En la ciudad blanca

Nos encontramos ante un film diferente, es casi un documental grabado con la camara super 8 del protagonista. Su visionado resulta poético, de una gran belleza visual. Es un viaje hacia el mundo interior de este personaje y al mismo tiempo todo un tributo hacia Lisboa.

La narración se centra desde un enfoque visual, con pocos diálogos, pero los que hay son magníficos, como la conversación mantenida con el mar de fondo entre sus dos protagonistas.

La música acompaña a las imágenes de maneral sensacional. Es todo un placer disfrutar de esta película.

Rara, hermosa, esquiva la pedantería y la solemnidad de la voz en off gracias a la interpretación de Bruno Ganz y de de algunas frases irónicas y prosaicas intercaladas entre la reflexiones del protagonista. Ideal para ver de insomnio, de madrugada.

No todos tendrán la suficiente paciencia, no todos van a encontrar motivos suficientes como para deleitarse. Creo que se trata de una película tan personal y diferente que más de uno tirará la toalla. No siempre funciona lo raro y diferente, a veces ir tan allá es ir demasiado lejos. "En la ciudad blanca" es una de esas películas inclasificables, hechas desde los sentidos, una película en la que el guión es lo de menos y es la búsqueda de fogonazos poéticos su mayor objetivo.

Y Bruno Ganz aparece para acupar la pantalla y no dejar de salir. Y es tan cierto lo que se dice, que la película se mantiene arriba gracias a él que soy capaz de decirlo a mi manera y escribir que sin él esta película sería una mierda. Qué soez, pero qué cierto....

Los monólogos interiores de nuestro protagonista, a veces leyendo cartas que le envía a su mujer cornuda, son contrapuntos de lo más interesantes. Él llega a Lisboa para esperar, para ver qué sucede, para no hacer nada y rendirse al paso del tiempo. Saca una cámara que no registra audio y en las únicas escenas en las que se echa para adelante y se enfrenta a dos rateros la película se me escapa de entre los dedos. La culpa no debe ser de él, será del director creo yo. Qué horror, qué mal presentado ese navajazo, qué refriega callejera tan mal resuelta. La poesía de la película tirada a la basura por ese lamentable incidente...

Pero Bruno Ganz brilla y hace grande a Lisboa, su Lisboa, por si no había quedada clara mi reverencia...