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Una chica vuelve a casa sola de noche

Terror. Romance. Thriller En la ciudad iraní de Bad City puede pasar cualquier cosa. En medio de un abanico de personajes marginales, un vampiro vaga en busca de sangre. Al western vampírico se le suma un romance teñido de sangre. A Girl Walks Home Alone at Night combina géneros y estilos: invoca el western, la fascinación propia de Lynch, el terror y las novelas gráficas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 49
Críticas ordenadas por utilidad
25 de julio de 2015
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vampiros iraníes en blanco y negro que visten el chador musulmán y montan en skate. Parece el patrón de un film de serie z repleto de efectos digitales de aficionado y cutre maquillaje del tipo de aquellos en los que ni siquiera el iluminador se toma en serio su trabajo. Nada más lejos de la realidad sin embargo.

Y es que "A Girl Walks Home Alone" podría calificarse como auténtico cine de autor. El film que nos presenta Ana Lily Amirpour cuenta con sólidas interpretaciones y está arropada por una magnífica fotografía en B&N y gran banda sonora que ayudan a desplegar una creativa trama de historias cruzadas basadas en la frustración vital que aflige a varios personajes de la pequeña ciudad iraní de Bad City.

Elementos que en conjunto logran crear un ambiente hipnótico y cautivador imbiuido en ocasiones de un cierto surrealismo, que confiere al film incluso un aire cómico en determinadas escenas.

Una curiosísima y más que grata sorpresa sin duda, que ajustándose más al drama intimista que al terror al uso (apenas vemos una pincelada de violencia explicita o gore en todo su metraje) temo pocas personas serán capaces de apreciar y menos aun de disfrutar.
Deathmaster
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12 de junio de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estimulante cinta de Ana Lily Amirpour, que combina diversos géneros de forma subyugante, inteligente, visualmente muy atractiva y con un poder hipnótico evidente.
El ritmo es tranquilo, que no lento, y la preciosa fotografía en blanco y negro de Lyly Vincent, otorga una belleza plástica que eleva la de por sí muy interesante premisa.
El desarrollo es ameno, con diversas, no muchas, situaciones, donde varios personajes, todo/as con graves problemas personales, intentan sobrevivir en una ciudad donde la tristeza, la soledad y la angustia campan por sus respetos.
Pocos pero acertados diálogos, una impecable puesta en escena y un guión a prueba de balas, consiguen que el film interese desde el principio hasta su buen final.
Una estimable película, que merece la pena ver, eso sí, con tranquilidad, sin prisas, degustando poco a poco todos los atractivos elementos que dan forma a un excelente trabajo, quizás no del gusto de la gran mayoría, pero sí de quienes buscan algo diferente, que les deje una honda huella en el recuerdo. Esta película, indiferente, seguro que no deja a nadie.

http://filmsencajatonta.blogspot.com.es
Constancio
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7 de septiembre de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ana Lily Amirpour, de origen iraní, lleva su primer largo a su país de origen inventándose una ciudad que podrían ser todas o ninguna.

Domina la cámara y los géneros, a veces videoclip, a veces nouvelle vague e incluso western más allá de la modernidad, siempre acompañada por el genio de Jarmusch escondido en algún lado entre el blanco y negro. La ambientación es maravillosa. Los sonidos dando paso a la música, en ese hogar en mitad de ninguna parte, imprescindibles.

Cerca de la joven realizadora, un grupo de actores esplendidos colaboran en la hazaña. Sheila Vand, terrorífica, magnética junto a Arash Marandi tan atractivo como profundo. El resto, esenciales para el conjunto, hacen de cebo perfecto para la sangre. La escena con el niño, entre lo mejor del año.

Y todos esos seres pasean por Bad City, amenazan, hipnotizan. El crepúsculo donde los perdedores pueden ganar y los buenos sobrevivir. Se esconden allí, esperando a la luna. Hasta que una noche se encuentran disfrazados y sus mundos se ponen del revés. Es el momento de no pasear solos, mirarse, escuchar canciones, abrazarse y, tal vez, escapar lejos de los truenos y del humo.

Admirable, narcótica, estupenda.
Guillermo Rico
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2 de septiembre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"A Girl Walks Home Alone at Night" comenzó como un corto en el año 2011. Hoy la directora iraní-americana Ana Lili Amirpour y junto a varios productores, entre ellos Elijah Wood, completan la historia de manera muy acertada. Una mujer vampiro anda suelta en "Bad City", que por cierto el nombre me parece rebuscado. Ella vendría a ser una vigilante de las personas con problemas de drogadicción, y en esto me recuerda a "El Cuervo" cuando agarra del brazo a la mujer y le saca la heroína de los brazos. En sus idas y vueltas conoce a Arash, quien vendría a ser su antagonista y ahí comienza el rollo romántico.

Su cinematografía en blanco y negro es impecable, su ambientación es genial, haciendo referencia a películas de los años 80s: la música y el decorado. Las actuaciones están bastante a la altura, el papel de vampiro a Sheila Vand (Argo) le sienta muy bien. Sin embargo se destacan algunos rellenos, como uno que otro personaje demasiado secundario o lentitud en escenas sin necesidad.

Es una película para recomendar y no solo para los amantes del cine vampírico. A partir de ahora creo que se debería seguir más de cerca a la directora ya que promete. Su próxima película "The Bad Batch" que se estrena en 2016 viene con un reparto de interesantes actores (Keanu Reeves, Jim Carrey, etc)

Lo Bueno: La escena del encuentro entre ella y el niño. Sheila Vand en su interpretación de vampiro.

Lo Malo: Lentitud en algunas escenas, algunos personajes secundarios no muy interesantes.
D Van Costis
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23 de septiembre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
149/04(05/09/15) Pretenciosa debut en un largo de la inglesa de origen iraní Ana Lily Amirpour, tras realizar varios cortos nos obsequia con un film que te atrapa en su inicio por su sugestiva puesta en escena, todo un alarde de belleza estética de marcada tendencia indie, te engancha por su exótico y disfuncional hilo argumental, una vampira taciturna en chador, que se mueve con skate por una imaginaria urbe iraní, en medio de una ciudad deshumanizada, que termina en un romance con una especie de pseuo-James Dean, pero conforme avanza el metraje te das cuenta de que la realizadora y guionista se le agotaron las ideas, y es que el film está basado en un cortometraje homónimo de ella de 2011, no lo he visto, pero este largo se hace demasiado largo para sus escasos 80 minutos de duración, se nota estirado en mucho, intentando rellenar la falta de chicha con mucha postal y encuadre, adornado por continuos silencios. Es una mezcolanza de géneros bizarros, como el terror (aunque sin casquería estando por medio un vampiro, apenas se ve sangre), el romance, la comedia negra, el cuasi-western, todo ello en una ambientación de claras reminiscencias a la nouvelle-vague francesa, con muchos puntos en común con “Al final de la escapada” (1960) de Jean-Luc Godard, donde incluso la protagonista lleva un jersey horizontales blancas y negras como Jean Seberg en la referida cinta, manejando los sonidos, los diálogos escuetos, las elipsis, muy a esta corriente de cine gala. Asimismo recuerda al film de Jim Jarmusch "Sólo los amantes sobreviven” ( 2013 ), por su fotografía de marcado blanco y negro, y por el uso emocional de la música.

El escenario es la ficticia ciudad iraní de Bad City, nos movemos por las zonas marginales de la urbe. Allí reside Arash (Arash Marandi), un joven que vive con su problemático padre, Hossein (Marshall Manesh), drogadicto y ludópata, con una gran deuda con un mafiosillo, Saeed (Dominic Rains), esto provoca que el coche que Arash acaba de apañar se lo quede el gangster. En este amargo contexto aparece una misteriosa chica (Sheila Vand), que se mueve por la noche únicamente, lo hace en monopatín, que comenzará una turbadora relación con Arash. También tienen importancia en la historia una solitaria prostituta (Mozhan Marnó), y un niño (Milad Eghbali).

Es un film no apto a todos los paladares, cinta muy autoreflexiva, inundada de letárgicos silencios, que te deja la impresión de estar ante una cineasta con excelente creación de climas, pero a la que le falta impregnar de solidez y ritmo a la obra, quedando un producto con precioso envoltorio pero falto de sustancia. Descrita por su directora como “el primer spaghetti western de vampiros iraní”, aunque de iraní solo tiene el idioma farsi, de hecho aunque se nos hace ver que estamos en Irán, nada nos hace ver el esperado choque de culturas entre el conservadurismo islámico y el estilo occidental en el que se mueven los personajes, autos, vestimenta del protagonista, supuesta decadencia de la prostitución, las drogas y el juego asociadas a nuestro mundo, esto no se contrarresta con la vida musulmana, que si no fuera por el chador de la protagonista no parecería mínimamente estábamos en un universo musulmán, de hecho el universo que se crea tiene más de onírico cercano al surrealismo, influenciada por una miscelánea de estilos ya mencionados, a los que se suma el de la novela gráfica, remarcado esto nítidamente por el hecho de que la realizadora desarrolló en paralelo al film un comic, asimismo esta aura comicquera por que la protagonista en su figura tiene efluvios a la Marjane de la película de animación francesa “Persépolis” (2007), que tiene su acción en Irán. Sentimientos encontrados tengo donde se funden el carácter fascinador de su atmósfera con que la sensación de estar hueco de contenido la propuesta, y más al sentirla que más allá de su cautivador arranque no hay mucho más que ofrecerte.


Una simpática oferta, con cierto grado de encanto, que nos habla sobre todo de la soledad, de la incomunicación, de la frustración vital, utilizando el entramado visual como marco que deja en meros bosquejos la plúmbea trama. Trama que tiende su nudo central en la turbadora relación entre el joven rebelde Arash y la misteriosa mujer vampiro, potenciada a través de silencios punzantes, pero le falta para tocarnos la fibra, se siente un tanto artificiosa. Posee algunos elementos cómicos que la hacen más digerible, como que en vez de ver volar a la vampira, la vemos moverse en skate, o en la fiesta a la que acude la pareja protagonista, Arash está disfrazado de Drácula.

Como bien he dicho, la puesta en escena es su gran aliciente, con un notable diseño de producción de Sergio de la Vega, rodando en la ciudad de Taft (California), llevándonos a lugar deprimente, calles vacías, carreteras desiertas, excavadoras abandonadas, bombas extractoras de petróleo, paisaje desolador en consonancias con personajes aislados en sí, y estos elementos realzados por la hipnótica fotografía de Lyle Vincent en glorioso b/n, con reflejos sepia, casi siempre de noche, jugando con las sombras, con las siluetas a modo cuasi-onírico, los claroscuros, los contraluces, en contraposición con puntuales focos de luz, maximizando la profundidad de campo, con una cámara que experimenta con tomas muy cuidadas, anguladas, picados, con percepciones borrosas, esto encaminado a reseñar el estado de ánimo de los personajes, acentuando el tono de misterio, con resonancias lírico-visuales. Se banda sonora resulta estimulante con reminiscencias al Morricone de los spagueti-western, en un extraño coctel con música árabe junto rock en inglés, temas que suenan de modo diegético, oyéndose a través de casetes y vinilos, esto contribuye al clima poético de la acción. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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