medias, pues ni siquiera esto les preocupaba pues vivían de un modo que era la envidia de casi todos y todas.

En general la izquierda, incluida la marxista o socialista, estaba en contra del sufragio femenino bajo el argumento de que dada su educación conservadora otorgarían el voto a la "reacción". Este argumento aún lo vivimos en España en 1931 y explica por qué en Francia el sufragio de la mujer no llegó hasta 1944, es decir, se retrasaba en el tiempo tanto más el régimen liberal se sintiera más inseguro. Por otro lado, la derecha no es que flipara con los derechos de la mujer pero tampoco estaba cerrada, ni mucho menos. De hecho la propia E. Pankhurst (Meryl Streep) acabó de diputada en el Partido Conservador, o incluso el Papa abogó por el sufragio femenino en 1919. En resumen y para contextualizar, los que se negaron a conceder el voto a la mujer en Inglaterra no fueron varones, sino varones del partido liberal, incluido su sector más radical con Lloyd George, ante la pasividad del Partido Laborista, bastante hostil a cualquier clase de reivindicación femenina.

Esto nos lleva a otro punto: el movimiento sufragista era esencialmente de clases medias pero no de obreras. Aquí hay una manipulación interesada de Sarah Gavron para mezclar la condición de la mujer, que era variable según las circunstancias, con la del trabajador/a, que sí era generalmente pésima, como si fueran dos problemas idénticos cuando no lo son. Porque de hecho había mujeres ricas, burguesas como pobres operarias y como es lógico no todas ellas por compartir la misma condición femenina defendían las mismas posturas. En países como Francia, Alemania o Italia el feminismo liberal se oponía radicalmente a cualquier petición de raíz social y en el Reino Unido se logró mantener esta unidad, más o menos, precisamente porque las demandas eran exclusivamente políticas. Traduciendo, a la mayoría de feministas les importaba un comino, si es que no estaban a favor, que a otras mujeres las explotaran de la peor manera posible en las fábricas o donde fuera.

Pero tampoco existía una única voz a favor de las mujeres, la WSPU, sino que también estaba, por ejemplo, la NUWSS de Millicent Fawcett que se oponía a las tácticas terroristas de las primeras. Y no es verdad que no les quedó más remedio que recurrir a la violencia porque las ignoraban. De hecho, sin su intervención ya se dieron avances vitales: en el ámbito local en 1912 las mujeres podían votar, ser alcaldesas y concejales, sin mencionar la ley de divorcio de 1857, la de control de sus ingresos y patrimonio de 1878 o su acceso a las universidades. Al final, la situación femenina era más ambigua: junto a variadas prohibiciones contaban con diversos privilegios, como por ejemplo, que no tuvieron que ir ni a la primera ni a la segunda guerra mundial, os recuerdo. En el fondo la inferioridad y dependencia femenina era más teórica que real y de hecho podía ser una fuente de ventajas a las que las mujeres se las ha obligado a renunciar en defensa de esa igualdad total de raíz liberal.
Reaccionario
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22 de diciembre de 2015
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás una de las mejores películas del año, porque te deja con ganas de más en menos de dos horas llenas de sentimiento. La historia que nos cuenta Sarah Gravon nos da una sensación extraña en el cuerpo, pensamos: ¿es esto real? ¿hemos pasado esto realmente en la historia? No hay derecho. La película te hace sentir algún que otro escalofrío mientras se proyecta. Las actrices son realmente maravillosas, al igual que el guión, escapando de lo que podría haber sido una película plagada de clichés. Si hay algo malo en la película son los constantes primeros planos, que quizás intente meternos más en la piel de la protagonista pero que, a mi parecer, no lo consigue del todo.

La historia que encarna Carey Mulligan, Maud, es una lucha contra lo establecido y lo que debería ser ‘normal’. Nos da a entender que las cosas pueden y deben cambiar a mejor, nos da ese deseo de rebeldía que llevamos dentro, genial ese mensaje aplicable a otras facetas de la vida. Basado en hechos reales, la acción se desarrolla en el siglo XX y se consigue una gran recreación de escenarios y de gentes, de su mentalidad y su personalidad bastante fiel. Los personajes están bien elaborados, aunque se eche en falta en algún momento la presencia de Meryl Streep para llevar a la culminación total de la obra. Helena Bonham Carter tiene quizás el mejor papel de la película, el de la enfermera que ayuda a que Maud se atreva a entrar en el mundo por la que es sometida, el mundo del pensamiento machista que se da en todas las condiciones de su vida y por la que es esclava, y que está dispuesta a darlo todo por sus derechos. En cuanto al papel de los hombres, son crueles y sin escrúpulos, harían falta más como el marido de Edith New, también hoy día.

En la forma del filmar no estoy del todo de acuerdo, debido a los movimientos en primer plano que hace la cámara en determinados momentos y que puede llegar a cansar al espectador. Todo lo demás está genial, visualmente impecable, una película que se propone contarnos una historia verdadera y de superación: ‘de como hay que pasar al mundo de la guerra, que es el único que entienden los hombres.’

https://contarhasta10.wordpress.com/
Tomas Campos
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2 de diciembre de 2015
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así como el año anterior se presentó la película sobre lucha de derechos civiles “Selma”, este es el año de “Sufragistas”, filme que se ubica en los albores de la I Guerra Mundial para representar la lucha por el derecho al voto de las mujeres. Sin duda, tanto su tema como la época en la que se encuentra, avivan las expectativas de cara a una situación obscura de la humanidad.
Mientras las sufragistas apenas se organizaban y se hacían ver, Maud Watts (Mulligan) observa de reojo los bruscos movimientos de estas mujeres sin tomar partido dentro de la situación, por miedo al ambiente pesado que se genera en contra de ellas. Sin embargo, pequeños giros comienzan a cambiar su parecer al punto de involucrarse de lleno por la causa.
Lo que más llama la atención es el tratamiento que recibe la historia a lo largo de sus diferentes transiciones, donde busca huir de clichés y sentimentalismo barato en todo momento. Esto se logra dar por un tono documentalista y por mostrar su personaje principal más humana y desligada del clímax. Cabe destacar la evolución de dicha protagonista, donde se evalúan diferentes estados de ánimo de acuerdo a los sucesos que agobian su evolución.
Aunque posee buen ritmo y una ambientación fidedigna, hay que hablar sobre algunos desaciertos, como el manejo de la cámara. El movimiento ayuda a mantenerse sobria ante escenas “lacrimógenas”, pero en otras simplemente entorpece la acción. Asimismo, se siente un sobre cargo publicitario al nombre de Meryl Streep cuyo personaje no es de peso como las demás mujeres.
No obstante, desde su organización, el filme cuenta con respaldo femenino incluyendo a su directora Sarah Gavron y su guionista Abi Morgan. Además de contar con un reparto femenino de gran calidad, encabezado por una inmejorable Carey Mulligan, sin restarle valor a las actuaciones masculinas.
Una película que vale la pena recomendar.

Calificación: 8 (Muy buena - Recomendable)
Mr Baggins
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